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Recogiendo el dorsal |
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Perfil del paseo por la isla |
Nunca antes
había tenido miedo de participar en una carrera, nunca, siempre he sido
consciente de la posibilidad de abandonar por problemas musculares, digestivos,
por una pájara, por una caída, y aunque nunca me he retirado sé de sobra que es
parte del juego y que me puede pasar en cualquier carrera, hasta en la más
corta y sencilla, pero pese a eso, siempre he tenido claro que llegaría hasta
meta; menos ahora, justo antes de participar en la carrera de montaña más dura
que jamás he hecho: Transgrancanaria, o en cristiano, recorrer toda una isla a
pié por un sendero de 125 kilómetros y casi 8200 metros de desnivel positivo reales,
en cristiano de nuevo, casi cómo subir a la cima del Everest saliendo desde una
playa…y por supuesto, bajadas, muchas bajadas, porque una vez que subes hay que
bajar del Everest, que si te quedas arriba pasas mucho frío.
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Ummm...espero volver a verte |
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Mi hija supervisa que todo lo haga bien |
Cuando me
apunté hace meses, yo me encontraba en un buen momento de forma, pero antes de
salir hacia Gran Canaria no me sentía seguro: había tenido que parar casi un
mes por problemas en un gemelo, las últimas semanas había entrenado muy poco, y
dos semanas antes de la carrera, en el Maratón de Espadán, tuve problemas con
los dichosos calambres que me descolocaron muchísimo e hicieron que me
replanteara muchas cosas…tan inseguro me sentía que le propuse a mi mujer no
viajar a la isla, pero ya teníamos los billetes y tampoco era cosa de tirar el
dinero, por lo que me subí al avión sin tener muy claro si correría, o si me
dedicaría a hacer turismo.
Aterrizando en
Gran Canaria, y acostumbrado a La Palma y a Tenerife, veo que la zona alrededor
del aeropuerto es llana, muy llana. Iluso de mí, llegué a pensar que igual
aquello no era tan abrupto cómo en otras islas, hecho reforzado por la calima
que había ese día y que reducía la visibilidad bastante. Hotel, check in,
cambio de ropa y rumbo a Expomeloneras, a recoger el dorsal porque bueno, cómo
he pagado voy a recoger la bolsa del corredor y si al día siguiente no corro,
al menos tengo “souvenirs” de la carrera. Allí hay mucha gente, hay varias
filas para recoger dorsales (hay varias carreras y varias distancias), y en la que
menos gente hay es en la mía, quizás porque es la más larga y dura….de hecho no
tuve ni que esperar: llegué, lo recogí, rellené una encuesta y hasta luego. Hay
mucho ambiente, mucho seco y mucha seca, veo a Depa entrevistando a una
corredora de élite; pero en ningún momento me sentí parte de aquello, era cómo
si no tuviera que ver conmigo, creo que dentro de mí tenía claro que no iba a
correr…pese a todo, me hacen un par de fotos en el Photocall Grancanariero y
ale, a volar.
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Gastando piernas en las Dunas |
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Esperando el bus |
La carrera
empezaba el viernes a las 11 de la noche, mi idea era dormir todo lo que
pudiera y levantarme tarde…y luego siesta. Para facilitar la labor a Morfeo,
cuando me acuesto me tomo una pastillita de melatonina, y cómo era de esperar,
me duermo enseguida….pero a las 05’25 de la mañana ya estoy despierto, intento
dormirme pero no puedo, y me empiezo a poner muy nervioso…me levanto y me tomo
media pastilla más, aun así sigo cada vez más despierto y sé que si no duermo,
y corro, estoy muerto. Veo las 6 y media en el reloj, y finalmente me consigo
dormir…pero antes de las 8 la cría ya está hablando y diciendo que quiere
desayunar y nos levantamos…justo cuando la pastilla me está haciendo efecto y
yo estoy zombie….pero tengo claro que por mi puta carrera yo no voy a
amargarles el viaje a mi mujer y a mi hija, que yo no soy el protagonista de
nada y que el mundo no gira a mi alrededor, y que si voy a tener huevos para
correr, ahora tengo que tenerlos para aprovechar el tiempo con mi familia y
luego Dios dirá…. desayunamos, nos disfrazamos de turistas, y de paseo a
Maspalomas….faro, playa, las famosas dunas….la verdad es que me encantan, mi
hija y su madre se lo pasan bomba, parece que estamos en pleno Sahara y el
viento nos llena de arena hasta en los sitios más insospechados….yo solo pienso:
“joder, estás desgastando tus piernas subiendo estas dunas”, pero lo dicho: si
hay cojones para correr, hay cojones para estar con tu familia. Para colmo, la
calima ya no está y al fondo veo unas montañas que me imponen muchísimo,
montañas que sé que tendré que recorrer en unas horas. La mañana va pasando y
yo me encuentro mal: nervioso, asustado, irritable, en mi interior hay una
lucha terrible: “¿corro o no corro?, ¿corro o no corro?”; no eran los típicos
nervios de antes de una carrera, era miedo, puro y duro miedo.
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Ambientazo antes de empezar |
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La cosa era sentarse donde fuera... |
Comemos, le
digo a mi mujer que no voy a correr, que paso, que voy a mirar algún sitio
chulo para visitar el sábado y que le den a la carrera….y lo digo en serio
porque estoy convencido de que no podré acabarla, que me retiraré antes o después,
y veo absurdo perder 5, 10 o 15 horas de nuestras vacaciones para acabar
retirándome….ella me dice que corra, que para eso estamos aquí….tan desesperado
estoy que le pido consejo a mi hija de 6 años, y ella coge el móvil de su madre
y me manda un wachap:”Participa en la carrera. Ánimo que sí se puede”,
acompañado de un montón de emoticonos, siendo el último el que guiña el
ojo…..me emociono muchísimo, y cuando mi hija coge un rotulador y empieza a
dibujar en mi mano varios emoticonos para darme ánimos cuando los mire, se me
pone un nudo en la garganta y me pongo a llorar…..a partir de ese momento ya
supe que iba a correr, por lo que acabo de preparar la mochila, media
pastillita más, tapones para los oídos, y a tratar de dormir un par de horas de
siesta….
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Control de chips, yo cagaico... |
El par de
horitas pasaron a ser media hora o cómo mucho tres cuartos de hora, pero es que
es imposible dormirse, no lo consigo. Son las 6 de la tarde y mi mujer tiene la
brillante idea de decirme que me vaya a cenar al restaurante….ya, cenar a las
6, pero a las 8 nos recogía el bus rumbo a la salida, y el restaurante del
hotel ya está abierto para los guiris….me meto un plato de espaguetis a la
boloñesa, un plátano, me disfrazo de corredor y me dispongo a coger el coche
para irnos a Expomeloneras de nuevo…al salir del hotel me cruzo con un grupo de
corredores y corredoras que se alojan allí, ellos no iban a hacer la Trans y
por lo tanto saldrían el sábado, al verme me miran con cara de respeto y
admiración (o quizás fuera pena y compasión, vaya usted a saber) y me dicen
“suerte”. En ese momento, y pese a que yo sigo convencido de que no voy a
correr (no sé, era cómo ese condenado a muerte que espera un indulto en el
último segundo), un escalofrío recorre mi cuerpo y algo me dice “yee tío, que
esto va en serio”. Antes de subirme al coche, por la acera van una pareja de
ancianos, él se baja y con una reverencia me deja pasar….y de nuevo siento lo
mismo, que esto es imparable y que la carrera ya ha empezado.
Llegamos al
lugar donde nos recogerá el bus, hay muchos corredores y corredoras, hay alguna
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¡¡¡Nos vamos!!! |
risa pero el ambiente es tenso,
supongo que todos sabemos a lo que vamos. Aprovecho cada segundo con mi mujer y
mi hija, ella se sienta en una grada que hay junto al arco de meta y contempla
lo que va saliendo en una pantalla gigante que hay: “no me molestes que estoy
viendo una película” me dice riendo, y a la que me descuido ya están los
autobuses ahí y se forma una cola para subir. Me despido de mis chicas con
bastante pena y pesar, noto que ellas están también tristes y que les cuesta
marcharse, en la cola un corredor me empieza a hablar en castellano (aquello
estaba lleno de gente de otros países) e iniciamos una conversación…subo al
bus, me pregunta que si puede sentarse a mi lado, le digo que claro que sí, y
seguimos hablando mientras los autobuses se ponen en marcha…al poco habla de
Valencia…”¿eres de Valencia?” le pregunto…”sí, de Sueca”….”yo de Xirivella”….y
los dos alucinamos por la casualidad. Pero la alucinación se hace aún mayor
cuando descubro que es Fernando Llopis, un corredor que iba a hacer la Trans
cómo un reto solidario en memoria a su hijo….le cuento que leí su historia en
el diario “Marca”, y que en el Face, tras leerla, puse un comentario dirigido a
él diciéndole que nos veríamos aquí….¡¡¡y el destino o la casualidad nos han
sentado juntos!!!....acojonante. Seguimos hablando, y al cabo de más o menos
una hora el autobús se para….señoras y señores, bienvenidos a Agaete, el punto
de partida de esos 125 kilómetros.
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De noche todo es distinto |
Nada más bajar
del autobús (hay muchos, decenas de ellos), y entre la oscuridad, veo que hay
una larguísima fila de corredores que en paralelo y muy juntos, están haciendo
lo mismo: mear. Yo para no ser menos me uno a la fila y suelto algo de líquido descubriendo
que no soy yo el único que está nervioso. Cuando nos íbamos a preguntar que de
donde se salía, vemos en el cielo cañones de luz dando vueltas cómo si
quisieran llamar a Batman, vamos andando y escuchamos música y vemos gente,
mucha gente. Tras ver el lugar donde está el arco de salida, nos sentamos en la
acera para tratar de descansar lo máximo posible ya que aún quedan casi 2 horas
para empezar….estamos en la playa, al lado de un faro, en una calle llena de garitos
y locales de ocio, aquello está lleno de corredores mezclados con gente del
pueblo y familias que pasean con cierta curiosidad mirándonos cómo si fuéramos
animales del zoo. Wachapeo con mi mujer, con mis amigos, y lo único que pienso
es en qué cojones estoy haciendo allí, que yo no quiero correr, pienso en coger
un taxi que me devuelva a la comodidad de mi hotel y el calor de mi
familia…pero a la vez sé que ya no hay marcha atrás. En un momento dado nos
dicen que vayamos pasando por el control de chips, vamos entrando y la gente
aplaude, y mi moral sube un poco. Hay dos “puestos”: menos de 20 horas y más de
20, yo me voy a los de más de 20, de hecho, estoy situado casi al final de
todos, casi soy el coche escoba. Los minutos van pasando, y si en Transvulcania
yo sentía tal emoción que no podía casi ni respirar, aquí estoy frío, ajeno,
ausente, lo único que siento es resignación porque sé que antes o después, la
carrera me vencerá. Y a la que me descuido, llegan las 11 de la noche, acaba la
cuenta atrás y empieza de verdad este viaje….
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Avituallamiento Artenara |
Empezamos
corriendo por el pueblo, por asfalto, hay un ambiente increíble ya que toda la
gente está en la calle, al poco empezamos a subir y nos metemos en un sendero
volcánico donde también hay gente que nos anima pese a que hace bastante viento
y frío (de hecho yo salí con malla larga y la chaqueta puesta). Vamos subiendo,
a ratos llueve un poco, yo alucino con la serpiente multicolor que dibujan los
frontales señalando el camino por el que vamos, cómo somos muchos y vamos muy
juntos voy “robando el wifi” de otros corredores (vamos, que me aprovecho de la
luz de sus frontales y así ahorro batería) y pese a mi miedo y mis pocas ganas,
empiezo a sentirme a gusto porque al fin y al cabo estoy haciendo lo que me
gusta. Voy sólo, de hecho fui sólo durante las 28 horas ya que a Fernando lo
perdí en el control de chips, pero aun así estoy contento porque en este tipo
de carreras necesito soledad.
Yo soy incapaz
de correr 125 kilómetros seguidos, no puedo, mi cerebro se desmoronaría si
tratara de hacer algo así. Pero sí que soy capaz de hacer 12 carreras de 10 u
11 kilómetros seguidas, eso mi cerebro lo entiende. Y es así cómo lo hago…tras
la salida, en mi cabeza solo unos datos: tienes que estar en el avituallamiento
de Tamadaba antes de las 2 de la mañana, hay 9’8 kilómetros…..y ale, a correr…y
cuando llegue, volveré a sacar mi chuleta y diré: “Tirma, a las 4 de la
mañana”, y ale, a Tirma….así sí que puedo funcionar, asimilar 125 kilómetros seguidos
me resulta imposible…
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Saliendo de Tunte, por aquí pasé de noche |
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Avituallamiento Teror |
Voy corriendo
rumbo a Tamadaba, el primer avituallamiento. Pese a que somos muchos, la
serpiente va estirándose porque las cuestas son tremendas….el sendero al
principio es muy limpio, aunque hay momentos en los que ilumino con el frontal
por un lado y veo (más bien lo intuyo) el abismo…una caída aquí y me
retiro…pero igual para siempre. Voy viendo las luces de delante, en ocasiones
me digo que no puede ser, que es imposible que la subida sea tan empinada, pero
lo es, vaya que si lo es….nos alejamos de las luces de la costa y estamos
rodeados de oscuridad, solo se ve esa línea de lucecitas blancas y rojas por
delante y por detrás, una línea larguísima que abarca kilómetros, que se
tuerce, que sube, que baja, y tú sabiendo que tendrás que pasar por cada punto
por el que la línea discurre….hay un momento en que unos ingleses que van
delante de mí se despistan, vuelven a encontrar el camino…pasamos por barrancos
donde cae el agua en forma de cascadas, saltamos sobre las piedras en mitad de
riachuelos, zonas embarradas, tramos con pasamanos, hacemos un destrepe y un
flanqueo desde cierta altura usando una cuerda con nudos que han puesto los de
la organización…¡¡¡cómo mola!!!...y poco a poco llegamos a una pista dentro de
un bosque, y empiezo a escuchar música….sí, acabo de llegar a Tamadaba, el
primer avituallamiento. Como algo, bebo, relleno las botellas y sigo…hace mucho
frío, hay mucha niebla, una ambulancia está atendiendo a alguien (y solo
llevamos 9’9 kilómetros), veo pasar una furgoneta despacito, pienso que dentro
se estará caliente y cómodo, veo que llevo una hora de ventaja al crono y soy
consciente de que en esos casi 10 kilómetros llevamos ya un desnivel positivo
muy cercano a los 1500 metros…
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Los paisajes eran igual de duros que espectaculares |
Tras esto,
programo mi GPS mental al nuevo punto de control y me pongo a correr…la verdad
es que no puedo recordarlo todo, pero sé que aquí empezamos bajando bastante, y
luego de nuevo subimos….paso el siguiente control manteniendo esa hora de
ventaja, algo que me relaja mucho, aunque veo que la cosa no será fácil porque
pese a que no corro rápido, cuando subo voy a buen ritmo y en llano y bajada
troto, es decir, que si me pusiera a andar si estuviera muy cansado no podría
llegar a tiempo en los controles. Tras repetir las “maniobras” propias de los
avituallamientos (comer, beber, rellenar) sigo adelante, no sin antes bromear
con los voluntarios preguntándoles si faltaba mucho…..
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Subiendo al Roque Nublo, al fondo el Teide |
Voy hacia
Artenara, mi mundo se reduce a unas pocas funciones, la principal es sobrevivir,
tan solo tengo que preocuparme de beber cada cierto rato aunque no tenga sed
(he aprendido la lección tras lo de Espadán), tomar cada X horas una cápsula de
electrolitos, y cada X más una de magnesio para que mi equilibrio hídrico
funcione y no tenga calambres. Empiezo a estar cansado, muy cansado, pero no
físicamente, sino mentalmente. Miro el reloj, son las 4 de la mañana y tengo
muchísimo sueño…deambulo un rato cómo un zombie mientras no dejo de subir,
llego a creerme que podría seguir andando mientras duermo, se me pasa por la
cabeza tomarme un gel (sí, en esta carrera pillé unos geles de esos de cafeína
para no dormirme, me tomé dos pero no
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En mi amado Roque Nublo, lo que me costó llegar aquí |
me hicieron nada y encima saben fatal y
se tragan peor, lo que ratifica mi aversión a ellos) pero pienso que antes que
tomarme esa mierda, tenemos que probar con algo más natural: es el momento de
encender el MP3. Empieza sonando Radio Futura, y de repente el sueño se va y
voy tarareando muy bajito el “No tocarte” y luego ya tarareo algo más fuerte,
ese pedazo de canción que habla de una negra flor….luego llega el momento de
los Rage Against the Machine y me vengo arriba…tanto, que subo el ritmo y
empiezo a adelantar gente mientras subo y bajo…para mi placer, me quedo sólo,
no veo a nadie durante un rato, justo lo que más me gusta en estas carreras tan
largas: estar sólo durante la noche. Al cabo de un rato tengo la primera
alucinación de la carrera: vamos por un sendero paralelo a una carretera, y yo
veo a lo lejos un avituallamiento. Es un lugar pequeño y cerrado, veo
perfectamente a la gente moviéndose en el interior a través de las ventanas,
veo que la luz es muy blanca, tipo LED, sé que no toca avituallamiento, pero
pienso que igual es algo montado por “espontáneos” o por gente que no es de la
carrera pero quieren ayudar o algo así…sigo acercándome y veo perfectamente a
la gente, cuando de repente el avituallamiento se convierte en una señal de
tráfico, concretamente en un panel informativo tamaño XXL…al poco rato la
segunda: en mitad del camino hay un insecto gigante, parece un mosquito del
tamaño de un gato o un perro pequeño, afortunadamente resultó ser una piña y
unas ramitas junto a ella, pero juro que yo vi un insecto de peli de serie Z. A
la hora y pico la música empieza a dejar de tener efecto y el sueño vuelve con fuerza, pese a haber vivido momentos memorables cómo cuando sonaba el "Papichulo" de Lorna en mi reproductor, esa fantástica canción del verano que pese a su cutrez, a mí me encanta:"tu quieres ummm, te traigo el ummmmm, te gusta el ummm..."...lo a gustito que iba yo cantando la cancioncita mientras trotaba en mitad de la noche;
pero ahora la energía se va y tengo un gran bajón de moral, y al poco ya estoy entrando en Artenara…de repente
entrar en un pueblo resulta extraño, paso por calles desiertas, miro las casas
y pienso en lo a gusto que estarán durmiendo y me pregunto qué coño hago yo
ahí, corriendo….hay una cuesta larga hacia abajo por asfalto, luego sube y unas
personas me señalan la dirección por la que seguir….y llego al avituallamiento.
Cojo algo de comer, me pillo un café y me siento en una silla…apoyo la cabeza
en la pared y cierro los ojos, los abro enseguida porque sé que me podría
dormir si me dejara llevar….miro a mi alrededor: un corredor tapado con mantas
de emergencia, una chica joven muy abrigada con un perro dando ánimos a un
corredor que descansa, otro corredor coge su gopro y nos va grabando…¡¡¡menuda
cara debo de tener!!!.....me levanto, bromeo con la gente del avituallamiento
(geniales, impresionante cómo nos trata la gente de Canarias) y salgo de allí
sin muchas ganas.
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Sube-baja del Roque |
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Rumbo Tunte, por aquí pasé de noche y con una densa niebla |
Salimos del
pueblo por unas cuestas de hormigón cortas pero muy empinadas, al rato empieza
a amanecer y yo empiezo a alucinar ante lo que se abre ante mis ojos: montañas
muy verdes rodeadas de nubes, pueblecitos y aldeas al fondo de los valles…vamos
bajando por un sendero bastante limpio y apagamos los frontales…¡¡¡por fin
llegó la luz!!! Está muy nublado, a ratos chispea, pero yo me siento feliz…voy
trotando mientras bajo, paso por casitas en medio de la nada cuyos habitantes
acaban de levantarse y empiezan a hacer sus tareas, parece que en el campo…nos
saludan, nos ven pasar cómo pensando “vaya ganas”, y yo por primera vez desde
que pisé la isla, me planteo que quizás sea posible llegar a meta. Ha pasado la
noche, llevo casi 40 kilómetros y unos 3700 metros de desnivel positivo pero me
siento muy bien, demasiado bien. No quiero hacerme ilusiones, pero de vez en
cuando me imagino cruzando el arco de meta, pienso en el momento, lo
vivo……llego a Fontanales tras una complicada bajada muy técnica y embarrada,
llegando hablo con un corredor canario que me dice que él firmaría por llegar
en 29h 59m y 59s (el límite son 30 horas) y yo le digo que también, aunque para
mí es algo prácticamente inimaginable porque pese a mis pensamientos positivos,
soy consciente de que aún queda demasiado. En el avituallamiento enciendo el móvil,
leo algunos wachaps y contesto a mi mujer y a mis amigos, les digo que sigo
vivo, repito el ritual avituallamentil y programo mi GPS mental: Valleseco,
11’30 horas.
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Impresionante se mire por donde se mire |
Chino chano
paso por el siguiente avituallamiento, no sin antes haberme caído como quinientas
veces por las cuestas llenas de barro pese a los avisos de uno de mis
“acompañantes” (siempre hay un grupito con el que vas en carrera…a ratos vas tú
delante, a ratos detrás…) que en la más empinada me dijo “slippery” y cuando yo
quise decir “thank you” ya estaba rodando entre el barro…pues eso,
avituallamiento, donde llego y me siento a comerme uno de los sándwiches que me
había preparado mi mujer, entonces se me acerca una voluntaria y al verme
sentadito apoyado en una iglesia me dice “¿finish?”, y le respondo “nada de
finish, cargando la batería que ahora que tengo las piernas ya calentitas
tenemos que seguir”…a lo que sigue una carcajada mutua. Una chica muy amable,
me preguntó varias veces si necesitaba algo, un trato excelente…otro voluntario
me pregunta si soy de Brasil, por lo de “Pele” en mi dorsal….le explico la
historia y me despido de ellos dándoles las gracias….en serio, si correr en
montaña ya es fantástico, hacerlo en Canarias es más genial si cabe porque la
gente es amable, atenta y cariñosa cómo en pocos lugares….voy saliendo ya del
pueblo, y a mi lado para un todoterreno conducido por una chica y de
acompañante va un abuelete, me pregunta si soy de los que salieron anoche de
Agaete, les digo que sí, me dicen que a donde voy y les respondo que a Teror…el
abuelete me dice que voy mal, que a Teror se va al revés, le explico que seguro
que tiene razón, pero que yo debo de seguir las marcas que pone la
organización…le cuesta entenderlo, supongo que pensaría que estamos un poco
tontos por dar tanta vuelta…al final nos despedimos y sigo mi camino, y entro
en una zona especialmente bonita, muy verde, un valle muy frondoso con mucha
vegetación y muchas flores, un lugar precioso; me recuerda a Galicia o Asturias
porque las nubes lo envuelven todo. Es igual de bonito que de duro, porque nos
toca un subidón considerable…a mitad cuesta hablo con un lugareño y le digo que
menuda suerte tiene de vivir allí….sigo y poco a poco voy entrando en Teror….la
entrada al pueblo es chulísima, en una casa, en la parte de arriba, hay varias
ventanas llenas de jóvenes animando, y cuando paso por debajo ellos me hacen la
ola desde arriba y yo sigo la ola levantando los bastones….llego al
avituallamiento, ya empieza a hacer calor y me quito ropa para quedarme de
corto, a su vez me pongo las medias de compresión que hacia año y pico que no
usaba, ya que noto algo en el gemelo en el que tuve problemas hace unos meses y
me entra el canguelo. Hablo por teléfono con mi mujer, más wachaps con los
amigos, hago alguna foto porque el pueblo es bonito de verdad, y salgo rumbo a
la primera de las zonas “duras” (tiene gracia que hable de dureza cuando ya
llevaba 4500+ en 56kms) de la carrera: Tejeda.
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Próxima parada: Tunte |
Nada más salir
del pueblo nos meten por unas escaleras larguísimas que van subiendo sin tregua
por la ladera de la montaña, veo a una corredora China que viste realmente cool
con su sombrero chulo y todo, hablo con dos corredores Canarios que me dicen
una cosa que me anima: “si usted aguanta los próximos 20 kilómetros, ya tiene
la carrera hecha”, y yo pues ale, para arriba, adelantando gente. No paramos de
subir, he dejado atrás a Ángel, un corredor Canario con el que voy haciendo la
goma desde hace 20 y tantos kilómetros, un tío más mayor que yo (calculo que 54
o 55 años) que me había contado que el año pasado no acabó esta carrera porque
llegó a Garañón fuera de tiempo, al rato me pilla, y cómo seguimos subiendo y
subiendo y yo no veo Tejeda, ni la Cruz, ni nada de nada, le pregunto a él y a
otros dos corredores Canarios que donde coño están….me lo explican y veo que
aún me queda mucho….llegamos a un avituallamiento en mitad de un collado, y
allí soy testigo de una escena que me impactó mucho: yo estoy zampándome un
croassan de chocolate de los que llevaba en mi mochila, y al poco llega Ángel. Se
tumba en el suelo, se pone en posición fetal, cierra los ojos y se duerme con
una expresión de felicidad total. No sé, ver a un tío de 50 tacos durmiendo en
el suelo cómo un bebé, con su dorsal, con su mochila..me impacta mucho. No sé
si Ángel acabaría, no lo volví a ver, espero que sí, pero los tiempos de paso
iban muy ajustados para nuestro ritmo.
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Cómo en un mundo mágico... |
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Precaución amigo corredor...de estas vi unas cuantas |
Sigo
corriendo, es mediodía y llego a Cruz de Tejeda, donde hay una zona de recreo
llena de turistas…paso justo al lado de una mesa donde hay una pareja con un
nano pequeño, al papi le están sacando un costillar….y yo con el hambre que
tengo y comiendo mierda….estoy a punto de estirar la mano, cogerlo y apretar el
ritmo, pero va, me retengo…otro punto de control donde me leen el dorsal, subo
un pelín y ante mí aparece majestuoso el Roque Nublo. Pego un grito de alegría,
le saludo, le digo que llevo mucho tiempo esperando verlo (sí, en estas
carreras tan largas acabo hablando solo; o con las piedras, o con las ramas de
un árbol, o con mis piernas…), pero a la vez me fijo que está alto, muy alto,
demasiado alto, y veo también que empezamos a bajar mucho…demasiado….y una cosa
sí que sé: hay que pasar justo por la base del Roque, por lo que amigo, vas a
sufrir cómo un cabrón. La zona es alucinante, me recuerda un poco al Cañón del
Colorado, hay otro enorme Roque bastante más bajo que el Nublo y a cierta
distancia, y yo trato de engañar a mi mente diciéndole que quizás vayamos allí,
aunque sé de sobra que no es así….hace mucho calor, el sol cae a plomo, voy
haciendo la goma con un corredor de otro país muy blanco de piel, y con un
italiano de melena ondulada…estoy teniendo un gran bajón anímico, sé que me
queda muchísimo aún y no sé si seré capaz….llego al avituallamiento, estoy muy
cansado, pero sobre todo de cabeza, me siento y como y bebo algo, le pregunto a
una voluntaria por el Roque y me confirma que es el más alto, a mi lado un
corredor dice que se retira, los de la organización están hablando de que en
ese punto hay muchos retirados, que no saben cuanto tardarán los vehículos para
llevárselos, yo hago cuentas y pienso que tengo tres horas para subir al Roque
Nublo y para llegar a Garañón, ese superavituallamiento en lo más alto donde
según dicen todos, si llegas ya lo tienes. Me vengo abajo, pienso en lo que
será intentar subir y no poder, en haber desperdiciado tantas horas y tanto
esfuerzo, pienso en lo cómodo de subirme a una furgoneta y descansar, me
planteo muy seriamente el retirarme y acabar con esto porque estoy pasando el
peor momento de la carrera…van anotando dorsales que se retiran, me preguntan y
les digo que yo sigo, y se ponen a animarme…justo cuando me voy a ir llega
Fernando…nos saludamos, hablamos de lo duro que es esto y le digo que no pierda
mucho tiempo que vamos justos y la subida que nos espera es muy larga y dura…en
esos momentos ya llevaba casi 6000 metros positivos en mis piernas. Me despido
de él y me largo, no sin recibir los gritos de ánimo de los voluntarios.
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Impresionante el recorrido |
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Ayaguares, con lo chulo que está y yo pasé de noche... |
Paso cerca de
algunos bares y la gente de las mesas me aplaude, alguno me mira hasta con
admiración, lo que me da fuerzas. Corremos un tramo por una carretera, una
señora me pregunta que de donde vengo, le digo que salí anoche de Agaete y me
dice algo así cómo que estamos chalaos…subo por una calle y me meto de nuevo en
el monte….me pego a un grupo de Alemanes para no perder el ritmo, es una subida
dura y constante bajo un sol abrasador, trato de no pensar en nada, solo en
subir, voy ganando altura y entro en una zona muy bonita de pinos, me recuerda
a El Pilar en La Palma, ya veo el Roque cerca, queda a mi izquierda, algo más
alto, y a mi derecha veo el otro Roque abajo, el valle, y al fondo el Teide
sobre un mar de nubes…paro, saco mi mierda de móvil y hago algunas fotos….sigo
subiendo, pensaba que ya estaba pero no, quedan unas rampas cortas pero muy
empinadas, arriba un tío grita y me anima, cuando llego a su altura le doy las
gracias; estoy en un collado y la gente baja por el otro extremo, a mi
izquierda hay una subida corta por terreno volcánico con grandes bloques, ese
es el camino del Roque Nublo…mira que tenía ganas de verlo pero pienso “paso de
subir a verlo, tú para abajo”, pero me doy cuenta de que hay que subir sí o sí
porque justo a sus píes un voluntario te lee el dorsal…subo y me quedo
maravillado con lo que veo, es sencillamente impresionante, un pedazo de bloque
altísimo donde hay gente escalando, y donde los turistas se mezclan con los
corredores….por cierto, en este tramo pillé a los últimos de la siguiente
carrera, la de 80 kilómetros, y eso que ellos habían salido 7 horas después que
nosotros. Miro hacia el Teide, alucino, hago unas fotos, un selfie, me leen el
dorsal y de repente por el otro lado entran unas nubes y el calor desaparece de
golpe para dar paso a un viento gélido que me deja tieso de frío, y ese Roque
que hace segundos fotografiaba, ha desaparecido entre la niebla. Al lado del
Roque, un cartel nos dice que quedan 45 kilómetros hasta meta…..yo ya había
visto más o menos donde estaba la meta desde allí arriba (estamos en lo más
alto de la isla, a 1900 metros) y me había acojonado pensando en que aún
quedaba media isla por recorrer hasta llegar allí. No lo he contado, pero
durante la carrera y cada cierto tiempo, te encontrabas con carteles que te
decían cuanto te quedaba hasta meta. Igual no te lo crees, pero cuando vi el
primero: “Meta a 120 kilómetros” pegué un grito de alegría…
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Bajamos y volvemos a subir; el Nublo nos espera |
Tonto de mí,
pensaba que Garañón estaba al lado del Roque, pero me dicen que no, que aún
queda cómo media hora. Miro el reloj, son las 6 de la tarde, Garañón cierra a
las 7. Vamos bajando y allá a lo lejos, a tomar por el mismísimo culo, veo un
pueblo, y pienso que es Garañón. Me cago de miedo, sé que en una hora no llego
ni loco, empiezo a tener un sudor frío pensando en que me voy a quedar fuera de
carrera, y cómo yo, todos los que vienen detrás….hace muchísimo frío pero paso
de parar a ponerme ropa, no hay tiempo, ahora es supervivencia pura y dura, a
correr o a morir, no hay otra. Pasamos por una presa que había visto en un
vídeo de la carrera, otra subida dura (¿pero no decían que desde aquí era todo
bajada?), vuelvo a preguntar a unos Canarios y me confirman que sí, que a las 7
cierran, pero algo no me cuadra ya que ellos están muy tranquilos….¿no será que
ese pueblo de allá abajo no es Garañón?. Efectivamente, al poco llegamos al
avituallamiento, que no era un pueblo sino una zona de acampada con casitas de
madera. Son las 6 y media, es un sitio cerrado, con mesas, sillas, y hasta
camas….cojo un plato de macarrones con salsa boloñesa y me siento a comer
mientras que me voy desnudando y poniéndome la camiseta térmica y sacando el
frontal…el plato me sabe a gloria, me tomo un café,
repongo líquidos, y cómo
estoy aterrorizado ante la idea de no llegar a tiempo a meta trazo un plan
suicida: los siguientes 40 kilómetros serán sin tregua, a saco (entiéndase esta
expresión en mi nivel atlético, es decir, a saco de uno del montón, a mi saco),
para ello me tomo un ibuprofeno preventivo para olvidarme del dolor (ya, ya sé
que no hay que hacerlo, pero en esos momentos se trataba de sobrevivir), decido
ponerme el pantalón de compresión para ahorrar algo de dolor a mis cuádriceps
en la bajada, y a por todas….cómo me han dicho que hay aseos, decido
despelotarme allí, que no quiero revolucionar a las féminas de la sala con mis
miserias….salgo a buscarlos, hay niebla y mucho frío, y cómo venía siendo
costumbre (se ve que tengo cara de Lord) una voluntaria se dirige a mi en
inglés:”Are you looking for the toilets?”…”sí, estoy buscando los aseos” le
contesto….y se echa a reír…le pregunto si tengo cara de guiri, y sigue
riendo….entro, hay un tío dentro cambiándose, aquello es muy pequeño y está
encharcado, el único retrete está ocupado….se va el que se ha cambiado, el del
retrete también se va…y me quedo sólo dentro….mi estómago está rugiendo, los
macarrones hacen su efecto tras horas de no comer decentemente; yo soy muy
especial para el retrete y salvo el mío y el de algún hotel, difícil….pero
estoy sólo…me puedo quitar lastre…es una gran oportunidad…..mi estómago ruge…y
sí, lo logré, impensable para mí….usar un retrete ajeno….por cierto, en la
operación evacuación descubro que mi trasero está escocido e irritado cómo el
de un mandril de Gibraltar, pero no hay tiempo para esas cosas….¡¡¡a correr!!!
Cuando salgo
de Garañón son ya casi las 7 de la tarde, y en esos momentos llega Fernando a
quien saludo de nuevo; pienso que el pobre se va a quedar fuera de la carrera
porque vamos justísimos, aunque afortunadamente al final acabó y con un buen
margen cumpliendo con su reto y con su sueño. Bueno, a lo mío, salgo del lugar
entre una densa niebla y un frío terrible…es curioso porque en la zona hay
acampados Boy Scouts de corta edad, y ellos juegan y corren
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Km 60 y pico... |
cómo si nada
(bendita juventud)…en unos minutos empieza a llover y de pronto nos enfrentamos
a otro subidón, muy corto pero tremendo, muy empinado, subimos por un bosque de
pinos y lo hacemos por una rampa cubierta de pinocha…aun así yo aprieto y voy
pasando gente, adelantando a esos dos corredores que horas antes me dijeron que
si aguantaba los siguientes 20 kilómetros la carrera era mía…por desgracia uno
de ellos tiene problemas y sube muy despacio, el otro le espera y le
anima….paso por un tramo donde veo un poco de nieve de la semana anterior,
llegamos a un paso con una pequeña trepada por rocas, luego una carretera junto
a una especie de repetidores de televisión o telefonía, empezamos a bajar por
el otro lado y vivo uno de los momentos más especiales, intensos y que más me
gustaron de la carrera: entre la lluvia, la niebla, y el fuerte viento, en
ocasiones se abre un pequeño hueco y se ve al fondo el Teide teñido de naranja
ya que está atardeciendo….me siento muy vivo en esos momentos, bajo trotando y
disfrutando mucho, es impresionante lo que estoy viendo y sintiendo, y bajo
riendo y dando gritos de felicidad….vamos perdiendo altura, la lluvia para, la
niebla se disipa a ratos, otros vuelve, encendemos frontales y empieza mi
segunda noche, algo que llevaba años deseando experimentar. Voy bien, al ser
bajada no dejo de trotar y cuando la niebla me rodea me siento casi en otro
planeta, en otra dimensión…voy sólo ya que he dejado atrás al grupo con el que
subía y el que tengo delante va demasiado rápido para mi gusto, ya que mi
prioridad ahora es llegar sano y salvo, y sé que con tantas horas a cuestas y
tantos kilómetros, mis reflejos ya no son los mismos y temo una torcedura de
tobillo o una mala caída que me dejen fuera de carrera.
El siguiente
objetivo es Tunte, y debo de estar allí antes de las 10 de la noche;
aparentemente
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Paisajes de ensueño |
es fácil llegar ya que hay solo 14 kilómetros y mucha bajada, y
cuando me encuentro con que el sendero se convierte en un camino empedrado
pienso (iluso de mí) que el pueblo ya debe de estar muy cerca….el camino
empedrado es cuesta abajo, pero tiene mucha inclinación y supone una tortura ir
reteniendo la marcha todo el rato….la niebla vuelve y solo puedo ver unos
metros por delante de mi, veo luces entre la niebla de otros corredores,
parecen fantasmas….esta bajada se me hace eterna: montones de curvas, mucha
inclinación, muchas piedras…tengo que ir muy pendiente de no tropezar, y voy
todo el rato frenando ya que si no te aceleras demasiado….de pronto veo una
carretera y a unos tíos con chalecos reflectantes, ingenuamente pienso que
quizás es eso el avituallamiento, pero descubro con tristeza que simplemente
están regulando el tráfico en un tramo peligroso de carretera que tenemos que
cruzar. Asumo que sí, que ese pueblo que vi desde lo alto y que parece a 1000
kilómetros de distancia es Tunte, y vuelve el miedo a no llegar a tiempo…y eso
que no dejo de correr. Son ya las 9 y cuarto y cómo tengo cobertura llamo a mi
mujer sin dejar de correr para decirle que sigo vivo….ella me dice que según
Livetrail llegaré a Tunte a las 21’55, y me entran los sudores de la muerte….me
dice que me esperarán en meta a eso de las 12 de la noche, y le hago saber que
el amor es ciego, lo sé, pero yo no puedo recorrer 30 kilómetros y casi 900 metros de
desnivel positivo en solo dos horas y de noche con el cansancio acumulado que
llevo, que yo soy Jesús, un matao del montón, y no Luis Alberto Hernando o
Kilian Jornet….le digo que yo calculo que (si llego) será a eso de las 4 de la
mañana y que por supuesto, no me esperen levantadas….cuelgo el teléfono y subo
el ritmo, ahora ya no voy con cuidado, ahora voy todo lo rápido que puedo
porque si no no voy a llegar….adelanto a varios corredores, y poco a poco voy
llegando al pueblo…entramos y no se ve el avituallamiento, por lo que sigo
corriendo junto a otros corredores…vamos todos concentrados, no hablamos, todos
somos conscientes de que podemos quedarnos fuera después de todo lo sufrido, y
a la que me descuido llego al control….son las 21’35 y acabo de ganar 25
minutos vitales para mí. Como y bebo rápido, relleno y ale, a correr otra vez…
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Bajada a Tunte...cuando llevas casi 90 kms en las piernas, esto es una tortura |
Corremos por
el pueblo, duras subidas que hago a buen ritmo, salimos y nos metemos por una
pista que poco a poco se va inclinando, y a lo lejos veo la silueta de una
montaña y por ella, veo lucecitas rojas y blancas…¡¡¡noooooo, otro subidoooooón
nooooooooooo!!!....vamos todos callados, concentrados, andamos casi hombro con
hombro mientras subimos pero con el paso muy acelerado…..miro al cielo, y si
bien la primera noche había sido cerrada y nublada, ahora no hay ni rastro de
nubes y tengo sobre mí millones de estrellas….alucino, me dan ganas de parar,
tumbarme y tirarme mirando el cielo durante horas, veo la Osa Mayor,
Orión…..mientras seguimos subiendo, pasamos por debajo de unas paredes muy
verticales y con muchas cavidades, y luego ya por un sendero mucho más
vertical…para mi sorpresa voy bien, a buen ritmo, voy dejando atrás a algunos
corredores y conforme gano altura veo las luces de los frontales de los que
están saliendo del pueblo y pienso que no llegarán a tiempo….una vez llego
arriba, bajamos por una pista que luego se convierte en un sendero técnico, de
los que me gustan, y aunque voy cansado de tantas horas no dejo de correr y
paso a algunos corredores….en este tramo me encontré a uno que salió por mi
derecha de una especie de mirador o algo así, donde creo que dejó un recuerdo
en forma de deposición ya que casi lo pillo con el pantalón bajado…..el terreno
se allana y se mete entre los árboles, nuevas bajadas, sigo corriendo y ya veo
el pueblo…..aunque parece que está ahí al lado (el avituallamiento se veía
perfectamente desde lejos) me cuesta llegar
porque pasamos por unos tramos de
hormigón con ligera subida…ya estoy casi ahí, en el suelo veo un frontal
tirado, un Led Lenser igualito al mío, imagino que lo ha debido de perder algún
corredor, por lo que pienso en recogerlo y entregarlo en el
avituallamiento….cuando me voy a agachar descubro que el frontal es un pequeño
trozo de papel de aluminio….y ya van tres alucinaciones…..llego a Ayaguares, he
ganado casi otra media hora y me tranquilizo un poco porque ya solo me queda una
cuesta y todo bajada (eso pensaba yo, que sería fácil), por lo que me relajo un
poquito y me tomo una sopa, café, picoteo algo y me dedico a charrar con los
del avituallamiento y con otro corredor que acaba de romper uno de sus
bastones….la verdad es que pese a todo, en ningún momento dejé de reír y de
hacer bromas a los voluntarios, incluso físicamente me encuentro muy bien,
cansado pero bien….hago unos estiramientos, me despido de la gente y salgo de
allí….no sé muy bien en qué dirección seguir y una chica al ver mi cara de duda
(y confundirme por enésima vez con un gentlemen) me dice:”it’s over there!” y
yo contesto: “entonces tiro p’allá” y ella empieza a reírse y me dice “sí, p’allá”….de
nuevo pista hacia arriba, yo voy mirando a mi derecha porque veo una montaña y
veo lucecitas y me temo lo peor, que nos toca subir por allí; sobre la montaña observo
la constelación de Orión en todo su esplendor, al rato descubro que no, que no
hay que subir por allí (menos mal), y veo en mitad del camino un corredor que
anda de espaldas y flota en el cielo moviéndose de una forma antinatural….me
fijo y lo veo así, me resulta extraño y desconcertante, me recuerda a esos
extraños seres que aparecen de vez en cuando en “Cuarto Milenio” y cuando llego
a su altura descubro que el efecto lo producen unos reflectantes que lleva su
ropa en la parte de atrás…..joder, ya tenía hasta miedo por si me abducían…..
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¿Estamos en Marte? |
Cuando ya creo
que se han acabado las subidas, a mi izquierda veo lucecitas por
arriba….¡¡¡¡noooooooooooooo!!!!!!!...¿pero qué necesidad hay de meternos por
ahí?...¿que no hemos tenido bastante ya o qué?...me voy preguntando mientras
suelto tacos y maldigo incluso a las montañas….de nuevo descubro que subo bien,
y cuando me doy cuenta ya estoy arriba, ya sé que se han acabado las subidas, y
entonces uso el as que escondía en mi manga….con todos ustedes: Mr. Eminem.
Saco el reproductor y empieza a sonar, me vengo arriba y empiezo a adelantar a
muchos corredores mientras voy bajando, llego al fondo de un barranco e ingenuo
de mí, pienso que esto ya se ha acabado…sigo corriendo entre millones de
pedruscos, corremos por un barranco muy cerrado lleno de cantos rodados, el
típico barranco que solo lleva agua cuando llueve….sigo adelantando a mucha
gente ya que casi todos andan, van pasando los minutos, las canciones, hay
corredores que incluso se paran y se sientan, yo sigo corriendo pero a mis
lados hay montañas y al fondo también, no veo el final del barranco, no veo que
las montañas se abran y llegue la luz de la ciudad….a ratos paro y camino
rápido porque esto es eterno, creo que habían unos 8 kilómetros de barranco pero
a mí me parecieron 500….corro, piedras, me doblo el pie alguna que otra vez,
más piedras, alguna cuestecilla suave, hace muchísimo calor y voy
sudando…..cuando ya estoy hasta los mismísimos cojones, y empiezo a pensar que
estoy atrapado en algo así cómo un “barranco peculiar” (en realidad se llama
“pueblo peculiar”, sale en una novela de Stephen King, y es un lugar donde
llegas pero de donde jamás puedes salir), veo que delante de mi las montañas se
separan, empieza a entrar luz, y sobre todo, un viento frío que me sabe a
gloria….¡¡¡estoy llegando a Maspalomas!!!...¡¡¡lo voy a conseguir!!!.....
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Bajadita entretenida |
Acaba el
barranco, apago el MP3 y lo guardo en la mochila, ahora no quiero perderme ni
un detalle y privarme del sentido del oído me parece estúpido…..estamos en una
zona que parece un puerto o algo así con un gran cauce seco, tipo al de donde
hacían las carreras de coches en “Grease”. Un voluntario apoyado en un coche me
indica la dirección y le doy las gracias comentándole también que ya tenía
ganas de volver a la civilización….las luces amarillas de las farolas y focos
crean una atmósfera extraña, yo voy corriendo, veo el cartel de “Meta a 5
kilómetros” y decido que ya no freno (los últimos 5 kms los hice a 5 el
kilómetro)…ya veo el último avituallamiento, veo un lugar cerrado y las
siluetas de la gente de la organización….cuando estoy cerca veo que en realidad
son los pilares de un puente (ya he perdido la cuenta de las alucinaciones que
llevo) pero al poco rato sí que llego al avituallamiento real….entro corriendo
y ni me paro, me animan y me gritan, yo estoy eufórico…..sigo corriendo y
adelantando gente, paso a ese corredor con el que compartí kilómetros, el
inglés que me advirtió del barro con su “slippery”, le doy un abrazo sin dejar
de correr y él me dice en un castellano extraño: “vamos, vamos”…lo dejo atrás y
otra corredora a la que no había visto durante la carrera me da la mano cuando la estoy
adelantando, corremos unos metros cogidos de la mano y su cara y su mirada me dicen dos
cosas: que ha sufrido mucho pero que ya lo tiene, que ya lo tenemos….es
impresionante el sentirte tan cercano a alguien a quien ni siquiera conoces y
acabas de ver, pero solo una mirada bastó para entendernos, me emociono mucho y
me pega otro subidón…sigo adelantando a gente, les animo para que corran, les
grito que ya lo tenemos….un grupito se anima a correr, los veo detrás de mi,
pero unos minutos después ya los he perdido de vista, a veces me cruzo con gente
que me aplaude y me anima….sigo, paso por un lugar en el que me toca parar
porque no veo las marcas, pienso que sería terrible perderme ahora, en la
ciudad y a escasos dos kilómetros de meta; encuentro el camino y vuelvo a
correr, subo unas escaleras
trotando, otras me toca andar, llego ya a una
avenida y a lo lejos veo a un corredor….sigo, veo a una chica con un carrito de
bebé, a una sudamericana que está paseando y me anima, paso a un
corredor que
anda; y ya veo el arco de meta, la pantalla que mi hija miraba hace 31 horas,
sigo corriendo, estoy en una nube, jamás hubiera dado un duro por mí pero aquí
estoy, a punto de cruzar la meta….entro ya en zona de meta, me acerco al arco
para luego alejarme siguiendo las vallas y pasando por unos arcos hinchables,
paso a un corredor que anda y le animo para que corra pero el pobre no puede, y
eso que estamos a 200 metros de meta…giro de 180 grados, y ante mí el arco de
meta, ese lugar con el que no contaba, ese lugar tan lejano hace unas
horas….hay muy poca gente a esas horas allí, son las 3 y 23 de la mañana y en
las gradas habrán cómo mucho 10 personas que me aplauden…pero me da igual, soy
absolutamente feliz, lo he conseguido, por fin estoy ahí……subo al arco y me
paro, estoy flotando, estoy perfecto, contento, feliz, exultante…me hacen una
foto y me bajo…me ponen la medalla, me dan el chaleco de finisher (la
voluntaria se equivocó y me dijo que me daba el chaleco salvavidas…pobreta, a
esas horas, normal que se equivocara) y luego la cerveza de finisher…le pego dos
tragos, miro para atrás y soy consciente de que mi sueño ya es real, y sin
esperar más cojo un taxi y le digo que a mi hotel…..
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Subiendo al Nublo |
Y eso fue
todo, una experiencia absolutamente inolvidable que volvió a sacar lo mejor de
mí. Ahora, pasada ya una semana, me duele no haber disfrutado más, sobre todo
al principio, me duele que el miedo me impidiera disfrutar de algo tan grande,
y en cierta manera me duele haber visto la isla y la carrera con unos ojos
temerosos; creo que no se lo merecían. También me arrepiento de no haber pasado
un rato en la meta, viendo llegar a otros corredores, disfrutando de lo
logrado, pero en esos momentos solo quería llegar al hotel y compartir mi
alegría con mi mujer y mi hija. Sé que hice un tiempo bastante mediocre, 28
horas y 23 minutos, pero a la vez y pese a lo que algunos digan, tampoco podía
aspirar a mucho más porque yo sé que no soy un corredor rápido, y menos en
distancias tan largas. Soy demasiado conservador, lo que es una desventaja
cuando miras el crono, pero quizás sea la clave de que lleve tantos años
corriendo y consiguiendo todo lo que me propongo. Siempre había tenido la
curiosidad de saber qué pasaba en esa temida segunda noche, y ahora ya lo sé:
nada, no pasa absolutamente nada, con esto he despejado muchas dudas sobre mí.
Acabé muy bien físicamente, está feo decirlo pero es cierto; no tuve ni un
amago de calambre, ningún dolor serio, y en dos días las agujetas habían
desaparecido; conservé el humor durante esas 28 horas, y al llegar al hotel me
hubiera ido a bailar o a echar un polvo si se hubiera dado el caso. Lo que sí
noté fue el cansancio mental acumulado, la falta de sueño. Tardé varios días en
recuperarme, y me llegué a asustar porque en el hotel, tras ducharme, quise
poner un mensaje en el Face dando las gracias y me quedé en blanco; no sabía
por qué estaba dando las gracias, no sabía qué había estado haciendo durante
tantas horas, no recordaba nada, una sensación muy extraña que se solucionó
cuando me fui a dormir.
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La deseada y sufrida meta |
Y aquí acabo,
doy las gracias a todos los que de una forma u otra han estado a mi lado
haciendo posible que mi sueño se hiciera realidad, y especialmente a mi mujer y
a mi hija; sin ellas jamás habría acabado. Vuelvo a corroborar que las Islas
Canarias son un lugar muy especial, y sus habitantes son personas increíbles,
correr allí es un regalo para mí. Añado que nunca dejes de soñar, y nunca dejes
que nadie te impida hacer realidad tus sueños…solo tú pones los límites, y no
hay más límites que los que tú creas en tu cabeza.
Gracias por
estar ahí.