jueves, 26 de enero de 2017

Correr de noche sin confundirse


Dicen que "la noche me confunde" pero voy a contarte algunas cosillas para que esto no te pase, al menos si la noche te la pasas corriendo. Uno de los temas "tabúes" entre muchos corredores de montaña es ese: correr de noche; si encima, hablamos de correr de noche en solitario, la cosa pasa a ser algo casi mal visto e incluso criticable. 
En la CSP 2016, la serpiente multicolor en acción

Es lógico que este tema se trate con cierto recelo, pero en realidad correr de noche en solitario solo tiene una diferencia a hacerlo de día: es más que posible que no te cruces con nadie, por lo que si tienes un problema, o una caída, estás solo; por lo demás, es exactamente igual que correr con el sol sobre tu cabeza. Vale, puede que al principio pueda darte algo de "mal rollo", es más, puede que incluso tengas algo de miedo (ya sabes, los animales que te acechan con sus ojitos brillantes, esos ruidos extraños que te hacen pensar que alguien se acerca, los monstruos, los extraterrestres...), pero es algo totalmente normal ya que el ser humano siempre ha temido a la oscuridad. En realidad el enemigo no es la oscuridad sino nuestra propia mente, porque el miedo llega cuando no sabemos lo que tenemos a nuestro alrededor, y nuestra cabecita empieza a imaginar cosas; a mí me pasa mucho cuando nado en el mar, voy tan tranquilo pero en cuanto empiezo a pensar en qué habrá debajo de mí, llegan los sifones que me van a tragar, las algas que se enrollarán en mis pies, e incluso algún tiburón hambriento que me ve cómo un jugoso aperitivo. Pero tranquilo, no pasa nada por
En Gran Canaria dispuesto a no dormir 
durante 28 horas
correr de noche, el miedo lo está creando tu mente que al no saber qué tiene alrededor, se pone a inventar llenándolo todo de cosas espantosas. Y piensa en algo, en algo respecto al miedo...¿tú crees que no da miedo alguien que corre solo, de noche, y lleva una tremenda luz en su cabeza?...pues sí, yo creo que acojona, si un humano te ve pensará que estás loco y no se acercará, y los animales tampoco son muy de curiosear si algo más grande que ellos y que lanza luz se les acerca corriendo, así que tranquilo: no tengas miedo, el miedo lo das tú.
Bueno, hay algo que también cambia cuando corres de noche: sí, exacto, no ves el paisaje, pero verás otras cosas que seguro que te volverán totalmente loco: miles de estrellas sobre ti, las luces de las calles y casas de esos pueblecitos por los que acabas de pasar o que están ahí debajo, en el valle, podrás incluso apagar el frontal y disfrutar de esa bombilla llamada luna llena, y encima, las cuestas parecen menos cuestas porque no ves lo que te espera, tan solo los pocos metros que ilumina tu frontal...vamos, que el paisaje es totalmente diferente, pero eso no quiere decir que sea más feo o aburrido, todo lo contrario.

Dicho esto, y si vas a salir solito a correr por el monte, o a andar, debes de tomar ciertas precauciones. Básicamente deberás de llevar el mismo material en la mochila que llevas durante el día (ya sabes, líquido y algo de comer, la mantita, teléfono móvil, vamos, esas cosillas) pero debes de llevar también un frontal (salvo que tengas el mismo sistema de visión nocturna que el Chuachenager en Terminator); es más, hazme caso y coge otro de reserva. ¿Que para qué dos frontales si el mío es el último modelo y lo aguanta todo?...muy sencillo: todos los aparatos en un momento dado pueden estropearse, e imagina lo que pasaría si ese momento dado es cuando estás en mitad de la montaña a
De noche en Rebalsadores (Serra)
muchos kilómetros de la civilización. Y luego hay otro factor muy a tener en cuenta....a veces, corriendo en montaña, tropezamos y caemos, y puedes tener la mala suerte de
cargarte tu frontal en esa caída, y ya estamos en las mismas. Yo siempre llevo uno de reserva, uno más ligero y menos potente pero que me sacaría del apuro en caso de ser necesario; y si te pones una luz trasera roja, mejor que mejor, así te ven por detrás y si te caes de morros te pueden ver desde arriba. Y por supuestísimo, dile a alguien qué vas a hacer y por donde quieres correr...más que nada, porque sepan por donde buscarte si se hace de día y no apareces.
Todo tu mundo se reduce a este círculo de luz

Y tras todas estas cosas, vayamos con la filosofía o el "zen" de correr de noche en solitario (también podemos llamarlo "mis pajas mentales"...tranquilo, no me ofende). A mí me gusta mucho, de hecho me encanta; en mis primeras salidas junto a un compañero del trabajo (no empecé saliendo solo, todo lleva su proceso) los dos íbamos un tanto inquietos por aquello de la oscuridad, no ayudaba mucho el que los dos habláramos de los programas del Iker Jiménez y del Seco, aquel tío que dicen que se aparece por los pueblos más recónditos con el consiguiente acojono del personal. Pues la verdad es que nunca vimos al Seco, y entre tú y yo, espero no verlo nunca. Luego empecé a salir solo, sobre todo porque a poca gente le vienen bien mis horarios, y lo que al principio me pareció una faena, después se convirtió en un descubrimiento, y posteriormente en un verdadero placer. Es una forma genial de conocerte a ti mismo, porque cuando estás solo, entre la oscuridad, y lejos de pueblos y ciudades, todo tu mundo se reduce a ese pequeño círculo luminoso que crea el frontal justo delante de ti, y ahí tu cabeza empieza a dar vueltas y te aseguro que aprenderás muchas cosas sobre cómo eres. Y si salir a correr de noche un par de horillas ya me gusta, no te digo nada cuando hablamos de un ultra, donde te pasas una noche entera corriendo (o casi dos, cómo me pasó en Transgrancanaria, es lo que tiene ser un corredor lentorro). Al principio, es fascinante cuando vas viendo delante y detrás de ti esa serpiente multicolor que forman la luz de los frontales de otros corredores, pero cuando va pasando el tiempo, y por una cosa u otra te quedas
La civilización queda muy lejos
solo....buffff.....a mí me encanta, me siento libre, conectado conmigo mismo y con lo que me rodea, me fascina y disfruto mucho pese al cansancio, pese a la extraña sensación de pasar por pueblos de madrugada donde todos duermen mientras tú corres (esto es algo que me gusta muchísimo, no sé por qué), pese a esas alucinaciones que tienes tras tantas horas de vigilia; en resumen, es algo fascinante que solo entiendes cuando lo vives, de hecho, los mejores recuerdos de mis carreras suelen ser en estos momentos nocturnos.


Y tras esto, solo me queda animarte a que lo pruebes alguna vez. Puedes empezar saliendo muy pronto en invierno, cuando aún es de noche pero en poco tiempo tendrás luz, es una buena forma de conocer lo bonito que es sin agobiarte mucho; y poco a poco
hacerlo al revés: saliendo al atardecer, cara a la noche, te aseguro que vas a disfrutar muchísimo de la experiencia.