jueves, 17 de marzo de 2016

Transgrancanaria 2016








Recogiendo el dorsal
Perfil del paseo por la isla
Nunca antes había tenido miedo de participar en una carrera, nunca, siempre he sido consciente de la posibilidad de abandonar por problemas musculares, digestivos, por una pájara, por una caída, y aunque nunca me he retirado sé de sobra que es parte del juego y que me puede pasar en cualquier carrera, hasta en la más corta y sencilla, pero pese a eso, siempre he tenido claro que llegaría hasta meta; menos ahora, justo antes de participar en la carrera de montaña más dura que jamás he hecho: Transgrancanaria, o en cristiano, recorrer toda una isla a pié por un sendero de 125 kilómetros y casi 8200 metros de desnivel positivo reales, en cristiano de nuevo, casi cómo subir a la cima del Everest saliendo desde una playa…y por supuesto, bajadas, muchas bajadas, porque una vez que subes hay que bajar del Everest, que si te quedas arriba pasas mucho frío.

Ummm...espero volver a verte
Mi hija supervisa que todo lo haga bien
Cuando me apunté hace meses, yo me encontraba en un buen momento de forma, pero antes de salir hacia Gran Canaria no me sentía seguro: había tenido que parar casi un mes por problemas en un gemelo, las últimas semanas había entrenado muy poco, y dos semanas antes de la carrera, en el Maratón de Espadán, tuve problemas con los dichosos calambres que me descolocaron muchísimo e hicieron que me replanteara muchas cosas…tan inseguro me sentía que le propuse a mi mujer no viajar a la isla, pero ya teníamos los billetes y tampoco era cosa de tirar el dinero, por lo que me subí al avión sin tener muy claro si correría, o si me dedicaría a hacer turismo.

Aterrizando en Gran Canaria, y acostumbrado a La Palma y a Tenerife, veo que la zona alrededor del aeropuerto es llana, muy llana. Iluso de mí, llegué a pensar que igual aquello no era tan abrupto cómo en otras islas, hecho reforzado por la calima que había ese día y que reducía la visibilidad bastante. Hotel, check in, cambio de ropa y rumbo a Expomeloneras, a recoger el dorsal porque bueno, cómo he pagado voy a recoger la bolsa del corredor y si al día siguiente no corro, al menos tengo “souvenirs” de la carrera. Allí hay mucha gente, hay varias filas para recoger dorsales (hay varias carreras y varias distancias), y en la que menos gente hay es en la mía, quizás porque es la más larga y dura….de hecho no tuve ni que esperar: llegué, lo recogí, rellené una encuesta y hasta luego. Hay mucho ambiente, mucho seco y mucha seca, veo a Depa entrevistando a una corredora de élite; pero en ningún momento me sentí parte de aquello, era cómo si no tuviera que ver conmigo, creo que dentro de mí tenía claro que no iba a correr…pese a todo, me hacen un par de fotos en el Photocall Grancanariero y ale, a volar.

Gastando piernas en las Dunas
Esperando el bus
La carrera empezaba el viernes a las 11 de la noche, mi idea era dormir todo lo que pudiera y levantarme tarde…y luego siesta. Para facilitar la labor a Morfeo, cuando me acuesto me tomo una pastillita de melatonina, y cómo era de esperar, me duermo enseguida….pero a las 05’25 de la mañana ya estoy despierto, intento dormirme pero no puedo, y me empiezo a poner muy nervioso…me levanto y me tomo media pastilla más, aun así sigo cada vez más despierto y sé que si no duermo, y corro, estoy muerto. Veo las 6 y media en el reloj, y finalmente me consigo dormir…pero antes de las 8 la cría ya está hablando y diciendo que quiere desayunar y nos levantamos…justo cuando la pastilla me está haciendo efecto y yo estoy zombie….pero tengo claro que por mi puta carrera yo no voy a amargarles el viaje a mi mujer y a mi hija, que yo no soy el protagonista de nada y que el mundo no gira a mi alrededor, y que si voy a tener huevos para correr, ahora tengo que tenerlos para aprovechar el tiempo con mi familia y luego Dios dirá…. desayunamos, nos disfrazamos de turistas, y de paseo a Maspalomas….faro, playa, las famosas dunas….la verdad es que me encantan, mi hija y su madre se lo pasan bomba, parece que estamos en pleno Sahara y el viento nos llena de arena hasta en los sitios más insospechados….yo solo pienso: “joder, estás desgastando tus piernas subiendo estas dunas”, pero lo dicho: si hay cojones para correr, hay cojones para estar con tu familia. Para colmo, la calima ya no está y al fondo veo unas montañas que me imponen muchísimo, montañas que sé que tendré que recorrer en unas horas. La mañana va pasando y yo me encuentro mal: nervioso, asustado, irritable, en mi interior hay una lucha terrible: “¿corro o no corro?, ¿corro o no corro?”; no eran los típicos nervios de antes de una carrera, era miedo, puro y duro miedo.



Ambientazo antes de empezar
La cosa era sentarse donde fuera...
Comemos, le digo a mi mujer que no voy a correr, que paso, que voy a mirar algún sitio chulo para visitar el sábado y que le den a la carrera….y lo digo en serio porque estoy convencido de que no podré acabarla, que me retiraré antes o después, y veo absurdo perder 5, 10 o 15 horas de nuestras vacaciones para acabar retirándome….ella me dice que corra, que para eso estamos aquí….tan desesperado estoy que le pido consejo a mi hija de 6 años, y ella coge el móvil de su madre y me manda un wachap:”Participa en la carrera. Ánimo que sí se puede”, acompañado de un montón de emoticonos, siendo el último el que guiña el ojo…..me emociono muchísimo, y cuando mi hija coge un rotulador y empieza a dibujar en mi mano varios emoticonos para darme ánimos cuando los mire, se me pone un nudo en la garganta y me pongo a llorar…..a partir de ese momento ya supe que iba a correr, por lo que acabo de preparar la mochila, media pastillita más, tapones para los oídos, y a tratar de dormir un par de horas de siesta….

Control de chips, yo cagaico...
El par de horitas pasaron a ser media hora o cómo mucho tres cuartos de hora, pero es que es imposible dormirse, no lo consigo. Son las 6 de la tarde y mi mujer tiene la brillante idea de decirme que me vaya a cenar al restaurante….ya, cenar a las 6, pero a las 8 nos recogía el bus rumbo a la salida, y el restaurante del hotel ya está abierto para los guiris….me meto un plato de espaguetis a la boloñesa, un plátano, me disfrazo de corredor y me dispongo a coger el coche para irnos a Expomeloneras de nuevo…al salir del hotel me cruzo con un grupo de corredores y corredoras que se alojan allí, ellos no iban a hacer la Trans y por lo tanto saldrían el sábado, al verme me miran con cara de respeto y admiración (o quizás fuera pena y compasión, vaya usted a saber) y me dicen “suerte”. En ese momento, y pese a que yo sigo convencido de que no voy a correr (no sé, era cómo ese condenado a muerte que espera un indulto en el último segundo), un escalofrío recorre mi cuerpo y algo me dice “yee tío, que esto va en serio”. Antes de subirme al coche, por la acera van una pareja de ancianos, él se baja y con una reverencia me deja pasar….y de nuevo siento lo mismo, que esto es imparable y que la carrera ya ha empezado.

Llegamos al lugar donde nos recogerá el bus, hay muchos corredores y corredoras,  hay alguna
¡¡¡Nos vamos!!!
risa pero el ambiente es tenso, supongo que todos sabemos a lo que vamos. Aprovecho cada segundo con mi mujer y mi hija, ella se sienta en una grada que hay junto al arco de meta y contempla lo que va saliendo en una pantalla gigante que hay: “no me molestes que estoy viendo una película” me dice riendo, y a la que me descuido ya están los autobuses ahí y se forma una cola para subir. Me despido de mis chicas con bastante pena y pesar, noto que ellas están también tristes y que les cuesta marcharse, en la cola un corredor me empieza a hablar en castellano (aquello estaba lleno de gente de otros países) e iniciamos una conversación…subo al bus, me pregunta que si puede sentarse a mi lado, le digo que claro que sí, y seguimos hablando mientras los autobuses se ponen en marcha…al poco habla de Valencia…”¿eres de Valencia?” le pregunto…”sí, de Sueca”….”yo de Xirivella”….y los dos alucinamos por la casualidad. Pero la alucinación se hace aún mayor cuando descubro que es Fernando Llopis, un corredor que iba a hacer la Trans cómo un reto solidario en memoria a su hijo….le cuento que leí su historia en el diario “Marca”, y que en el Face, tras leerla, puse un comentario dirigido a él diciéndole que nos veríamos aquí….¡¡¡y el destino o la casualidad nos han sentado juntos!!!....acojonante. Seguimos hablando, y al cabo de más o menos una hora el autobús se para….señoras y señores, bienvenidos a Agaete, el punto de partida de esos 125 kilómetros.


De noche todo es distinto
Nada más bajar del autobús (hay muchos, decenas de ellos), y entre la oscuridad, veo que hay una larguísima fila de corredores que en paralelo y muy juntos, están haciendo lo mismo: mear. Yo para no ser menos me uno a la fila y suelto algo de líquido descubriendo que no soy yo el único que está nervioso. Cuando nos íbamos a preguntar que de donde se salía, vemos en el cielo cañones de luz dando vueltas cómo si quisieran llamar a Batman, vamos andando y escuchamos música y vemos gente, mucha gente. Tras ver el lugar donde está el arco de salida, nos sentamos en la acera para tratar de descansar lo máximo posible ya que aún quedan casi 2 horas para empezar….estamos en la playa, al lado de un faro, en una calle llena de garitos y locales de ocio, aquello está lleno de corredores mezclados con gente del pueblo y familias que pasean con cierta curiosidad mirándonos cómo si fuéramos animales del zoo. Wachapeo con mi mujer, con mis amigos, y lo único que pienso es en qué cojones estoy haciendo allí, que yo no quiero correr, pienso en coger un taxi que me devuelva a la comodidad de mi hotel y el calor de mi familia…pero a la vez sé que ya no hay marcha atrás. En un momento dado nos dicen que vayamos pasando por el control de chips, vamos entrando y la gente aplaude, y mi moral sube un poco. Hay dos “puestos”: menos de 20 horas y más de 20, yo me voy a los de más de 20, de hecho, estoy situado casi al final de todos, casi soy el coche escoba. Los minutos van pasando, y si en Transvulcania yo sentía tal emoción que no podía casi ni respirar, aquí estoy frío, ajeno, ausente, lo único que siento es resignación porque sé que antes o después, la carrera me vencerá. Y a la que me descuido, llegan las 11 de la noche, acaba la cuenta atrás y empieza de verdad este viaje….
Avituallamiento Artenara

Empezamos corriendo por el pueblo, por asfalto, hay un ambiente increíble ya que toda la gente está en la calle, al poco empezamos a subir y nos metemos en un sendero volcánico donde también hay gente que nos anima pese a que hace bastante viento y frío (de hecho yo salí con malla larga y la chaqueta puesta). Vamos subiendo, a ratos llueve un poco, yo alucino con la serpiente multicolor que dibujan los frontales señalando el camino por el que vamos, cómo somos muchos y vamos muy juntos voy “robando el wifi” de otros corredores (vamos, que me aprovecho de la luz de sus frontales y así ahorro batería) y pese a mi miedo y mis pocas ganas, empiezo a sentirme a gusto porque al fin y al cabo estoy haciendo lo que me gusta. Voy sólo, de hecho fui sólo durante las 28 horas ya que a Fernando lo perdí en el control de chips, pero aun así estoy contento porque en este tipo de carreras necesito soledad.
Yo soy incapaz de correr 125 kilómetros seguidos, no puedo, mi cerebro se desmoronaría si tratara de hacer algo así. Pero sí que soy capaz de hacer 12 carreras de 10 u 11 kilómetros seguidas, eso mi cerebro lo entiende. Y es así cómo lo hago…tras la salida, en mi cabeza solo unos datos: tienes que estar en el avituallamiento de Tamadaba antes de las 2 de la mañana, hay 9’8 kilómetros…..y ale, a correr…y cuando llegue, volveré a sacar mi chuleta y diré: “Tirma, a las 4 de la mañana”, y ale, a Tirma….así sí que puedo funcionar, asimilar 125 kilómetros seguidos me resulta imposible…

Saliendo de Tunte, por aquí pasé de noche

Avituallamiento Teror
Voy corriendo rumbo a Tamadaba, el primer avituallamiento. Pese a que somos muchos, la serpiente va estirándose porque las cuestas son tremendas….el sendero al principio es muy limpio, aunque hay momentos en los que ilumino con el frontal por un lado y veo (más bien lo intuyo) el abismo…una caída aquí y me retiro…pero igual para siempre. Voy viendo las luces de delante, en ocasiones me digo que no puede ser, que es imposible que la subida sea tan empinada, pero lo es, vaya que si lo es….nos alejamos de las luces de la costa y estamos rodeados de oscuridad, solo se ve esa línea de lucecitas blancas y rojas por delante y por detrás, una línea larguísima que abarca kilómetros, que se tuerce, que sube, que baja, y tú sabiendo que tendrás que pasar por cada punto por el que la línea discurre….hay un momento en que unos ingleses que van delante de mí se despistan, vuelven a encontrar el camino…pasamos por barrancos donde cae el agua en forma de cascadas, saltamos sobre las piedras en mitad de riachuelos, zonas embarradas, tramos con pasamanos, hacemos un destrepe y un flanqueo desde cierta altura usando una cuerda con nudos que han puesto los de la organización…¡¡¡cómo mola!!!...y poco a poco llegamos a una pista dentro de un bosque, y empiezo a escuchar música….sí, acabo de llegar a Tamadaba, el primer avituallamiento. Como algo, bebo, relleno las botellas y sigo…hace mucho frío, hay mucha niebla, una ambulancia está atendiendo a alguien (y solo llevamos 9’9 kilómetros), veo pasar una furgoneta despacito, pienso que dentro se estará caliente y cómodo, veo que llevo una hora de ventaja al crono y soy consciente de que en esos casi 10 kilómetros llevamos ya un desnivel positivo muy cercano a los 1500 metros…

Los paisajes eran igual de duros que espectaculares
Tras esto, programo mi GPS mental al nuevo punto de control y me pongo a correr…la verdad es que no puedo recordarlo todo, pero sé que aquí empezamos bajando bastante, y luego de nuevo subimos….paso el siguiente control manteniendo esa hora de ventaja, algo que me relaja mucho, aunque veo que la cosa no será fácil porque pese a que no corro rápido, cuando subo voy a buen ritmo y en llano y bajada troto, es decir, que si me pusiera a andar si estuviera muy cansado no podría llegar a tiempo en los controles. Tras repetir las “maniobras” propias de los avituallamientos (comer, beber, rellenar) sigo adelante, no sin antes bromear con los voluntarios preguntándoles si faltaba mucho…..
Subiendo al Roque Nublo, al fondo el Teide
Voy hacia Artenara, mi mundo se reduce a unas pocas funciones, la principal es sobrevivir, tan solo tengo que preocuparme de beber cada cierto rato aunque no tenga sed (he aprendido la lección tras lo de Espadán), tomar cada X horas una cápsula de electrolitos, y cada X más una de magnesio para que mi equilibrio hídrico funcione y no tenga calambres. Empiezo a estar cansado, muy cansado, pero no físicamente, sino mentalmente. Miro el reloj, son las 4 de la mañana y tengo muchísimo sueño…deambulo un rato cómo un zombie mientras no dejo de subir, llego a creerme que podría seguir andando mientras duermo, se me pasa por la cabeza tomarme un gel (sí, en esta carrera pillé unos geles de esos de cafeína para no dormirme, me tomé dos pero no

En mi amado Roque Nublo, lo que me costó llegar aquí
me hicieron nada y encima saben fatal y se tragan peor, lo que ratifica mi aversión a ellos) pero pienso que antes que tomarme esa mierda, tenemos que probar con algo más natural: es el momento de encender el MP3. Empieza sonando Radio Futura, y de repente el sueño se va y voy tarareando muy bajito el “No tocarte” y luego ya tarareo algo más fuerte, ese pedazo de canción que habla de una negra flor….luego llega el momento de los Rage Against the Machine y me vengo arriba…tanto, que subo el ritmo y empiezo a adelantar gente mientras subo y bajo…para mi placer, me quedo sólo, no veo a nadie durante un rato, justo lo que más me gusta en estas carreras tan largas: estar sólo durante la noche. Al cabo de un rato tengo la primera alucinación de la carrera: vamos por un sendero paralelo a una carretera, y yo veo a lo lejos un avituallamiento. Es un lugar pequeño y cerrado, veo perfectamente a la gente moviéndose en el interior a través de las ventanas, veo que la luz es muy blanca, tipo LED, sé que no toca avituallamiento, pero pienso que igual es algo montado por “espontáneos” o por gente que no es de la carrera pero quieren ayudar o algo así…sigo acercándome y veo perfectamente a la gente, cuando de repente el avituallamiento se convierte en una señal de tráfico, concretamente en un panel informativo tamaño XXL…al poco rato la segunda: en mitad del camino hay un insecto gigante, parece un mosquito del tamaño de un gato o un perro pequeño, afortunadamente resultó ser una piña y unas ramitas junto a ella, pero juro que yo vi un insecto de peli de serie Z. A la hora y pico la música empieza a dejar de tener efecto y el sueño vuelve con fuerza, pese a haber vivido momentos memorables cómo cuando sonaba el "Papichulo" de Lorna en mi reproductor, esa fantástica canción del verano que pese a su cutrez, a mí me encanta:"tu quieres ummm, te traigo el ummmmm, te gusta el ummm..."...lo a gustito que iba yo cantando la cancioncita mientras trotaba en mitad de la noche; pero ahora la energía se va y tengo un gran bajón de moral, y al poco ya estoy entrando en Artenara…de repente entrar en un pueblo resulta extraño, paso por calles desiertas, miro las casas y pienso en lo a gusto que estarán durmiendo y me pregunto qué coño hago yo ahí, corriendo….hay una cuesta larga hacia abajo por asfalto, luego sube y unas personas me señalan la dirección por la que seguir….y llego al avituallamiento. Cojo algo de comer, me pillo un café y me siento en una silla…apoyo la cabeza en la pared y cierro los ojos, los abro enseguida porque sé que me podría dormir si me dejara llevar….miro a mi alrededor: un corredor tapado con mantas de emergencia, una chica joven muy abrigada con un perro dando ánimos a un corredor que descansa, otro corredor coge su gopro y nos va grabando…¡¡¡menuda cara debo de tener!!!.....me levanto, bromeo con la gente del avituallamiento (geniales, impresionante cómo nos trata la gente de Canarias) y salgo de allí sin muchas ganas. 

Sube-baja del Roque
Rumbo Tunte, por aquí pasé de noche y con una densa niebla
Salimos del pueblo por unas cuestas de hormigón cortas pero muy empinadas, al rato empieza a amanecer y yo empiezo a alucinar ante lo que se abre ante mis ojos: montañas muy verdes rodeadas de nubes, pueblecitos y aldeas al fondo de los valles…vamos bajando por un sendero bastante limpio y apagamos los frontales…¡¡¡por fin llegó la luz!!! Está muy nublado, a ratos chispea, pero yo me siento feliz…voy trotando mientras bajo, paso por casitas en medio de la nada cuyos habitantes acaban de levantarse y empiezan a hacer sus tareas, parece que en el campo…nos saludan, nos ven pasar cómo pensando “vaya ganas”, y yo por primera vez desde que pisé la isla, me planteo que quizás sea posible llegar a meta. Ha pasado la noche, llevo casi 40 kilómetros y unos 3700 metros de desnivel positivo pero me siento muy bien, demasiado bien. No quiero hacerme ilusiones, pero de vez en cuando me imagino cruzando el arco de meta, pienso en el momento, lo vivo……llego a Fontanales tras una complicada bajada muy técnica y embarrada, llegando hablo con un corredor canario que me dice que él firmaría por llegar en 29h 59m y 59s (el límite son 30 horas) y yo le digo que también, aunque para mí es algo prácticamente inimaginable porque pese a mis pensamientos positivos, soy consciente de que aún queda demasiado. En el avituallamiento enciendo el móvil, leo algunos wachaps y contesto a mi mujer y a mis amigos, les digo que sigo vivo, repito el ritual avituallamentil y programo mi GPS mental: Valleseco, 11’30 horas.

Impresionante se mire por donde se mire
Chino chano paso por el siguiente avituallamiento, no sin antes haberme caído como quinientas veces por las cuestas llenas de barro pese a los avisos de uno de mis “acompañantes” (siempre hay un grupito con el que vas en carrera…a ratos vas tú delante, a ratos detrás…) que en la más empinada me dijo “slippery” y cuando yo quise decir “thank you” ya estaba rodando entre el barro…pues eso, avituallamiento, donde llego y me siento a comerme uno de los sándwiches que me había preparado mi mujer, entonces se me acerca una voluntaria y al verme sentadito apoyado en una iglesia me dice “¿finish?”, y le respondo “nada de finish, cargando la batería que ahora que tengo las piernas ya calentitas tenemos que seguir”…a lo que sigue una carcajada mutua. Una chica muy amable, me preguntó varias veces si necesitaba algo, un trato excelente…otro voluntario me pregunta si soy de Brasil, por lo de “Pele” en mi dorsal….le explico la historia y me despido de ellos dándoles las gracias….en serio, si correr en montaña ya es fantástico, hacerlo en Canarias es más genial si cabe porque la gente es amable, atenta y cariñosa cómo en pocos lugares….voy saliendo ya del pueblo, y a mi lado para un todoterreno conducido por una chica y de acompañante va un abuelete, me pregunta si soy de los que salieron anoche de Agaete, les digo que sí, me dicen que a donde voy y les respondo que a Teror…el abuelete me dice que voy mal, que a Teror se va al revés, le explico que seguro que tiene razón, pero que yo debo de seguir las marcas que pone la organización…le cuesta entenderlo, supongo que pensaría que estamos un poco tontos por dar tanta vuelta…al final nos despedimos y sigo mi camino, y entro en una zona especialmente bonita, muy verde, un valle muy frondoso con mucha vegetación y muchas flores, un lugar precioso; me recuerda a Galicia o Asturias porque las nubes lo envuelven todo. Es igual de bonito que de duro, porque nos toca un subidón considerable…a mitad cuesta hablo con un lugareño y le digo que menuda suerte tiene de vivir allí….sigo y poco a poco voy entrando en Teror….la entrada al pueblo es chulísima, en una casa, en la parte de arriba, hay varias ventanas llenas de jóvenes animando, y cuando paso por debajo ellos me hacen la ola desde arriba y yo sigo la ola levantando los bastones….llego al avituallamiento, ya empieza a hacer calor y me quito ropa para quedarme de corto, a su vez me pongo las medias de compresión que hacia año y pico que no usaba, ya que noto algo en el gemelo en el que tuve problemas hace unos meses y me entra el canguelo. Hablo por teléfono con mi mujer, más wachaps con los amigos, hago alguna foto porque el pueblo es bonito de verdad, y salgo rumbo a la primera de las zonas “duras” (tiene gracia que hable de dureza cuando ya llevaba 4500+ en 56kms) de la carrera: Tejeda. 

Próxima parada: Tunte
Nada más salir del pueblo nos meten por unas escaleras larguísimas que van subiendo sin tregua por la ladera de la montaña, veo a una corredora China que viste realmente cool con su sombrero chulo y todo, hablo con dos corredores Canarios que me dicen una cosa que me anima: “si usted aguanta los próximos 20 kilómetros, ya tiene la carrera hecha”, y yo pues ale, para arriba, adelantando gente. No paramos de subir, he dejado atrás a Ángel, un corredor Canario con el que voy haciendo la goma desde hace 20 y tantos kilómetros, un tío más mayor que yo (calculo que 54 o 55 años) que me había contado que el año pasado no acabó esta carrera porque llegó a Garañón fuera de tiempo, al rato me pilla, y cómo seguimos subiendo y subiendo y yo no veo Tejeda, ni la Cruz, ni nada de nada, le pregunto a él y a otros dos corredores Canarios que donde coño están….me lo explican y veo que aún me queda mucho….llegamos a un avituallamiento en mitad de un collado, y allí soy testigo de una escena que me impactó mucho: yo estoy zampándome un croassan de chocolate de los que llevaba en mi mochila, y al poco llega Ángel. Se tumba en el suelo, se pone en posición fetal, cierra los ojos y se duerme con una expresión de felicidad total. No sé, ver a un tío de 50 tacos durmiendo en el suelo cómo un bebé, con su dorsal, con su mochila..me impacta mucho. No sé si Ángel acabaría, no lo volví a ver, espero que sí, pero los tiempos de paso iban muy ajustados para nuestro ritmo.

Cómo en un mundo mágico...
Precaución amigo corredor...de estas vi unas cuantas
Sigo corriendo, es mediodía y llego a Cruz de Tejeda, donde hay una zona de recreo llena de turistas…paso justo al lado de una mesa donde hay una pareja con un nano pequeño, al papi le están sacando un costillar….y yo con el hambre que tengo y comiendo mierda….estoy a punto de estirar la mano, cogerlo y apretar el ritmo, pero va, me retengo…otro punto de control donde me leen el dorsal, subo un pelín y ante mí aparece majestuoso el Roque Nublo. Pego un grito de alegría, le saludo, le digo que llevo mucho tiempo esperando verlo (sí, en estas carreras tan largas acabo hablando solo; o con las piedras, o con las ramas de un árbol, o con mis piernas…), pero a la vez me fijo que está alto, muy alto, demasiado alto, y veo también que empezamos a bajar mucho…demasiado….y una cosa sí que sé: hay que pasar justo por la base del Roque, por lo que amigo, vas a sufrir cómo un cabrón. La zona es alucinante, me recuerda un poco al Cañón del Colorado, hay otro enorme Roque bastante más bajo que el Nublo y a cierta distancia, y yo trato de engañar a mi mente diciéndole que quizás vayamos allí, aunque sé de sobra que no es así….hace mucho calor, el sol cae a plomo, voy haciendo la goma con un corredor de otro país muy blanco de piel, y con un italiano de melena ondulada…estoy teniendo un gran bajón anímico, sé que me queda muchísimo aún y no sé si seré capaz….llego al avituallamiento, estoy muy cansado, pero sobre todo de cabeza, me siento y como y bebo algo, le pregunto a una voluntaria por el Roque y me confirma que es el más alto, a mi lado un corredor dice que se retira, los de la organización están hablando de que en ese punto hay muchos retirados, que no saben cuanto tardarán los vehículos para llevárselos, yo hago cuentas y pienso que tengo tres horas para subir al Roque Nublo y para llegar a Garañón, ese superavituallamiento en lo más alto donde según dicen todos, si llegas ya lo tienes. Me vengo abajo, pienso en lo que será intentar subir y no poder, en haber desperdiciado tantas horas y tanto esfuerzo, pienso en lo cómodo de subirme a una furgoneta y descansar, me planteo muy seriamente el retirarme y acabar con esto porque estoy pasando el peor momento de la carrera…van anotando dorsales que se retiran, me preguntan y les digo que yo sigo, y se ponen a animarme…justo cuando me voy a ir llega Fernando…nos saludamos, hablamos de lo duro que es esto y le digo que no pierda mucho tiempo que vamos justos y la subida que nos espera es muy larga y dura…en esos momentos ya llevaba casi 6000 metros positivos en mis piernas. Me despido de él y me largo, no sin recibir los gritos de ánimo de los voluntarios.

Impresionante el recorrido
Ayaguares, con lo chulo que está y yo pasé de noche...
Paso cerca de algunos bares y la gente de las mesas me aplaude, alguno me mira hasta con admiración, lo que me da fuerzas. Corremos un tramo por una carretera, una señora me pregunta que de donde vengo, le digo que salí anoche de Agaete y me dice algo así cómo que estamos chalaos…subo por una calle y me meto de nuevo en el monte….me pego a un grupo de Alemanes para no perder el ritmo, es una subida dura y constante bajo un sol abrasador, trato de no pensar en nada, solo en subir, voy ganando altura y entro en una zona muy bonita de pinos, me recuerda a El Pilar en La Palma, ya veo el Roque cerca, queda a mi izquierda, algo más alto, y a mi derecha veo el otro Roque abajo, el valle, y al fondo el Teide sobre un mar de nubes…paro, saco mi mierda de móvil y hago algunas fotos….sigo subiendo, pensaba que ya estaba pero no, quedan unas rampas cortas pero muy empinadas, arriba un tío grita y me anima, cuando llego a su altura le doy las gracias; estoy en un collado y la gente baja por el otro extremo, a mi izquierda hay una subida corta por terreno volcánico con grandes bloques, ese es el camino del Roque Nublo…mira que tenía ganas de verlo pero pienso “paso de subir a verlo, tú para abajo”, pero me doy cuenta de que hay que subir sí o sí porque justo a sus píes un voluntario te lee el dorsal…subo y me quedo maravillado con lo que veo, es sencillamente impresionante, un pedazo de bloque altísimo donde hay gente escalando, y donde los turistas se mezclan con los corredores….por cierto, en este tramo pillé a los últimos de la siguiente carrera, la de 80 kilómetros, y eso que ellos habían salido 7 horas después que nosotros. Miro hacia el Teide, alucino, hago unas fotos, un selfie, me leen el dorsal y de repente por el otro lado entran unas nubes y el calor desaparece de golpe para dar paso a un viento gélido que me deja tieso de frío, y ese Roque que hace segundos fotografiaba, ha desaparecido entre la niebla. Al lado del Roque, un cartel nos dice que quedan 45 kilómetros hasta meta…..yo ya había visto más o menos donde estaba la meta desde allí arriba (estamos en lo más alto de la isla, a 1900 metros) y me había acojonado pensando en que aún quedaba media isla por recorrer hasta llegar allí. No lo he contado, pero durante la carrera y cada cierto tiempo, te encontrabas con carteles que te decían cuanto te quedaba hasta meta. Igual no te lo crees, pero cuando vi el primero: “Meta a 120 kilómetros” pegué un grito de alegría…

Bajamos y volvemos a subir; el Nublo nos espera
Tonto de mí, pensaba que Garañón estaba al lado del Roque, pero me dicen que no, que aún queda cómo media hora. Miro el reloj, son las 6 de la tarde, Garañón cierra a las 7. Vamos bajando y allá a lo lejos, a tomar por el mismísimo culo, veo un pueblo, y pienso que es Garañón. Me cago de miedo, sé que en una hora no llego ni loco, empiezo a tener un sudor frío pensando en que me voy a quedar fuera de carrera, y cómo yo, todos los que vienen detrás….hace muchísimo frío pero paso de parar a ponerme ropa, no hay tiempo, ahora es supervivencia pura y dura, a correr o a morir, no hay otra. Pasamos por una presa que había visto en un vídeo de la carrera, otra subida dura (¿pero no decían que desde aquí era todo bajada?), vuelvo a preguntar a unos Canarios y me confirman que sí, que a las 7 cierran, pero algo no me cuadra ya que ellos están muy tranquilos….¿no será que ese pueblo de allá abajo no es Garañón?. Efectivamente, al poco llegamos al avituallamiento, que no era un pueblo sino una zona de acampada con casitas de madera. Son las 6 y media, es un sitio cerrado, con mesas, sillas, y hasta camas….cojo un plato de macarrones con salsa boloñesa y me siento a comer mientras que me voy desnudando y poniéndome la camiseta térmica y sacando el frontal…el plato me sabe a gloria, me tomo un café,
repongo líquidos, y cómo estoy aterrorizado ante la idea de no llegar a tiempo a meta trazo un plan suicida: los siguientes 40 kilómetros serán sin tregua, a saco (entiéndase esta expresión en mi nivel atlético, es decir, a saco de uno del montón, a mi saco), para ello me tomo un ibuprofeno preventivo para olvidarme del dolor (ya, ya sé que no hay que hacerlo, pero en esos momentos se trataba de sobrevivir), decido ponerme el pantalón de compresión para ahorrar algo de dolor a mis cuádriceps en la bajada, y a por todas….cómo me han dicho que hay aseos, decido despelotarme allí, que no quiero revolucionar a las féminas de la sala con mis miserias….salgo a buscarlos, hay niebla y mucho frío, y cómo venía siendo costumbre (se ve que tengo cara de Lord) una voluntaria se dirige a mi en inglés:”Are you looking for the toilets?”…”sí, estoy buscando los aseos” le contesto….y se echa a reír…le pregunto si tengo cara de guiri, y sigue riendo….entro, hay un tío dentro cambiándose, aquello es muy pequeño y está encharcado, el único retrete está ocupado….se va el que se ha cambiado, el del retrete también se va…y me quedo sólo dentro….mi estómago está rugiendo, los macarrones hacen su efecto tras horas de no comer decentemente; yo soy muy especial para el retrete y salvo el mío y el de algún hotel, difícil….pero estoy sólo…me puedo quitar lastre…es una gran oportunidad…..mi estómago ruge…y sí, lo logré, impensable para mí….usar un retrete ajeno….por cierto, en la operación evacuación descubro que mi trasero está escocido e irritado cómo el de un mandril de Gibraltar, pero no hay tiempo para esas cosas….¡¡¡a correr!!!

Cuando salgo de Garañón son ya casi las 7 de la tarde, y en esos momentos llega Fernando a quien saludo de nuevo; pienso que el pobre se va a quedar fuera de la carrera porque vamos justísimos, aunque afortunadamente al final acabó y con un buen margen cumpliendo con su reto y con su sueño. Bueno, a lo mío, salgo del lugar entre una densa niebla y un frío terrible…es curioso porque en la zona hay acampados Boy Scouts de corta edad, y ellos juegan y corren

Km 60 y pico...
cómo si nada (bendita juventud)…en unos minutos empieza a llover y de pronto nos enfrentamos a otro subidón, muy corto pero tremendo, muy empinado, subimos por un bosque de pinos y lo hacemos por una rampa cubierta de pinocha…aun así yo aprieto y voy pasando gente, adelantando a esos dos corredores que horas antes me dijeron que si aguantaba los siguientes 20 kilómetros la carrera era mía…por desgracia uno de ellos tiene problemas y sube muy despacio, el otro le espera y le anima….paso por un tramo donde veo un poco de nieve de la semana anterior, llegamos a un paso con una pequeña trepada por rocas, luego una carretera junto a una especie de repetidores de televisión o telefonía, empezamos a bajar por el otro lado y vivo uno de los momentos más especiales, intensos y que más me gustaron de la carrera: entre la lluvia, la niebla, y el fuerte viento, en ocasiones se abre un pequeño hueco y se ve al fondo el Teide teñido de naranja ya que está atardeciendo….me siento muy vivo en esos momentos, bajo trotando y disfrutando mucho, es impresionante lo que estoy viendo y sintiendo, y bajo riendo y dando gritos de felicidad….vamos perdiendo altura, la lluvia para, la niebla se disipa a ratos, otros vuelve, encendemos frontales y empieza mi segunda noche, algo que llevaba años deseando experimentar. Voy bien, al ser bajada no dejo de trotar y cuando la niebla me rodea me siento casi en otro planeta, en otra dimensión…voy sólo ya que he dejado atrás al grupo con el que subía y el que tengo delante va demasiado rápido para mi gusto, ya que mi prioridad ahora es llegar sano y salvo, y sé que con tantas horas a cuestas y tantos kilómetros, mis reflejos ya no son los mismos y temo una torcedura de tobillo o una mala caída que me dejen fuera de carrera.

El siguiente objetivo es Tunte, y debo de estar allí antes de las 10 de la noche; aparentemente
Paisajes de ensueño
es fácil llegar ya que hay solo 14 kilómetros y mucha bajada, y cuando me encuentro con que el sendero se convierte en un camino empedrado pienso (iluso de mí) que el pueblo ya debe de estar muy cerca….el camino empedrado es cuesta abajo, pero tiene mucha inclinación y supone una tortura ir reteniendo la marcha todo el rato….la niebla vuelve y solo puedo ver unos metros por delante de mi, veo luces entre la niebla de otros corredores, parecen fantasmas….esta bajada se me hace eterna: montones de curvas, mucha inclinación, muchas piedras…tengo que ir muy pendiente de no tropezar, y voy todo el rato frenando ya que si no te aceleras demasiado….de pronto veo una carretera y a unos tíos con chalecos reflectantes, ingenuamente pienso que quizás es eso el avituallamiento, pero descubro con tristeza que simplemente están regulando el tráfico en un tramo peligroso de carretera que tenemos que cruzar. Asumo que sí, que ese pueblo que vi desde lo alto y que parece a 1000 kilómetros de distancia es Tunte, y vuelve el miedo a no llegar a tiempo…y eso que no dejo de correr. Son ya las 9 y cuarto y cómo tengo cobertura llamo a mi mujer sin dejar de correr para decirle que sigo vivo….ella me dice que según Livetrail llegaré a Tunte a las 21’55, y me entran los sudores de la muerte….me dice que me esperarán en meta a eso de las 12 de la noche, y le hago saber que el amor es ciego, lo sé, pero yo no puedo recorrer 30 kilómetros y casi 900 metros de desnivel positivo en solo dos horas y de noche con el cansancio acumulado que llevo, que yo soy Jesús, un matao del montón, y no Luis Alberto Hernando o Kilian Jornet….le digo que yo calculo que (si llego) será a eso de las 4 de la mañana y que por supuesto, no me esperen levantadas….cuelgo el teléfono y subo el ritmo, ahora ya no voy con cuidado, ahora voy todo lo rápido que puedo porque si no no voy a llegar….adelanto a varios corredores, y poco a poco voy llegando al pueblo…entramos y no se ve el avituallamiento, por lo que sigo corriendo junto a otros corredores…vamos todos concentrados, no hablamos, todos somos conscientes de que podemos quedarnos fuera después de todo lo sufrido, y a la que me descuido llego al control….son las 21’35 y acabo de ganar 25 minutos vitales para mí. Como y bebo rápido, relleno y ale, a correr otra vez…

Bajada a Tunte...cuando llevas casi 90 kms en las piernas, esto es una tortura
Corremos por el pueblo, duras subidas que hago a buen ritmo, salimos y nos metemos por una pista que poco a poco se va inclinando, y a lo lejos veo la silueta de una montaña y por ella, veo lucecitas rojas y blancas…¡¡¡noooooo, otro subidoooooón nooooooooooo!!!....vamos todos callados, concentrados, andamos casi hombro con hombro mientras subimos pero con el paso muy acelerado…..miro al cielo, y si bien la primera noche había sido cerrada y nublada, ahora no hay ni rastro de nubes y tengo sobre mí millones de estrellas….alucino, me dan ganas de parar, tumbarme y tirarme mirando el cielo durante horas, veo la Osa Mayor, Orión…..mientras seguimos subiendo, pasamos por debajo de unas paredes muy verticales y con muchas cavidades, y luego ya por un sendero mucho más vertical…para mi sorpresa voy bien, a buen ritmo, voy dejando atrás a algunos corredores y conforme gano altura veo las luces de los frontales de los que están saliendo del pueblo y pienso que no llegarán a tiempo….una vez llego arriba, bajamos por una pista que luego se convierte en un sendero técnico, de los que me gustan, y aunque voy cansado de tantas horas no dejo de correr y paso a algunos corredores….en este tramo me encontré a uno que salió por mi derecha de una especie de mirador o algo así, donde creo que dejó un recuerdo en forma de deposición ya que casi lo pillo con el pantalón bajado…..el terreno se allana y se mete entre los árboles, nuevas bajadas, sigo corriendo y ya veo el pueblo…..aunque parece que está ahí al lado (el avituallamiento se veía perfectamente desde lejos) me cuesta llegar
porque pasamos por unos tramos de hormigón con ligera subida…ya estoy casi ahí, en el suelo veo un frontal tirado, un Led Lenser igualito al mío, imagino que lo ha debido de perder algún corredor, por lo que pienso en recogerlo y entregarlo en el avituallamiento….cuando me voy a agachar descubro que el frontal es un pequeño trozo de papel de aluminio….y ya van tres alucinaciones…..llego a Ayaguares, he ganado casi otra media hora y me tranquilizo un poco porque ya solo me queda una cuesta y todo bajada (eso pensaba yo, que sería fácil), por lo que me relajo un poquito y me tomo una sopa, café, picoteo algo y me dedico a charrar con los del avituallamiento y con otro corredor que acaba de romper uno de sus bastones….la verdad es que pese a todo, en ningún momento dejé de reír y de hacer bromas a los voluntarios, incluso físicamente me encuentro muy bien, cansado pero bien….hago unos estiramientos, me despido de la gente y salgo de allí….no sé muy bien en qué dirección seguir y una chica al ver mi cara de duda (y confundirme por enésima vez con un gentlemen) me dice:”it’s over there!” y yo contesto: “entonces tiro p’allá” y ella empieza a reírse y me dice “sí, p’allá”….de nuevo pista hacia arriba, yo voy mirando a mi derecha porque veo una montaña y veo lucecitas y me temo lo peor, que nos toca subir por allí; sobre la montaña observo la constelación de Orión en todo su esplendor, al rato descubro que no, que no hay que subir por allí (menos mal), y veo en mitad del camino un corredor que anda de espaldas y flota en el cielo moviéndose de una forma antinatural….me fijo y lo veo así, me resulta extraño y desconcertante, me recuerda a esos extraños seres que aparecen de vez en cuando en “Cuarto Milenio” y cuando llego a su altura descubro que el efecto lo producen unos reflectantes que lleva su ropa en la parte de atrás…..joder, ya tenía hasta miedo por si me abducían…..
¿Estamos en Marte?

Cuando ya creo que se han acabado las subidas, a mi izquierda veo lucecitas por arriba….¡¡¡¡noooooooooooooo!!!!!!!...¿pero qué necesidad hay de meternos por ahí?...¿que no hemos tenido bastante ya o qué?...me voy preguntando mientras suelto tacos y maldigo incluso a las montañas….de nuevo descubro que subo bien, y cuando me doy cuenta ya estoy arriba, ya sé que se han acabado las subidas, y entonces uso el as que escondía en mi manga….con todos ustedes: Mr. Eminem. Saco el reproductor y empieza a sonar, me vengo arriba y empiezo a adelantar a muchos corredores mientras voy bajando, llego al fondo de un barranco e ingenuo de mí, pienso que esto ya se ha acabado…sigo corriendo entre millones de pedruscos, corremos por un barranco muy cerrado lleno de cantos rodados, el típico barranco que solo lleva agua cuando llueve….sigo adelantando a mucha gente ya que casi todos andan, van pasando los minutos, las canciones, hay corredores que incluso se paran y se sientan, yo sigo corriendo pero a mis lados hay montañas y al fondo también, no veo el final del barranco, no veo que las montañas se abran y llegue la luz de la ciudad….a ratos paro y camino rápido porque esto es eterno, creo que habían unos 8 kilómetros de barranco pero a mí me parecieron 500….corro, piedras, me doblo el pie alguna que otra vez, más piedras, alguna cuestecilla suave, hace muchísimo calor y voy sudando…..cuando ya estoy hasta los mismísimos cojones, y empiezo a pensar que estoy atrapado en algo así cómo un “barranco peculiar” (en realidad se llama “pueblo peculiar”, sale en una novela de Stephen King, y es un lugar donde llegas pero de donde jamás puedes salir), veo que delante de mi las montañas se separan, empieza a entrar luz, y sobre todo, un viento frío que me sabe a gloria….¡¡¡estoy llegando a Maspalomas!!!...¡¡¡lo voy a conseguir!!!.....

Bajadita entretenida
Acaba el barranco, apago el MP3 y lo guardo en la mochila, ahora no quiero perderme ni un detalle y privarme del sentido del oído me parece estúpido…..estamos en una zona que parece un puerto o algo así con un gran cauce seco, tipo al de donde hacían las carreras de coches en “Grease”. Un voluntario apoyado en un coche me indica la dirección y le doy las gracias comentándole también que ya tenía ganas de volver a la civilización….las luces amarillas de las farolas y focos crean una atmósfera extraña, yo voy corriendo, veo el cartel de “Meta a 5 kilómetros” y decido que ya no freno (los últimos 5 kms los hice a 5 el kilómetro)…ya veo el último avituallamiento, veo un lugar cerrado y las siluetas de la gente de la organización….cuando estoy cerca veo que en realidad son los pilares de un puente (ya he perdido la cuenta de las alucinaciones que llevo) pero al poco rato sí que llego al avituallamiento real….entro corriendo y ni me paro, me animan y me gritan, yo estoy eufórico…..sigo corriendo y adelantando gente, paso a ese corredor con el que compartí kilómetros, el inglés que me advirtió del barro con su “slippery”, le doy un abrazo sin dejar de correr y él me dice en un castellano extraño: “vamos, vamos”…lo dejo atrás y otra corredora a la que no había visto durante la carrera me da la mano cuando la estoy adelantando, corremos unos metros cogidos de la mano y su cara y su mirada me dicen dos cosas: que ha sufrido mucho pero que ya lo tiene, que ya lo tenemos….es impresionante el sentirte tan cercano a alguien a quien ni siquiera conoces y acabas de ver, pero solo una mirada bastó para entendernos, me emociono mucho y me pega otro subidón…sigo adelantando a gente, les animo para que corran, les grito que ya lo tenemos….un grupito se anima a correr, los veo detrás de mi, pero unos minutos después ya los he perdido de vista, a veces me cruzo con gente que me aplaude y me anima….sigo, paso por un lugar en el que me toca parar porque no veo las marcas, pienso que sería terrible perderme ahora, en la ciudad y a escasos dos kilómetros de meta; encuentro el camino y vuelvo a correr, subo unas escaleras
trotando, otras me toca andar, llego ya a una avenida y a lo lejos veo a un corredor….sigo, veo a una chica con un carrito de bebé, a una sudamericana que está paseando y me anima, paso a un
corredor que anda; y ya veo el arco de meta, la pantalla que mi hija miraba hace 31 horas, sigo corriendo, estoy en una nube, jamás hubiera dado un duro por mí pero aquí estoy, a punto de cruzar la meta….entro ya en zona de meta, me acerco al arco para luego alejarme siguiendo las vallas y pasando por unos arcos hinchables, paso a un corredor que anda y le animo para que corra pero el pobre no puede, y eso que estamos a 200 metros de meta…giro de 180 grados, y ante mí el arco de meta, ese lugar con el que no contaba, ese lugar tan lejano hace unas horas….hay muy poca gente a esas horas allí, son las 3 y 23 de la mañana y en las gradas habrán cómo mucho 10 personas que me aplauden…pero me da igual, soy absolutamente feliz, lo he conseguido, por fin estoy ahí……subo al arco y me paro, estoy flotando, estoy perfecto, contento, feliz, exultante…me hacen una foto y me bajo…me ponen la medalla, me dan el chaleco de finisher (la voluntaria se equivocó y me dijo que me daba el chaleco salvavidas…pobreta, a esas horas, normal que se equivocara) y luego la cerveza de finisher…le pego dos tragos, miro para atrás y soy consciente de que mi sueño ya es real, y sin esperar más cojo un taxi y le digo que a mi hotel…..

Subiendo al Nublo
Y eso fue todo, una experiencia absolutamente inolvidable que volvió a sacar lo mejor de mí. Ahora, pasada ya una semana, me duele no haber disfrutado más, sobre todo al principio, me duele que el miedo me impidiera disfrutar de algo tan grande, y en cierta manera me duele haber visto la isla y la carrera con unos ojos temerosos; creo que no se lo merecían. También me arrepiento de no haber pasado un rato en la meta, viendo llegar a otros corredores, disfrutando de lo logrado, pero en esos momentos solo quería llegar al hotel y compartir mi alegría con mi mujer y mi hija. Sé que hice un tiempo bastante mediocre, 28 horas y 23 minutos, pero a la vez y pese a lo que algunos digan, tampoco podía aspirar a mucho más porque yo sé que no soy un corredor rápido, y menos en distancias tan largas. Soy demasiado conservador, lo que es una desventaja cuando miras el crono, pero quizás sea la clave de que lleve tantos años corriendo y consiguiendo todo lo que me propongo. Siempre había tenido la curiosidad de saber qué pasaba en esa temida segunda noche, y ahora ya lo sé: nada, no pasa absolutamente nada, con esto he despejado muchas dudas sobre mí. Acabé muy bien físicamente, está feo decirlo pero es cierto; no tuve ni un amago de calambre, ningún dolor serio, y en dos días las agujetas habían desaparecido; conservé el humor durante esas 28 horas, y al llegar al hotel me hubiera ido a bailar o a echar un polvo si se hubiera dado el caso. Lo que sí noté fue el cansancio mental acumulado, la falta de sueño. Tardé varios días en recuperarme, y me llegué a asustar porque en el hotel, tras ducharme, quise poner un mensaje en el Face dando las gracias y me quedé en blanco; no sabía por qué estaba dando las gracias, no sabía qué había estado haciendo durante tantas horas, no recordaba nada, una sensación muy extraña que se solucionó cuando me fui a dormir.

La deseada y sufrida meta
Y aquí acabo, doy las gracias a todos los que de una forma u otra han estado a mi lado haciendo posible que mi sueño se hiciera realidad, y especialmente a mi mujer y a mi hija; sin ellas jamás habría acabado. Vuelvo a corroborar que las Islas Canarias son un lugar muy especial, y sus habitantes son personas increíbles, correr allí es un regalo para mí. Añado que nunca dejes de soñar, y nunca dejes que nadie te impida hacer realidad tus sueños…solo tú pones los límites, y no hay más límites que los que tú creas en tu cabeza. 

Gracias por estar ahí.