martes, 6 de diciembre de 2016

Falcotrail 2016: el día en el que me convertí en Peppa Pig


Mi dorsal
Todos los corredores populares tenemos algo en común: somos unos mentirosos, ¿no me crees?, haz la prueba: vete a la línea de salida de cualquier carrera, y pregunta a todo aquel que no esté en la primera fila que qué tiempo piensa hacer: "nooo, hoy vengo a rodar", "salgo de una lesión" o "vengo a acompañar a un amigo que está empezando"; con estas palabras te responderán el 99´9% de los populares, y por supuesto, cuando se de la salida saldrán todos disparados cómo si fueran a hacer un 400 y te dejarán clavado.....sí, así somos todos, por eso, justo por eso esta vez no le había contado a casi nadie que me iba a hacer la Falcotrail, no lo conté porque en realidad estoy saliendo de una lesión, porque en realidad iba a rodar, pero cómo he usado esas palabras tantas veces en vano, estaba convencido de que me pasaría cómo en el famoso cuanto aquel de "que viene el lobo".....que al final el lobo venía y nadie le creía.....

Lo cierto es que entre unas cosas y otras acabamos reservando una habitación en Caravaca de la Cruz (Murcia) para ir de espectadores al Maratón (45k, 3000+) que se celebraba en el pueblo de al lado, Cehegín, pero se torcieron los planes iniciales y mi mujer me dijo: "¿y por qué no te apuntas y lo corres tú?". Por un lado me dije que era una locura ya que estoy saliendo de una lesión (lo digo en serio, no miento, esta vez es verdad, en seeeeerio) y lo máximo que había
Con Josevi en Camelot
corrido últimamente eran 16 kms y un desnivel de 1100+, por el otro, me apetecía probar a ver qué tal reaccionaba mi cuerpo ante el esfuerzo; total, que nos presentamos en la sala Camelot de Cehegín a recoger el dorsal, y allí nos encontramos a Josevi, un valiente que en un ratito tomaba la salida del ultra (100k, 5000+) con la absoluta certeza de que se iba a mojar...y yo también al día siguiente. En ese lugar conocí personalmente a alguien a quien admiro y a quien agradeceré siempre esa pasión por este deporte y por tenernos siempre informados: Sergio (más conocido cómo Mayayo), al cual saludamos vaticinándonos de nuevo, que nos íbamos a mojar pero a base de bien.


De ahí a Caravaca, entramos al hotel y en la recepción nos encontramos a Joselu, otro crack que se las iba a ver con el ultra, y tras dejar trastos varios por la habitación, nos echamos a la calle a buscar donde cenar y mira tú por
Llenando el buche
donde, justito debajo del hotel hay un restaurante muy cuco que nos viene de perlas para llenar el buche.....


A las 6 suena la alarma, toda la calle está mojada y está chispeando....las chicas aún duermen y yo me voy a hacer algo muy triste: desayuno en el cuarto de baño. Sí, es tristísimo empezar el día así, pero a esas horas todo está cerrado y yo tengo que cargar la batería bien pronto, que si no luego el estómago me recuerda que sí, que puedes ser muy machote y hacer muchas cuestas y sentadillas, pero cómo empiece a dar vueltas y retortijones, todo se va al garete, que al final el que manda en realidad es él.........se levantan las mozas, trastos al coche, y en un momento ya estamos en Cehegín, en la línea de salida. 

Allí saludamos a Jaime, ese speaker tan fantástico al que igual te encuentras en
A punto de empezar
Sallent de Gállego, que en Agaete, que en Gilet, que aquí, en Murcia. Dan la salida, y yo salgo con un plan en mi mente: si veo que empieza a dolerme mucho el piramidal, o el gemelo que esta última semana me había dicho "hoooola, estoy aquiiiií, ¿quieres ver cómo me contracturo en el momento más inoportunoooo?", me retiro en el primer avituallamiento cercano.....lo digo absolutamente en serio, no quiero echar por tierra lo que llevo de recuperación, esto va a ser solo un entrene. Tan convencido estoy de esto, que cojo hasta dinero por si me vuelvo en taxi. 

Salimos por una calle principal y al fondo se ve la montaña llena de nubes....mola....pillamos un caminucho y un corredor grita "charco" y todos cómo tontos esquivándolo para no mojarnos nuestras zapatillas...madre mía qué tontada con la que nos iba a caer luego.
Nada más empezar las sendas
Al poco de empezar ya se pone a llover, todos los senderos estaban embarrados y ya veo que la cosa va a ser divertida: trata de no resbalarte y caer mientras bajas, agarrate a lo que puedas, incluso clava tus manos en el barro mientras subes, para no irte hacia atrás. Así de fácil, así de básico.

Noto alguna cosilla rara por el piramidal, ya pienso que me voy a tener que retirar, pero es una sensación que dura muy poco y que atribuyo a los nervios o a vaya usted a saber qué. Vaya, yo que pensaba largarme a pasar el domingo comiendo bien en algún restaurante, me quedo sin excusa para retirarme, porque van pasando los minutos y los kilómetros y no me duele nada. Ya diluvia, pero cómo estoy empapado me digo que para qué me voy a poner ahora la chaqueta, es una chorrada, y a la lluvia le acompaña la niebla, y a la niebla el viento helado en cuanto estamos un poco al raso en alguna cresta, y al viento le acompaña un frío que hace que en cuanto llegue un tapón, te quedes tieso. Empieza el típico pensamiento: "¿qué cojones haces tú aquí?...¿de verdad te lo estás pasando bien?" pero ni caso, que estas cosillas sirven para entrenar la cabeza. Todo va más o menos bien hasta el km 25, en cuyo avituallamiento tengo la suerte de encontrarme con Superpaco, un señor de casi 80 años que hace ultras y animaladas de estas con la misma naturalidad que sus paisanos hacen cola en la puerta del ambulatorio para recoger recetas de Sintrom mientras hablan de sus achaques. Un tío comenta que los próximos 10 kilómetros son muy duros, que nos costarán sobre dos horas, yo pienso que este tío es un agorero y un malaje y que nada de dos horas....no, en realidad fueron 2h 18m para hacer 10 puñeteros kilómetros, pero todo tiene su explicación...
Superpaco (foto Ramón Ferrer)


Nada más salir del avituallamiento empieza un cuestón de 3 pares de cojones, inclinadísimo.....a ver, que estamos acostumbrados a esto, pero es que el cuestón en cuestión es un barrizal, un puto fangal, y claro, subir por ahí tiene su gracia. Una vez arriba cresteas, mola mucho porque hay grandes bloques y a nuestros pies la niebla lo envuelve todo, pero al poco llego a un tapón, a todo un señor tapón. Y es que para bajar hay dos cuerdas que facilitan el descenso por unos bloques que con la que está cayendo, están llenos de agua, barro y resbalan lo que no está escrito. Y parece ser que hay gente que nunca ha bajado por ahí, supongo que les daba cierto repelús, y claro, se hace un atasco considerable y la gente empieza a ponerse nerviosa.....yo también, no por el tiempo que pudiera perder (que sinceramente, me la trae al pairo) sino porque estamos en el punto más alto, llueve con mucha intensidad y el viento nos pega con ganas, y al estar parado me estoy quedando tieso.
Avituallamiento (foto Ramón Ferrer)
Al final paso este tramo, pero lo que sigue no es mucho mejor: una bajada muy larga y empinada por un sendero estrecho donde solo podemos ir en fila de a uno, encima está con un palmo de barro, por lo que todos nos vamos cayendo; el de atrás me dice que tengo un muelle en el culo, porque antes de tocar el suelo ya me he levantado, y yo solo pienso en que cómo alguien se caiga y no se frene, nos tirará a todos cuesta abajo...¡¡¡qué divertido!!!...yo alucino viendo cómo el barro va descendiendo junto a nosotros: me recuerda mucho a la lava de un volcán, es increíble.


Ya sin novedades hasta el km 35, bueno, lo típico desde que salí: caídas, resbalones, culadas...y que podía correr e incluso trotar en alguna subida, lo cual me alegra sobremanera y agradezco, ya que cuando corro, tengo menos frío ya que estoy empapado. Descubro también que si me quito los guantes (chorrean barro y agua) las manos se me hielan y siento frío por todo el cuerpo, por lo que me los pongo de nuevo.....vale, avituallamiento del 35, llego trotando, como y bebo rápido, y nada más salir hay una bajada por un pequeño barranquete que con la que está cayendo, está lleno de agua y tiene hasta corriente...pues nada más llegar al inicio de la bajada (un barrizal), resbalo y me caigo dentro del agua y del barro.....¡¡¡toma ya!!!....ya no sé si estoy en Murcia o en Saigón, busco por si veo algún Charly con su Ak47 corriendo hacia mi, y hablando de correr, voy corriendo por dentro de ese barranco lleno de agua: "chop, chop, chop" voy escuchando todo el rato, son mis húmedas pisadas....hostión y al agua de nuevo....me levanto, corro otra vez....¡al agua patos de nuevo!.....
En acción


Por fin se acaba este tramo, voy empapado y llevo barro hasta en la cara, hay un tramo más o menos llano y corro a un ritmo decente...noto que los gemelos me molestan, me entra el canguelo pero descubro que no, que no les pasa nada, tengo tanto barro acumulado en mis piernas que parte de él se ha endurecido y de ahí la tirantez.......y es ahora donde empieza lo verdaderamente divertido.....le había dicho a mi mujer que tardaría sobre 7 horas si todo iba bien (tomando cómo referencia el Maratón de Javalambre, ya que este es más largo y con más desnivel) pero veo que tardaré algo más (30 minutos me costó el fatídico km25) por lo que decido llamarla por teléfono para que no se mojen esperándome más de la cuenta...la llamo, no me lo coge (imagino que si está en línea de meta la megafonia le impide escuchar la llamada) por lo que le mando un mensaje Telegramero....cómo aquí vamos cuesta abajo y aunque hay mucho barro, aprovecho para subir el ritmo confiando en restarle minutos al crono, de repente suena el móvil, imagino que es mi mujer y lo saco de la mochila....no es ella, es Nieves, no me da tiempo a cogerlo y cuelga....me sabe mal y le llamo, pero pierdo la concentración y el equilibrio y resbalo y me caigo al barro por mi costado izquierdo, a la vez que mi gemelo izquierdo se monta fruto de la caída...mientras hablo con ella me levanto, avanzo unos metros y al barro otra vez, esta vez por el otro lado.....estoy bonico, ya verás qué risa cuando tire a lavar ropa....y ahí me quedo yo, hablando por teléfono en mitad de una ciénaga barruna.
¿Quien dijo barro?

Cuelgo, guardo el teléfono en la mochila y sigo corriendo....justo antes de una curva llena de (¿lo imaginas?....sí, llena de barro, acertaste) en una bajada, vuelve a sonar el puto teléfono....me cagüen todo.....lo cojo, esta vez es mi mujer: "¿que vas a tardaaarrr?.....no te oigo bien...." y yo: "aparta de la megafonia"...."ya me he apartado, no te oigo bien" (y yo mirando mi móvil y viendo que tengo cobertura)...."¿me oyes?......noooooo", grita....(a todo esto, montones de corredores adelantándome mientras yo, parado y con una risilla nerviosa, alucino con la surrealista situación)....."que busques a Luis" (le digo)....."¿que busque a quien?"...."a Luis"....."¿a qué Luis?"......"¡¡¡¡a Luis Albertooooooooooooo!!!!"...le grito tan fuerte que seguro que me han escuchado en el pueblo, y eso que estoy a unos 4 o 5 kilómetros de distancia. Luego esta escena (lo que de que no me escucharan a través del móvil) se repetió con mi padre mientras me tomaba un café y dos donuts de chocolate en una pastelería, y encontré la razón: el agujerito por el que tu voz pasa al móvil estaba lleno de barro, se había endurecido y amortiguaba la voz, de ahí que no me escucharan.

Tras acabar la llamada, bajo la rampa, acelero, y un corredor se pone a pegar gritos delante de mí: "maaaadre mía"....y sí, madre suya, y es que ahora hay que pasar por un barranco, el típico barranco que está seco 364 días al año y por el que solo pasan de vez en cuando lagartijas y el coche de algún llauro, y que ahora baja lleno de agua y con corriente....pasamos un primer tramo y luego un segundo, más largo y profundo, me llega el agua por encima de las rodillas y voy con cuidado porque al no ver donde pisas, tengo miedo de doblarme un pie con algún pedrolo.....salimos de allí, todo se allana y llegamos a la carretera, allí nos dicen que debido a las condiciones del terreno han quitado la subida al último repechete y ya vamos directos al pueblo corriendo por asfalto.....por primera vez en mi vida me alegra escuchar la palabra asfalto, porque entre tú y yo, ya estaba hasta el mismísimo nabo de tanto barro, agua, y de tanto caerme......intento correr todo lo que puedo pero aunque parezca mentira, al kilómetro y pico mis gemelos y un isquio ya me duelen por el impacto con el dichoso asfalto (me odia, el asfalto me odia), y yo ya voy buscando el borde de la carretera, pisando de nuevo hierba, piedrecillas y demás.....entramos al pueblo, cruzo una calle y desde un coche alguien me grita: "Sandokannnn"...es Joselu, que ya había acabado su faena ultrera y estaba de vuelta, subo por una calle empinada, bajo y entro en meta con una sonrisilla en la cara por haberlo logrado mientras que a través de la megafonía, Jaime anuncia mi llegada a meta.....al verme me dice: "amigo, parece que vengas de una batalla".
En meta, tras dejar el chip


La verdad es que mi tiempo fue lamentable, 7h 51m, pero eso me dio exactamente igual porque salí con la certeza de que iba a tener dolores que me iban a impedir acabar...y no, no los hubieron, por eso acabé feliz; tampoco es que pudiera haber ido más rápido, eso quisiera yo, pero al menos acabé de una pieza y sin calambres o dolores, y eso que el frío y yo no somos muy amigos cuando hablamos de correr. Estuvo graciosa la aventura, anoche ya me tocó tirar de Frenadol porque el frío acumulado ha pasado factura, y porque no soy tan machote cómo yo pensaba, pero no pasa nada....cómo se suele decir, lo que no te mata te hace más fuerte. Gracias a mis chicas por aguantarme, y gracias a ti si has sido capaz de tragarte este tochazo....cómo puedes ver, tanto contar para no contar ná...