El
Sobrarbe me tiene enamorado, ese es el mejor resumen que podría hacer. Es un
lugar que llevamos visitando desde hace algo más de 20 años, y volver allí es
cómo estar en casa, al menos en la casa en la que me gustaría vivir. En Junio
se celebra una carrera de montaña que me encanta: el Gran Trail Sobrarbe,
carrera que ya hice en 2015 con mi amigo Rafa Montero, y a la que quería volver
tras los cambios que hicieron en 2016, que básicamente consisten en algo más de
distancia (pasa de 66 a 71 kilómetros), un poco más de desnivel, cambia el
lugar de llegada (en vez de en Plan finalizas en Bielsa), a partir de Plan
corres en sentido contrario a cómo se hacía en 2015, y sobre todo, porque ahora
la carrera pasa por el Ibón de Plan o Basa de la Mora, un lugar idílico con
leyenda propia (si te apetece, investiga por la red...).
La tarde del sábado en Ainsa |
Este año mi cabeza no estaba donde tenía que
estar por motivos que no vienen al caso, tampoco es que hubiera entrenado mucho
(lo que no supone ninguna novedad), y al final fue mi mujer la que casi a
rastras, me convenció para que siguiéramos con nuestro plan previsto meses
antes, y nos marcháramos el viernes a mediodía rumbo a Ainsa.
Ya sabíamos que iba a hacer calor, pero si cuando
cruzamos Zaragoza el termómetro marcaba 38 grados, al llegar a Ainsa sobre las
5 de la tarde parecía que estuviéramos en una olla a presión. Tras instalarnos
en el hotel (fantástico por cierto, nos sorprendió positivamente y eso que yo
no las tenía todas conmigo), fuimos a recoger dorsal a la Plaza Mayor donde nos
encontramos con Jaime González, ese fantástico speaker al que vemos en
cualquier rincón por el que nos movemos, ya sea Ainsa, Cehegín, Castellón, o
Sallent de Gállego. Luego vueltecita, compras, cena (cena sauna más bien,
porque madre mía lo que sudamos) y al hotel de nuevo.
Una de las cosas que más odio es preparar la mochila
para este tipo de carreras, siempre tengo la sensación de que me dejo algo, y
también de que mi mochila va a estallar con tanto trasto. Cómo siempre, me pasé
metiendo cosas (sobre todo comida, porque estoy un pelín acojonado por el tema
estómago y los problemas que me dará en carrera) y luego no usé ni la tercera
parte. De ahí al catre (previa pastillita de melatonina, porque si no no me
duermo ni a tiros), y tras maldormir apenas 4 horas con varios
"intermedios", a levantarse que esto empieza...
Ibón de Plan o Basa de la Mora |
Desayuno en el cuarto de baño (sé que no suena
muy cool, pero no quería despertarlas), me disfrazo de corredor y ale, a la
Plaza Mayor. A esas horas (05'30) en la calle se está bien, hasta fresquito,
aunque sé que durará más bien poco. Subo las escaleras que llevan al casco
histórico y noto mis piernas cargadas, mi respiración acelerada (joder, y solo
estoy subiendo unas putas escaleras) aunque sé perfectamente lo que me pasa:
miedo, acojono, o cómo lo quieras llamar. Me voy acercando a la Plaza Mayor, ya
somos muchos los disfrazados de corredores, llego a la salida y saludo a Jaime:
"espero verte en Bielsa" le digo, y ahora a esperar el
chupinazo de salida. Suena el "Hell Bells" de los ACDC, una de esas
canciones que escuchada antes de que empiece un ultra, te hace sentir
invencible...vamos, que si en esos momentos me dicen que en vez de 71 son 171
kilómetros, pues cómo que hubiera dicho "¿ah sí?.....y a mí qué capullo"....luego
lógicamente, ese subidón se pasa y te cagas en todo por volver a sentirte
humano y terrenal.
Son las 6 de la mañana y empieza la fiesta, yo
esta carrera la divido en dos partes claramente diferenciadas: los primeros 25
kilómetros de "calentamiento" donde aunque hay algunas subidas,
acumulas muy poco desnivel en tus piernas, y luego está la segunda parte, la
que te mete todo el desnivel en esos 46 kilómetros restantes. Y ahora viene el
problema: si intentas ir muy rápido en estos primeros kilómetros, porque luego
sabes que no podrás correr en muchos tramos, corres el riesgo de fundirte, y si
vas demasiado lento, pues perderás muchos minutos...¿la solución?: pues ni puta
idea.....igual la gente que se toma esto más en serio, o que simplemente
entiende algo de matemáticas, hace algo parecido a un plan, pero yo soy incapaz
y hago lo de siempre: si me noto fresco y fuerte arreo, si me canso bajo el
ritmo o ando...ya, no es muy "pro" y muchos me estarán llamando de
todo, pero ese ha sido siempre mi método en carreras así......y a lo tonto, me
planto en el primer control de paso (km 15, Laspuña) en 1h 35m (joder, que para
mí está muy bien).
Foto oficial en el Ibón |
Bebo, picoteo algo y ale: a correr más. Si hasta
el km 15, el paisaje no era muy "montañero" (hay un tramo al salir de
Ainsa muy curioso, donde corremos por una especie de dunas gigantes que
lógicamente no son de arena), desde Laspuña la cosa cambia porque hay mucho
verde, mucho correr por senderito entre el bosque, y mucho ir paralelo al río
Cinca; hay un tramo que me encanta que discurre parelelo a una pequeña presa de
agua y que luego te hace pasar por un puente de esos muy de montaña.....y así a
lo tonto tonto, y teniendo ya las piernas un tanto cargaditas porque voy
prácticamente todo el rato corriendo o trotando, me planto en Badain, km 25, en
2 horitas y 43 minutos......"oye tú, qué bien va todo"
(pienso)....aquí hay más cosas en el avituallamiento y como algo de fruta,
frutos secos, y una especie de galleta de nosequé....también me tomo un gel de
esos que me quedan y que voy probando, aunque de nuevo, no sé para qué porque
no me hace absolutamente nada (o a mí me timan cuando los compro, o a la gente
le pega subidón cualquier cosa, porque macho, ni geles ni pollas...). Sí, soy
antigeles, pero desde mi retirada en CSP por problemas de estómago, no me queda
otra que ir probando cosas para encontrar esa fórmula mágica que me permita
olvidarme del jodido estómago y de cómo puede echarte a perder todo lo que has
hecho....
Vale, nos vamos, son ya las 8 y 50 de la mañana,
los del Maratón salían desde aquí (bueno, de al ladito, de Lafortunada) a las 8
en punto, y ahora empieza la verdadera carrera. Al momento empieza la cuesta, y
cómo es lógico empiezan a adelantarme por todas partes....creo que el 95% de la
gente lleva bastones, pero yo paso, no me siento cómodo con ellos y llámame
capullo o analfabeto, pero me gusta más no llevarlos porque lo veo un estilo
más puro, o al menos, más cómo yo entiendo todo esto. El sendero pasa justo por
debajo de dos enormes tuberías que bajan hasta Lafortunada, de una de ellas
caen gotas...la verdad, acojonan un poco, son gigantes. Un cartelito marca
"Saravillo", próximo destino, si hasta aquí he llegado siguiendo las
marcas del GR19 (en esta carrera no hay cintas salvo dentro de los pueblos, en
la montaña tienes que orientarte siguiendo las marcas de GR, PR y demás), ahora
voy por el GR15...mientras no me confunda en los cruces, todo irá bien. A ratos
coincido con un corredor jovencete, unas veces voy yo delante, otras va él, y
así cómo sin venir a cuento llego a Saravillo, un pequeñísimo pueblo donde nos
reciben cómo si fuera Kilian tras bajar del Everest. Saco un sandwich de mi
mochila, me siento, le mando unos wachaps a mi mujer (bueno, en realidad unos
telegrams, que llevo el móvil pequeño), estiro un poco los aductores que van
más cargados de la cuenta, y es entonces cuando empieza lo jodido....
Paisajes idílicos para correr |
Vamos al Refugio de Labasar y de ahí
prácticamente llaneando al Ibón de Plan. Voy a pasar desde los 1000 metros de
altitud en los que me encuentro ahora hasta los 1900 en apenas 6 kilómetros y
el calor ya empieza a apretar. En este tramo coincido con una corredora con la
que fui haciendo la goma prácticamente hasta meta, la tía sube cómo una bestia,
incluso trota donde a mí me cuesta caminar, sin embargo en los tramos de bajada
o algo más llanos yo tengo un puntito más y es por ello que vamos
adelantándonos por turnos pero sin dejar de vernos.....la subida se me va
haciendo muy larga, hay mucho tramo técnico con mucho pedrolo y mucha raíz
donde toca subir mucho las piernas para ir avanzando, me pasa mucha gente, voy
bebiendo mucho y mi estómago se empieza a rebelar. En un momento dado, la chica
con la que voy charrando se empieza a quedar atrás, yo voy avanzando y consigo
adelantar a dos o tres corredores...miro hacia arriba en muchos momentos, ya
tengo la sensación de que esto ya no sube más, de que llega el llano, pero no,
me equivoco una y otra vez. Por el sendero que vamos subiendo (PR-HU87) a veces
nos cruzamos con la pista forestal que en eternos zigzags, permite a los coches
subir hasta el Refugio.....ganas me dan de pedirle a algún conductor que me
suba, pero no, aquí estamos para lo que estamos. Unos 100 metros delante de mí,
bueno delante y arriba porque la cuesta no acaba nunca, veo a dos corredores
uno detrás del otro, un bastón los une, cogiendo un extremo cada uno de ellos.
Pienso que deben de ser pareja o algo así, o un amigo ayudando al otro a
subir....cuando me acerco me quedo alucinado, ya que el de atrás (corredor del
Maratón) es ciego, y el de delante es su guía; el de atrás pisa mal y se queda
medio atrapado en una trialera, cómo yo estoy justo detrás le ayudo empujándole
del trasero, y entre su guía y yo, lo volvemos a meter en el camino. Me dan las
gracias y les paso, mientras voy pensando en lo que debe de suponer hacer esto
sin ver, sin tener referencias.....yo no sería capaz, me parece impresionante
lo que ese corredor está haciendo.
En esos pensamientos estoy cuando llega el llano,
una cortita bajada y el Refugio. Llego andando porque voy tocado, el estómago
está revuelto y estoy sufriendo una pájara de las buenas, creo que la
combinación (casi)kilómetro vertical+estómago+calor achicharrante no me está
sentando nada bien. Un corredor de los que llega anuncia que se retira, yo
estoy bastante zombie y me entra un sudor frío cuando recuerdo estas
sensaciones en la CSP y mi posterior retirada....no, no pienso retirarme hoy,
se lo debo a alguien. Me voy a la sombreta, bebo mucho, mojo mi gorra por
enésima vez (era impresionante: la mojabas y a los 15 minutos volvía a estar
seca), me tomo Traumeel en pastillas para mitigar dolores (es más suave que el
ibuprofeno pero no tiene efectos secundarios) y me trato de poner dos apósitos
de Compeed al lado de mis axilas, ya que no sé por qué, pero se me han
producido unas rozaduras que me hacen ver las estrellas cada vez que braceo,
obligándome a correr con los brazos en postura cangrejoide para que no me roce.
Medio recuperado, tiro ya para el Ibón en un tramo cortito de medio bajada,
medio llano, y cuando llego me quedo alucinado contemplando el espéctaculo: en
las fotos parecía que aquello era mucho más pequeño, pero en realidad es
inmenso. Es curioso porque hay un montón de turistas por allí, algunos hasta
con bebés, y es que claro, si subes en coche en 15 minutos de pateada llana
estás ahí, y sin embargo nosotros.......de pronto, y cuando yo estaba embobado
buscando a ver si veía a la famosa Mora del Ibón, me grita alguien a mi
espalda: "oye, ¿que no quieres que te haga una foto?", y es que
estaba tan enfrascado en el paisaje que no había visto al fotógrafo
oficial.....me hace la foto y ale, vuelta por el mismo sitio para luego, a la
derecha, coger el caminito rumbo a Plan en bajada técnica y dura....
La última y dura subida a la Cruz de Guardia |
Tiro para abajo, por aquí ya estoy en mi hábitat
(bajada técnica) y paso a algunos corredores. Es cierto que tal y cómo la
organización nos dijo, hay que tener cierto cuidado en esta bajada, pero ello
no me impide avanzar a buen ritmo salvo cuando llegan las pedreras, donde por
precaución, ando en vez de correr porque no quiero esguinzarme (nuevo palabro);
aquí la ruta discurre entre el bosque, cruzando pequeños riachuelos y barrancos
donde aprovecho para mojar la gorra, en un tramo llego a un barranco con
bastante agua y unos senderistas que están sentados en la sombrita me indican
por donde sigue el camino, ya que hay grandes bloques por los que hay que ir
saltando para evitar mojarse. De vez en cuando me cruzo con muchos caminantes
que van subiendo por este sendero rumbo al Ibón: los compadezco, llevo rato
bajando y esto no termina nunca, no quiero ni pensar lo que será hacerlo de
subida; todos con quienes me cruzo me animan, y eso hace que me motive y sea
capaz de correr más deprisa. De pronto se acaba el sendero y dos bomberos me
indican que siga por la derecha....ya estoy abajo, en el valle, en un tramo de
carretera que me llevará a Plan....hace un calor terrible ya que es mediodía,
no hay prácticamente ni una sombra, pero aun así sigo corriendo todo lo que
puedo salvo cuando el asfalto se empina. Adelanto a algunos corredores, ya oigo
la música del control horario situado en el pueblo, de hecho veo hasta los
arcos hinchables....paso por el polideportivo donde dos años antes, reponíamos
Rafa y yo tras haber acabado el Gran Trail, ya que entonces la meta estaba
allí, en Plan. Cruzo un puente y sigo corriendo, adelanto a dos corredores que
andan y me dicen "vamos máquina" y les digo que de máquina
nada......llego al control, anuncian mi nombre y club por megafonia, me bebo
dos vasos de Cocacola casi del tirón, cojo un pequeño plato de macarrones,
busco una sombra al lado de unos abueletes, me quito la mochila, enciendo el
móvil y mientras hablo con mi mujer, voy descansando y reponiendo, aunque la
verdad, no me entra mucho la comida. Hacemos balance: llevas 50 kilómetros en 7
horas y 19 minutos, te queda solo un obstáculo entre tú y meta, pero eso sí, un
obstáculo tremendo, un obstáculo de la hostia, acojonante: la subida a la Cruz
de Guardia. Estamos a 1100 metros pero hay que subir hasta algo más de 2100 en
dos fases: una primera subida hasta Gistain, bajadita muy suave hasta Serveto,
y de ahí (km 56) a la Cruz (km 62) en subida sin tregua de algo más de 800
metros positivos ....una vez esté en lo alto de la Cruz, y si llego sano y
salvo, la carrera es mía.
Impresionantes vistas |
Tras beber varios vasos más de Cocacola, tomarme
otro gel que me quedaba (que no sé para qué, total, no hacen nada...) y
quitarme todos los escombros que hay dentro de mis zapatillas, me decido a
seguir. Voy muy concentrado, sé que ahora viene lo peor, lo más duro y a la
peor hora, cuando más sol y calor hace. Le pido a uno de la organización que me
moje la gorra con una manguera, y emprendo la subida rumbo a Serveto. Tras
seguir las indicaciones en el pueblo, salgo de él siguiendo las marcas del GR.
La subida es durísima, por un tramo de hierba, el sol cae a plomo, y no veo a
nadie ni por delante ni por detrás; esto, que en otras ocasiones me hubiera
encantado, ahora me asusta: ¿y si no voy por el camino que toca?....sigo
subiendo, sigo sudando y sigo dudando, tan solo me tranquilizo cuando veo que
las marcas de GR están muy limpias y recientes (la organización las repasa
antes de la carrera), y cuando observo que la hierba está muy chafada, lo que
indica que ha pasado mucha gente por aquí. De pronto llego a Gistain, me asusto
porque no recordaba que hubiera que pasar por aquí, yo solo pensaba en Serveto,
pero al entrar al pueblo y ver cintas suspiro aliviado, ya que tenía clarísimo
que si me hubiera perdido ahí, me retiraba: después del desgaste de esta subida
no tenía ganas de más.
No hay ni Cristo por el pueblo, estoy más solo
que la una (normal, con la que caía), de pronto me encuentro con una familia
que está entrando a un restaurante a comer: "Menú a 13 euros" pone, y
me imagino a mí mismo sentadito a la fresca comiendo y bebiendo en vez de
haciendo el indio......giro a la izquierda, pero a mi derecha veo un grifo con
un trozo de manguera.....lo abro y sale agua hirviendo, espero unos segundos y
cuando sale helada, meto la cabeza debajo y luego empapo mi gorra....salgo de
Gistain y a lo lejos veo a un corredor...¡¡¡por fin!!!....primero voy subiendo,
y cuando el camino se allana e incluso baja en algún tramo me pongo a correr.
Al rato lo pillo, y me pide por favor, ponerse detrás de mí (me siento un poco
raro, nunca nadie me había pedido esto). Vamos charrando, es de Sabiñanigo,
hablamos de su tierra, de la mía, de lo que nos queda, y de pronto en una
sombra nos encontramos a un corredor tumbado en el suelo, con un pié vendado y
un huevo gigante en el lugar donde debería de estar su tobillo. Nos dice que
lleva ahí media hora, que ya han avisado y alguien vendrá, le ofrezco mi
tobillera pero la rechaza....nos vamos, y no hemos corrido ni 20 metros cuando
nos encontramos a dos bomberos que vienen a buscarle con una camilla. Salimos
del monte y entramos en un tramo más llano, con alguna casa desperdigada, me
pongo a correr y mi acompañante me dice que él seguirá andando, nos despedimos
y sigo.....llego a Serveto tras adelantar a otra corredora que subía cómo un
tiro, lógicamente la paso en el llano. Bebo, repongo, cómo algo, y la corredora
me pasa....
Salgo de Serveto y empieza la subida final, al
principio muy inclinada, luego con un pequeño descanso para finalmente subirte
a la Cruz en un tramo hiperempinado y montañero. Empiezo a tener amagos de
calambres, bebo mucho y me tomo un sobre de sales que habían repartido los de
la organización. Me pongo en modo de ahorro total, cómo llevaba haciendo durante
la carrera en los tramos más duros: manos a los cuadriceps para quitarles
trabajo, y de puntillas, y siguiendo un ritmo continuo con la respiración, voy
ganando metro a metro, sin prisa pero sin pararme a descansar; es fundamental
guardar piernas aquí para tenerlas disponibles en la bajada. Me pasa algún
corredor, paso a algún otro, me encuentro a algunos tumbados a la sombra o
sentados en cualquier rincón, les pregunto pero todos están bien, simplemente
están descansando. Yo no quiero descansar porque si paro, me costará empezar.
El agua y la isotónica se van esfumando, bebo y bebo y vuelvo a beber cómo los
peces en el río, mojo la gorra en cada riachuelo o charco que paso, a veces
levanto la mirada y veo corredores allá arriba, a lo lejos; casi mejor
agacharla y concentrarme solo en los 4 o 5 metros que tengo por delante.....por
fin veo el collado, cuando llegué allí ya casi lo tendré. Paso por una zona
embarrada, el barro me llega a los tobillos, recuerdo cuando hace dos años,
Rafa y yo bajábamos por ahí a toda leche, fluyendo, y ahora parezco una
elefanta embarazada tratando de avanzar cuesta arriba. Paso a un corredor que
se retuerce de dolor, me dice que es por el estómago, me pregunta que si falta
mucho para subir y le digo que un kilómetro...me ofrezco para pedir ayuda, me
dice que no, que podrá subir. Y poco a poco y sufriendo lo que no está escrito,
llego a la Cruz de Guardia, no sin antes haberme dado la vuelta mil veces para
contemplar el valle desde el que había subido y que ahora, queda muy lejos y
muy abajo....
En meta, por fin... |
Ya estoy arriba, lo peor ya ha pasado, un
voluntario me lee el chip nada más llegar: 10h 46 minutos. Estoy en el km 62,
hasta meta quedan 9, unos 7 o 7 y algo de bajada (casi 1100 metros de desnivel
negativo, y a estas alturas de carrera, eso hace mucha pupa), y
luego, ya en la civilización, un kilómetro y medio largo de asfalto, y encima
cuesta arriba. Me zampo el último croassant de chocolate que llevaba en mi
mochila, bebo, relleno y hago cálculos: tengo algo menos de una hora diez
minutos para plantarme en meta bajando de 12 horas (que no sé por qué, en ese
momento me hacia ilusión...quizás porque en 2015 había hecho 12h 06m), es
posible si mis piernas (que están muy castigadas y a punto de acalambrarse) me
dejan y si no me pego ninguna hostia, porque ahora toca un tramo que según la
organización: "Recordaros también las complicaciones técnicas y
peligros objetivos en las bajadas del Ibón de Plan y la Cruz de Guardia. En
este último caso, la existencia de pequeñas cortadas junto a un barranco
caudaloso aportan al descenso un alto grado de peligrosidad". En fin, que poderse se
podía, pero arriesgando y contando con que las piernas no me dijeran
"hasta aquí".
Y tras despedirme de la gente del control (maravillosas vistas las de ahí arriba), emprendo una bajada suicida de esas que me gustan a mí.....hay un primer tramo especialmente inclinado, donde bajo trotando pero con bastante cuidado....en cuanto la inclinación baja, me suelto la melena y empiezo a zumbar....es un terreno que se me da bastante bien: sendero estrecho, técnico, con muchas piedras y demás.....para mi alegría, las piernas van bien, de hecho voy volando cuesta abajo, e incluso pego muchos saltos de piedra a piedra con una facilidad que me sorprende. Voy lanzado, de vez en cuando miro el reloj y veo que hay tramos que voy por debajo de 5 el km, adelanto a mucha gente que me dejó atrás subiendo, adelanto también a gente del Maratón, lo que me motiva aún más porque me llevaban casi una hora de ventaja y 25 kilómetros menos en sus piernas, voy a toda hostia, disfrutando cómo un loco, la mayoría de gente anda y yo los paso cómo un misil....incluso unos me dicen: "paso a la locomotora"......hay algún tramo corto de subida donde intento seguir trotando aunque no siempre lo consigo; pese a ir lanzado, la bajada me empieza a pasar factura y bajo algo el ritmo porque necesito piernas para esos casi dos kilómetros de asfalto finales, sé que lo que gane aquí lo puedo perder abajo si me pongo a andar.....al final acaba la bajada y llega el asfalto, unos centenares de metros en bajada, donde me pongo a 4'30 y pienso "joder tío, 69 kilómetros y 4000+ en tus piernas y aún puedes ir a este ritmo" (vamos, lo que se dice, darse ánimos a uno mismo), el 4'30 se va al 6 o 6 y algo cuando el asfalto se empina, pero no dejo de correr, aunque vaya bufando (ahora sí) cómo una puta locomotora. Ya estoy llegando, cruzo un pequeño puente donde paso a un corredor que anda mientras unos espectadores dicen: "paso al Keniata", ahora sé perfectamente lo que me queda porque conozco este lugar de sobra, me quedan 300 o 400 metros pero muy empinados, aun así no pienso andar y saco fuerzas de donde no hay: "vamos campeona" me grita un tío para al instante rectificar: "campeón, perdona, campeón" (no sé cómo me pudo confundir porque mi estado físico en esos momentos podía ser de todo menos femenino), unos críos me aplauden en la última, empinada y corta cuesta, y encaro la calle que me lleva a meta cuesta abajo dándole al botón de "Turbo Boost" cómo hacía Michael Knight con el coche fantástico, mientras toda la gente me aplaude y me anima.....llegando a meta, Jaime dice mi nombre.....llego, lo consigo, paro el crono en 11h 56m con la sensación de haberlo dado todo; allí está mi hija, mi mujer que me pone la medalla de "Allegador" (las dos habían hecho migas con los de la organización mientras me esperaban), y bueno, que poco a poco recupero el aliento.
Le pido a mi mujer un deseo, algo que me había pasado por la cabeza durante la carrera: una cerveza, mataría por una cerveza, y al momento aparece con una bien fresquita.....me siento en una acera mientras mis piernas (ahora sí) empiezan a acalambrarse, y más feliz que feliz, me la ventilo en pocos tragos. Lo reconozco: acabé destrozado, con dolores por todo el cuerpo, con una sed terrible (mira que bebí durante la carrera y luego, cenando, pero aun así me desperté varias veces por la noche y no podía dejar de beber), pero no tuve ni una sola molestia muscular ni durante, ni después de la carrera, y eso es lo importante. Cómo para mí fue importante el ser capaz de mantener la cabeza fría durante toda la carrera, el no perderme en ni un solo cruce, el fijarme en pequeños detalles que en momentos de duda me demostraban que estaba en el buen camino, el no rendirme de nuevo; a modo de resumen, diría que esta carrera ha hecho que vuelva a confiar en mí, algo que necesitaba.
Con mi soñada y fresquita cerveza |
Y colorín colorado, este tocho se ha acabado; gracias a mis chicas por haberme acompañado en este viaje, a mi mujer por convencerme para que nuestro finde saliera adelante, y gracias a todos aquellos que me estuvieron siguiendo desde la distancia, en especial a Jota, al que tuve en un sinvivir......gracias gente, de corazón, muchísimas gracias por estar ahí.