lunes, 14 de mayo de 2018

CSP 2018: Cuando todo encaja




Uno de los carteles
Seguro que no me creerás si te cuento que cuando llega la hora de la verdad, la hora de ponerse las zapatillas porque la carrera va a empezar, yo no siento nada especial, me siento ausente, lejano...es más, no me apetece lo más mínimo empezar y desearía estar haciendo cosas más normales. Pues así es, eso es exactamente lo que siento.

Y así me estoy sintiendo en una carretera desierta, disfrutando de un atardecer de película, solo, al lado de la gasolinera de Vistabella, esperando el taxi que sube desde Castellón para recogerme y dejarme de nuevo allí, en la ciudad, donde en 3 horas dará comienzo la CSP, ese ultra de 108 kilómetros (bueno, 112 según mi GPS y el de otros muchos, pero no discutamos por solo 4 kilómetros, total para qué) que une la ciudad con Sant Joan de Penyagolosa. Por momentos me asusto por si el taxi no llega, por momentos desearía que no llegara e irme a la casa rural en la que estamos hospedados, y disfrutar de una buena cena; pero finalmente aparece ese taxi, ese vehículo que me trasladará a otro mundo dentro de este mundo.

Me siento delante y el taxista y yo nos tiramos charrando la hora poco que nos cuesta bajar. Simón es de Medellín, y me cuesta explicarle lo que voy a hacer, no entiende muy bien como nos guiamos por los campos o como comemos. Finalmente llegamos a la Plaza de las Aulas, nos despedimos, y allí me quedo yo: compuesto y sin novia. Estoy esperando a José Manuel, tengo que darle su dorsal, él vendrá con la gente de Corremon. Hay mucho ambiente en la plaza, se nota que este año es el Campeonato del Mundo; choca el contraste entre nosotros, los que vamos a correr, y el gentío bien arreglado que se dispone a pasar una noche de viernes. Va pasando el tiempo y Jose Manuel no llega, empiezo a coger frío, meo tres veces (los nervios y tal) en uno de los urinarios portátiles que han puesto los de la organización, y a las 23 abren el control de material y chips. Me voy poniendo más nervioso, por megafonía no dejan de insistir en que vayamos pasando el control, finalmente contacto con José Manuel y me dice que ya llegan....a las 23'45 pasamos finalmente el control y empieza todo.

En la línea de salida
Como digo no siento nada especial, ni emoción, ni alegría, nada. No sé si es porque al haber hecho varias carreras de este tipo, he perdido la "ilusión de la primera vez", o sencillamente porque sé el tormento que me espera y simplemente acepto la situación con resignación.  Bueno, tengo un poco de miedo....antes de salir de Vistabella, le he preguntado a mi mujer como un millón de veces si cojo o no cojo los bastones...al final he salido sin ellos...no sé, nunca los uso en entrenes ni en la inmensa mayoría de carreras que hago, pero en las de más de 100 kilómetros sí que me los llevo, y esta será la primera vez sin ellos...no me apetece llevarlos, me va el rollo "puro", con cuantos menos trastos mejor.....no sé si me explico....pero ahí, en la salida, yo diría que el 85-90% de los corredores los llevan y claro, me entran las dudas....¡¡¡a buena hora!!!

3-2-1...¡¡¡ a correr !!! dan la salida, voy con José Manuel y con Victor, ellos son mucho más rápidos que yo pero prometen ir controlando en el tramo de la ciudad. Vamos hablando, la verdad es que no me apetecía que la carrera saliera del centro (otros años hemos salido de la Universidad Jaime I) pero reconozco que hay un ambiente increíble y que no dejan de animarnos. En cuanto llegamos al campo (que nos recibe con una primera subida), yo vuelvo a parar a mear y me despido de mis acompañantes. Tras acabar mi meada, empieza mi carrera. Vamos rumbo Borriol, subiendo para no variar. Estoy frío y las primeras subidas se me atragantan, pero en un ratito las piernas se calientan y empiezo a estar mejor. Pasamos Borriol, con su espectacular subida hacia el Calvario (nunca un nombre vino más a cuento), luego otro subidón y ya estamos metidos en el monte, en mitad de la noche. Hace mucho calor, el año pasado alcanzamos -1 grados de noche y ahora me estoy cociendo, y eso que solo llevo una térmica larga y una camiseta encima. A ratos me sobra, a ratos sopla un fuerte viento y agradezco llevarla. Vamos avanzando, en ocasiones nos rodea la niebla y darse la vuelta y ver la hilera de frontales brillando entre ella me regala una imagen casi fantasmagórica. 

De pronto llega a mi cabeza la pregunta que más odio en cualquier carrera, pero sobre todo en un ultra: "¿de verdad que esto te gusta?"....y si soy sincero, en ese momento diría que no, que no me gusta, que es una puta mierda, así de claro. Me pregunto por qué o para quien hago esto, si no será una forma de fanfarronear, de querer dárselas de cualquier cosa por hacer estas distancias...pero bueno, sé que esto es normal, es la fase de "negación", la superaré. Quizás me pregunto esto porque no me gusta nada, pero nada nada ir corriendo en hilera con un tío pegado a mi culo y yo olfateando el culo del de delante, pero siempre es así, hasta que no se estire más el pelotón, esto es una romería, y eso que este año se nota que al salir del centro de la ciudad, el pelotón se ha estirado más de la cuenta. 

Entre la niebla, entre las horas que son y la torrija que me está entrando, y entre el llevar un rato corriendo (la luz del frontal me hipnotiza un poco) empiezo a ver cosas raras....o eso creía yo....vamos subiendo y escucho un ruido como si estuvieran acelerando y soltando el acelerador de una moto, pero de forma constante y cíclica: "brrrooommmm, brrrrrooommmmm, brrrrooommmm", no sé qué cojones es, pero por encima de mí veo luz y veo que los corredores pasan por al lado; conforme subo descubro que la moto no es moto sino un compresor de esos que dan luz, y está alimentando una casa en mitad de la nada, y la luz brilla con mayor o menor intensidad al compás del dichoso "brrooommm"...es más, parece que están celebrando una fiesta, ya que en la terraza hay una bola de esas de discoteca que gira y emite destellos, y que resplandece más o menos dependiendo del ritmo de la "moto"...muy surrealista todo. Y si hablamos de cosas raras, no puedo dejar de hablar del avituallamiento que me deja sorprendido cada vez que lo veo: Bassa de Oronetes. Noche cerrada, bosque, y de pronto empiezas a escuchar música a todo trapo (encima reaggeton, tócate los cojones), ves una luz cegadora, y a la que te descuidas aparece un monigote gigante (el Gegant de Pedra) por el que pasas por debajo. Son las 3´25 de la mañana, y aquello más que un ultra de montaña da la sensación de ser la Feria de Navidad...solo falta alguien vendiendo algodón dulce y figuritas de chocolate de Papa Noel.
Disfrutando del momento

Dejo Bassa y empiezo a bajar hacia la Rambla de la Viuda, el típico barranco lleno de pedrolos por el que discurre el agua cuando llueve, pero versión XXL. Saco el MP3, me tiro así como 3 o 4 horas intentando desenredar el cable de los putos auriculares (métete en situación: bajada técnica, de hostia chula si tropiezas, y tú con el jodido cablecito) hasta que lo consigo. Me los pongo justo cuando estoy al pie de la rambla, le doy al "on" y empieza a sonar Vetusta Morla.....hay un corredor que va andando (lógico, son miles de cantos rodados deseando que te tuerzas un pie) pero a mi me pega un subidón brutal y corro....empieza a sonar "Consejo de sabios", que vale, igual no es la canción más motivadora del mundo, pero para mí en ese momento sí que lo es porque tiene mucha fuerza. Son las 4 de la mañana, ya llevaré unos 30 kilómetros, hay niebla, pero yo me siento genial...voy corriendo a buen ritmo, me siento ligero, y mis piernas no sé, me están pidiendo guerra. Sigo corriendo incluso mientras subo, y siento que la piel se me eriza y que estoy a punto de llorar de pura felicidad....en ese preciso momento recuerdo por qué estoy ahí, recuerdo por qué me gusta esto, por qué lo necesito. Me digo y repito una y otra vez: "eres una máquina" pero no por ir rápido, sino porque me siento como un aparato que está cumpliendo con su función. Voy pasando gente, voy pletórico, chapurreo alguna canción (no quiero que nadie me oiga, pero me cuesta escuchar música y no cantar), voy haciendo como que toco la guitarra, o la batería, y eso mientras adelanto gente que igual me ve como un friki o igual se está cagando en mi puta madre, vaya usted a saber. La cosa es que se acaba el disco y empieza el "MTV" de Bunbury....vamos, y ahí sí que me desmeleno.....justo cuando empieza "Planeta Sur" llego a Useres. Estiro un poco los aductores, ya que en uno de ellos tenía una ligerísima molestia (ese fue el único "problema" muscular de toda la carrera) y salgo del pueblo.

Nada más cruzar la carretera e ir a empezar la subida, trato de tomarme una cápsula de magnesio y mi cuerpo la rechaza con una arcada terrible..."no me jodas, por favor, no me jodas....problemas de estómago no por favor, otra vez no". Tengo que recordar que el año pasado me retiré de esta carrera precisamente por eso, por el puto estómago, y veo que la historia se repite. Intento meterme la pastilla en la boca y de nuevo lo mismo: una arcada aún mayor....es más, empieza a salirme ese liquidillo previo al vómito de la boca en cantidades industriales, lo escupo y al segundo tengo de nuevo la boca llena, vuelvo a escupir, y así varias veces....me acojono, parto la pastilla en dos y nada, lo mismo....al final acabo masticándola (está asquerosa) y entre arcadas menores me la trago.

Vale, ya sé que el estómago me la va a volver a liar, pero hay que seguir ya que fisícamente estoy muy bien: me noto fino, ligero y muy fuerte. Vamos por un tramo nuevo (este año han cambiado varias partes del recorrido para no coincidir con el circuito del Campeonato del Mundo), nos suben por un tramo campo a través, pero así, a través: ni pista, ni sendero, ni pollas en vinagre. Llegamos arriba y la niebla nos rodea, vamos muy espaciados y por momentos creo que me voy a perder porque no se ve nada, ni siquiera las marcas. Empezamos a bajar hacia Atzeneta, veo las luces del pueblo, y a la izquierda veo como dos columnas de fuego...al principio pienso que igual es alguna industria ("¿una fábrica en mitad del bosque so capullo?"), luego pienso que igual es algo en plan ambientación para el Campeonato del Mundo porque ya son las 6 de la mañana y acaban de salir ("¿fuego como espectáculo en mitad del bosque so gilipollas?") y al final pienso en esa navaja de un tal Ockham, sobre todo cuando veo humo y cuando veo que empieza otra pequeña columna de fuego justo al lado de las otras dos: algún hijo de la gran puta está provocando un incendio forestal. Llego a un cruce donde hay unos voluntarios de Protección Civil y les explico lo que he visto, me dicen que ya lo saben y que un retén de Bomberos ha salido hacia allí...me quedo mucho más tranquilo.

Entro en el avituallamiento (cerrado, con una zona para la élite del Mundial y otra para los populares), tienen hasta una pantalla donde salen cosas de la carrera. Allí veo a Victor y a Javi Romero. Mi estómago no está en su mejor momento, pero me tomo un caldito y un poco de pasta con atún (vale, un desayuno un poco atípico) porque sé que mi cuerpo necesita gasolina. Salgo y ya ha amanecido....hace frío, pero hay que seguir. Salida del pueblo, un poco para arriba en terreno de ese que parece que no sube pero sube, y en donde parece que puedes correr pero si corres revientas; de ahí a un barranco bastante feo y puñetero, lleno de trampas naturales para ahostiarte, y mientras voy charrando con Javi, empezamos la subida a Benafigos. Ya me doy cuenta de que si corro rápido el estómago me responde con pequeñas arcadas y dolor, si trato de beber más de lo mismo: arcadas, pero me voy apañando. Llego a Benafigos, me quito ropa porque hace mucho calor, pillo la gorra, trato de comerme uno de mis sandwiches pero nada, no me entra y me da asco solo de mirarlo; aun así como algo de fruta como buenamente puedo, un trocito de barrita energética de las que pone la organización, y salgo rumbo Culla con bastante miedo porque ahora viene la peor subida de toda la carrera.

Hablo con mi mujer por teléfono, mando algún wachap, y empiezo una bajada de casi 800 metros por la zona que me parece más bonita y salvaje de toda la carrera. La bajada es fantástica, senderos limpios entre pinos con unas vistas preciosas por los que puedes volar, pero claro....todo lo que baja tiene que subir, y cuando llegues al fondo del barranco, tendrás que subirlo por el otro lado....sí amigos y amigas sí, bienvenidos a Peñacalva, el paredón infinito, la subida eterna. Meo a pie de pared e inicio el ascenso.....físicamente estoy de cine, llevo delante un grupete de bastoneros y los acabo pasando a todos, me pasa una chica francesa y otro tío, al que cazo más arriba. El problema es que no puedo beber, me da mucho asco, y no sé muy bien por qué pero llego a la conclusión de que el problema es el plástico de las botellas.....sí....el puto plástico, y llego a esa conclusión porque en los avituallamientos sí que puedo beber con el vasito y no me entran arcadas, pero claro, luego tengo que pasarme mucho rato sin beber y comer entre avituallamiento y avituallamiento y me estoy secando, exactamente lo mismito y en el mismo lugar que el año pasado. Llego incluso como recurso desesperado a echarme en el vaso el contenido de la botella y trato de beber, y aunque algo mejora, al segundo o tercer trago llega la temida arcada.

¡¡¡Es que te como!!!
Consigo llegar arriba, he pasado a mucha gente, y tras indicarle a un corredor lo que nos falta hasta Culla, empiezo a encontrarme mucho peor de la barriga. Pese a todo, y al contrario que el año pasado, puedo correr, y eso hago hasta llegar al pueblo....es más....tengo un plan para tratar de salvarme de mi más que posible segunda retirada: en cuanto entre en el pueblo me paro en el primer bar o tienda que vea y me compro dos botellas de agua pequeñas, así dejo las que yo llevo en el avituallamiento y pruebo a ver si el invento funciona. Entro en un ultramarino y compro las dos botellas (siempre hay que llevar dinero en las carreras amigos, ya sea para agua, para una cerveza, o para coger un taxi si mandas todo a la mierda) y coño, le pego un trago y ¡¡¡eureka!!!...no me entran arcadas. Entro en el avituallamiento, me siento y como algo de fruta, pillo un plato de pasta y cuando abro la bolsa de vida que dejé en Castellón y que la organización ha traído hasta aquí, descubro que mi lata de Coca Cola está rajada, como si Lobezno se la hubiera querido beber sin esconder sus garras....mierdaaaaaaaaaa....vale, bebo Pepsi de la organización pero oye, no es lo mismo. No logro comer cuanto apenas nada, a mi alrededor todos los corredores devoran todo lo que pillan como si no hubiera un mañana, pero yo soy incapaz de comer, no puedo; vale que ahora tengo las botellitas pero mi estómago está muy tocado tras casi 70 kilómetros y 12 horas comiendo y bebiendo lo mínimo. Control de material, y salgo por la puerta rumbo a Sant Bertomeu....

Recorro unos 200 metros de calle, como es bajada troto muy suave pero me entran unas ganas de vomitar muy fuertes. Me paro unos 100 metros más adelante, en un camino, me apoyo en una pared y empiezo a vomitar.....pasan corredores y me preguntan si estoy bien, yo con la mano les digo que sigan mientras no dejo de vomitar.....estoy muy asustado, a la vez cabreado, me voy a tener que retirar de nuevo en el mismo lugar y por el mismo motivo que el año pasado....joder, no hay derecho. Tras la vomitona hago balance de daños, es curioso pero siento mucho alivio en el estómago, vomitar me ha venido muy bien. Dudo si retirarme o no, he sentido mejoría, pero he vomitado lo poquito que he comido y sé que me quedan unos 20 kilómetros hasta Vistabella, próxima via de escape si hay problemas ya que en Sant Bertomeu no hay traslado si te retiras (salvo por accidente), está en mitad de la nada y te tienes que buscar la vida. A ver, si todo va bien tira, pero como me ponga a vomitar de nuevo en mitad de la nada me voy al suelo, en este tramo hay otra subida de las duras, y encima hace un calor de ese que achicharra.....valoro muchas cosas, pero sé que en Vistabella están mis chicas y decido arriesgar.....al principio genial, puedo ir bebiendo de las botellas sin arcadas, pero en el momento que bebo más de la cuenta o acelero, mi estómago me recuerda que está ahí. Voy comiendo a ratos nueces y frambuesas de esas desecadas para no dejar que el estómago se apalanque, y sobre la 1 del mediodía o así, un poco antes de Sant Bertomeu, me empiezo a sentir muy muy débil. Me asusto, pienso que al no estar comiendo y bebiendo muy poco, mi tensión ha caído en picado y me voy a desmayar, creo también que me estoy deshidratando (de hecho hay una vocecilla en mi cabeza que no deja de decirme "¿cuando fue la última vez que orinaste?")....de todas formas cuando puedo troto, pero la sensación de debilidad es brutal..esto es un puto calvario, como el de Borriol. Pero luego me doy cuenta de lo que realmente me pasa: ¡¡¡me estoy quedando dormido!!! sí, dormido, dormido mientras corro, dormido a mediodía.....llego al avituallamiento y de nuevo lo mismo: un poco de fruta, un poco de Pepsi, y poco más porque la simple visión de la comida me produce asco y rechazo y no quiero forzar, iremos con lo mínimo. Me siento un par de minutos en una silla, estoy un poquito zombie, pero sigo sabiendo que en unos 8 kilómetros estaré con mis peques, en Vistabella.

Este tramo se me hizo duro, y eso que no lo es. Una sensación de malestar y debilidad me acompaña todo el rato, estoy deseando ver el pueblo, veo una montaña y pienso "cuando suba ya se verá Vistabella" pero no, subo y veo otra montaña, y otra, una sucesión de putas montañas, y así varias veces mientras yo me voy apagando por momentos. El tiempo cambia, se pone todo muy negro, llega un viento gélido y chispea....por fin en lo alto de un camino, veo a un tío vestido "normal", lo que me indica que el pueblo ya no estará muy lejos...efectivamente el chaval me dice que sí, que suba los metros que me quedan y lo tendré a tiro....joder qué alegría ver Vistabella, rodeado de nubes que a veces suben por una ladera y lo cubren todo, le mando un wachap a mi mujer mientras voy bajando, para que sepa que llego: "aquí estoy" me responde. Bajo, subo de nuevo ya por rampas de hormigón y luego cemento, entro ya en el pueblo, y allí arriba está Conchin animándome y grabándome: "ya lo tienes" me dice, pero mi idea es abandonar aquí porque tengo muchas luces rojas encendidas. Entramos al avituallamiento, me siento, sé que me ve destrozado pero me anima...le cuento lo que me pasa mientras me trae cosas para comer y beber, pero imposible, no puedo, se me hace una bola y no consigo tragar nada. En la misma mesa y justo delante de mí está la francesa que me pasó en Peñacalva con su pareja, ella no deja de comer y beber, está cargando las pilas, yo la miro con muchísima envidia pero nada, no puedo tragar. Su pareja me pregunta por señas que qué me pasa, le señalo mi estómago, y luego en inglés le cuento un poco lo que pasa. Estoy tan muerto, que apoyo la cabeza en la mesa...mi mujer se levanta a por algo, no tarda ni medio minuto, y cuando vuelve yo ya estoy dormido. Los franceses me miran con cara de pena y preocupación, mi mujer también, pero no deja de animarme, de recordarme que me quedan 23 kilómetros y 1200 metros positivos, le digo medio en broma que "solo" es un medio maratón, pero no puedo seguir, estoy totalmente hundido. Mi sensación es de debilidad extrema, me quedo totalmente abobado mirándome las piernas como si estuviera idiota o me hubiera dado algo, sin reaccionar, y solo soy capaz de decirle: "¿qué hago?" una y otra vez. Debería de retirarme, porque sé que lo que me falta no es nada fácil, a la vez sé que luego me arrepentiría....mi mujer me pregunta por una previsión de tiempo para esperarme en meta, a mí todo eso ahora me suena a ciencia ficción ya que veo la meta en Nueva Zelanda, me pregunta por mi reto de bajar de las 20 horas (bueno, esa era mi intención, bajar de 20), yo le digo que me quedan al menos entre 5 y 6 horas de carrera, y que no me veo capaz de soportar tanto tiempo sufriendo así; en fin, yo estoy muy zombie y no soy capaz de pensar con claridad, estoy seco. Al final me levanto y decido seguir, o me retiro o sigo, pero ya vale de perder el tiempo. Trato de tomarme una pequeña cápsula de traumel para aliviar un poco los dolores de tanto trote, y de nuevo arcada al canto....mi mujer se asusta, me dice que si necesito una bolsa para vomitar, le digo que no, le explico que llevo muchos kilómetros así, con esas arcadas....en la calle lo intento dos o tres veces más y nada, arcadas salvajes...la pobrecita está un poco alucinada, veo en sus ojos lo destrozado que me ve, pero tiene fe en mí y eso me motiva, y poco a poco vamos saliendo del pueblo juntos hasta que el pueblo acaba y despidiéndome de ella empiezo a correr cuesta abajo de nuevo.

Comparto tramo con un tío de Murcia, es muy charrador (como yo) y de repente veo que tengo piernas para rato y que bajamos y subimos los dos a muy buen ritmo....voy bebiendo de las botellas (mi mujer me las ha cambiado por otras dos nuevas) y pese a que no puedo comer más que cositas pequeñas, me encuentro bien. Al rato el murciano me deja atrás, paso a la francesa que había salido unos minutos antes que yo (está estirando, supongo que tiene calambres), y bueno, voy corriendo. Llego a Xodos, allí me cruzo con corredores que están haciendo MIM (una carrera con la misma salida y llegada pero "solo" 60kms) y no dejan de aplaudirme, yo les aplaudo a ellos porque siempre he pensado que cualquier distancia tiene mucho mérito para quien la hace, que yo no soy mejor por tirarme más horas corriendo; llego al avituallamiento y de nuevo el mismo "menú": algo de fruta (sobre todo manzana, no sé, parece que la tolero mejor), Pepsi, y a seguir...cuando estoy saliendo del pueblo, entre el gentío escucho "Peleeeee" y miro para atrás y veo a mi amiga Lau, me saluda, la saludo, me dice algo pero no la escucho bien y sigo con lo mío. Con los kilómetros, y desde Culla, la estrategia es la siguiente: tras comer o beber algo, dejo de correr, ando, espero unos minutos hasta no notar nada en el estómago y entonces corro hasta que lleguen de nuevo los dolores o las arcadas....y oye, pierdo tiempo pero funciona. De nuevo me da rabia porque físicamente estoy de lujo: no tengo ni un problema muscular, ni un calambre, nada....y si decido correr puedo correr, pero en el momento en el que me paso es mi puñetera barriga la que me dice "hasta aquí". Paso el avituallamiento de Mas del Collao, me pasan atletas del Campeonato del Mundo que aún no han llegado a meta (el tramo final de carrera lo compartimos...oye, tiene su punto correr con la élite, aunque sean los que se han quedado rezagados), y voy mirando de reojo el reloj y echando cuentas.....no sé, es posible que baje de las 20 horas, difícil pero posible, y para mí significaría mucho no haberme rendido y encima conseguir el objetivo, aunque sé que es bastante improbable. Voy un tramo con una corredora de la selección de los Países Bajos, es muy joven......va delante de mí, la pierdo de vista en una zona de curvas y veo un paquete de pañuelos en el suelo, se le ha tenido que caer a alguien.....unos segundos después, y un poco por arriba del sendero por el que vamos, escucho un ruido raro, giro la cabeza y veo a la chica esta en fin.....en una actitud digamos que íntima....joder, cagando, pero cagando sin esconderse, que si no aparto la mirada le veo hasta las entrañas; coño, la chica es muy mona, pero verla en esa postura hace que se me caiga un poquito por los suelos, a la vez pienso "amiga, cuando descubras donde está el paquete de pañuelos te va a entrar la risa tonta...."; más adelante me adelanta, y yo me aparto porque no sé muy bien como resolvió eso de limpiarse el culete sin pañuelos.... 

Empezamos a pasar por debajo del Peñagolosa, esta montaña me encanta y las vistas son increíbles. Vamos por un recorrido diferente al de otros años, más duro, hago una primera subida, bajamos y una segunda...miro el perfil en el dorsal y veo que esta segunda subida es más larga, pero luego ya es bajada hasta meta....miro el crono....veo el cartel de "-5kms", echo cuentas y tengo 49 minutos para hacer algo menos de 5 kilómetros cuesta abajo una vez acabe de subir....vamos, que está chupao (eso pensaba yo). Culminamos la subida que se me ha hecho muy dura, aquello se pone cuesta abajo y yo pego unos sorbitos de agua y me acelero, quemando los últimos cartuchos confiado en que se han acabado las cuestas. Estoy feliz, sé que voy a alcanzar mi objetivo sin problemas, cuando de repente la bajada acaba y empieza otra subida dura, dura y larga porque muy arriba veo corredores....mecagüenlaputa.....no solo me cago yo, los demás corredores también se van cagando en todo lo cagable, me siento en cierta forma estafado porque este cuestón final no entraba en el guión, y por supuesto me olvido de bajar de 20 horas. Me consuelo pensando en que haga el tiempo que haga, lo importante será el llegar a meta sabiendo que voy a hacer mi mejor tiempo en esta carrera (en 2016 hice 21h 29m) y así como quien no quiere la cosa, llego a lo más alto, y cruzo el último avituallamiento donde no cojo nada porque según mis cálculos, estoy a 2 kms de meta.

2 kms los cojones, allí me dicen que me quedan 4.....coincido con un corredor que dice que parece que en vez de acercarnos nos alejamos, que cada vez nos dicen que quedan más kilómetros....vale, 4 kms....en teoría de bajada....si consigo ir a 6 el km puedo bajar por los pelos de las 20 horas. Pero no todo es bajada, hay algunos repechetes cuesta arriba en los que si fuerzo me duele mucho la barriga, por lo que ando rápido; luego ya empieza a ser todo más cuesta abajo, y acelero....voy con una corredora de las del Mundial, parece coreana, o filipina o algo así...en los repechos me pasa, pero cuesta abajo la paso yo. Nos dicen que nos quedan 2 kilómetros, y tengo 9 minutos si quiero bajar....acelero, pero mucho, voy pasando constantemente a gente, muchos de ellos son de la MIM, otros del Campeonato del Mundo y de CSP,  paso dos tramos de muchas piedras donde hay que trepar, el segundo lo paso sin dejar de correr, saltando de piedra en piedra, cada vez hay más gente, sé que la meta ya está muy cerca y solo necesito el momento de llegar al tramo que mejor conozco, uno de sendero limpio entre el bosque por donde hace un par de meses paseaba con mi mujer y mi hija, voy repitiendo "sendero en bajada, sendero en bajada" como un mantra, pero sin dejar de acelerar. Ya no quiero ni mirar el reloj, estoy bajando muy muy rápido, y de repente llega ese sendero y acelero a tope, no guardo nada, doy todo lo que me queda, voy recordando cuando estuvimos aquí entonces e imaginaba esta misma escena: yo bajando a toda velocidad hacia meta; y aquí estoy: convirtiendo aquella escena imaginada en algo real, cumpliendo un sueño, y corro como un cohete sacando lo único que me queda ya: rabia, rabia contenida durante casi 20 horas, rabia por cada entrene, rabia en estado puro...ya veo la meta debajo de mí, corro por un sendero paralelo un poco más arriba....quienes me conocen saben que no me gusta hablar de mí, que soy poco de autoelogios, pero si alguna vez he corrido bien, esa vez fue en ese preciso momento, y lo sé porque volaba, porque saltaba las piedras y pasaba volando por encima de ellas sin intentar esquivarlas, y lo sé porque era energía pura y mi cuerpo y mi alma estaban funcionando juntas sin fisuras, y lo sé porque toda la gente me aplaudía y me animaba, solo escuchaba comentarios del tipo "eso es correr" y cosas así aunque no veía a nadie porque iba absolutamente concentrado en lo que tenía unos metros delante de mí, joder, es que volaba, es que fluía, es que nunca me había sentido tan fuerte y preciso a la vez, de hecho mi mujer al verme corriendo así no acababa de entender que me hubiera dejado hundido en Vistabella y ahora estuviera así: pletórico, exultante....encima tuve la suerte de que nadie estaba entrando en meta en ese momento, por lo que todas las miradas estaban puestas en mí.....y entre los aplausos y gritos de ánimo y admiración, la voz de mi hija: "date prisa que me quiero ir yaaaaa"...vamos, animándome.....que no necesito que venga a meta para entrar de la mano, que ella es muy punkie, pero coño, que te diga algo así como "va joder, que me aburro"...en fin...es ella......bueno, que sigo volando a toda hostia, curva a izquierdas bordeando la cruz, un gran salto y caigo en la recta de meta, elevo la mirada y veo en uno de los marcadores "19h 58m"......freno un poco porque ya sé que lo he logrado y buffff.......no puedo describir lo que sentí...solo por ese medio minuto final valió la pena sufrir casi 20 horas, suena un poco heavy pero así de intenso me resultó ese final tan bestial.

Ya en meta, y tras reunirme con mis chicas, me voy corriendo a que me den algo......me atiende una señora....le pido una cerveza: "¿una cerveza?...pero si vas muy sudado, ¿como es que vas tan sudado?"...."ya, es que acabo de entrar en meta ahora mismo ¿sabe?"...."mira, lo que tienes que hacer es sentarte, tranquilizarte un poco, taparte y tomarte algo calentito"...."mire, que llevo 100 kms soñando con una cerveza"......"bueno, ¿la quieres fría o mejor natural?"...."fría (iba a decirle "fría cojones, como voy a querer una puta cerveza caliente", pero me mordí la lengua porque soy muy formal) y saboreando esa cerveza como si fuera una bebida mágica, fantástica, y un manjar digno de un Rey, cerré mi participación en esta CSP.

Como siempre, mil millones de gracias a todos y todas los que de una u otra forma estuvistéis conmigo, de verdad, gracias, vuestro empuje se agradece muy mucho. Y por supuesto, gracias Conchin por confiar en mí, por empujarme...ver tu carilla de alegría cuando decidí continuar, verte chillando ilusionada mientras bajaba y te perdía de vista saliendo de Vistabella, me motivó de una manera que no puedes ni imaginar. Gracias por sacar lo mejor de mí, esta carrera es tuya, no mía, yo me habría retirado de no ser por ti, las piernas eran mías pero tú eras el alma que las hacia moverse.

ANEXO: Mi "retirada".

Tras llegar a meta, y con la cerveza en la mano, mi mujer me dice que había estado retirado de la carrera. Me explica que había hablado con mi prima por teléfono, y que ella le había dicho que qué me pasaba, que el muñequito del Livetrail no se movía. Efectivamente, comprueba que el muñeco no va, y se va de nuevo al avituallamiento de Vistabella (donde habíamos estado juntos un rato antes), y habla con alguien de la organización quien le explica que sí, que me había retirado. Ella intentó llamarme por teléfono pero yo no contestaba (igual era porque llevaba el móvil apagado, supongo yo que sería por eso ¿verdad?), y en la organización le dicen que una ambulancia se había llevado a un corredor que no dejaba de vomitar.....claro, blanco y en botella. Pero Conchin indaga más, entra en el furgón donde llevan todo el rollo de ordenadores y demás, y allí le dicen que me retiré en Sant Bertomeu (es decir, antes de Vistabella) y que soy portugués......ella les dice (no con estas palabras claro, que ella es muy fina, yo cuento mi versión) que como cojones me voy a retirar en Sant Bertomeu si he estado con ella en Vistabella (extremo que confirma uno de la organización que nos vio juntos en el avituallamiento), y que yo de portugués pues más bien poco...no se quedan muy convencidos y le vuelven a preguntar si su marido no es de Portugal, que el número de dorsal (el mío) es el que han dado de un portugués que se ha retirado, en fin, que se colaron con el número y hay un retirado sin identificar. Aun así llaman al control de Xodos (siguiente avituallamiento) y allí les confirman que el dorsal 2318 había pasado por el control. Por lo que traen a un tío de Livetrail, le dan a las teclas, y vuelvo a estar en la carrera.....vamos, con lo mal que lo pasé, como para que me dijeran que en realidad me había retirado. 

De nuevo gracias Conchin, hasta a mi avatar livetrailero le tuviste que ayudar para acabar.

Y colorín colorado, este tochazo se ha acabado.


4 comentarios:

  1. Plas plas plas

    Me han dado ganas de hacer una de ésas. La sensación de la meta, del "qué c*jones tengo" vale todas esas horas de "qué c*ño hago yo aquí".

    Mucha envidia, de verdad, menos en las arcadas.

    Descansa y disfruta...es muy grande lo que has hecho.

    Conchín, de díez. La nana, de 10,5 :)

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    1. Gracias....aunque matizo que mi único pensamiento en meta fue: "cervezaaaaa, cervezaaaaa", y es que después de tanta "vida sana" y tanto tute, uno necesita un poco de vicio para compensar...

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  2. Toda una aventura. Me ha emocionado mucho leer tu relato. Se veia venir que el del año pasado tenia segunda parte con "happy end" . Descansa y disfruta de esas sensaciones que nunca te abandonaran. Un abrazo.
    Pepe

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