miércoles, 3 de agosto de 2016

CHIVA 2013: CRÓNICA DE UN FRACASO (que igual no ha sido tanto)

Publicado en Facebook el 8 de Diciembre de 2013



CHIVA: CRÓNICA DE UN FRACASO (que igual no ha sido tanto)

Reconozco que nunca me había pasado lo que me pasó ayer en la carrera de Chiva, hundirme física y mentalmente, desear pararme, pegarle una patada a la mochila y decirle adiós a todo esto de correr por montaña. Afortunadamente, pasadas ya unas cuantas horas desde el final de la carrera, ahora empiezo a ver las cosas de forma distinta.

No me mataba hacer los 61 kms de montaña de Chiva, si me apunté fue única y exclusivamante para conseguir los dos puntos que me faltaban para poder participar en el UTMB. Aun así, y tras el entrene de hace algunas semanas con José Manuel y Rafa Montero, mi opinión empezó a cambiar porque la zona por donde discurre la carrera es sencillamente preciosa. Esta semana he ido motivándome poco a poco, y lo cierto es que llegué al día de ayer con muchísima ilusión y ganas. Y por qué no decirlo, llegaba a Chiva en muy buena forma, he estado encadenando buenos entrenes, alguna carrera, y me siento mejor que nunca....incluso mi asignatura pendiente, las subidas, me estaban yendo cada vez mejor.....quizás todo esto ha sido determinante en mi sensación de fracaso total en Chiva. Bueno, cuento la aventura...

A las 05'15 recogía a Jose Manuel y salíamos rumbo a Chiva. El coche llegó a marcar 1'5 grados, y al llegar al pueblo pudimos comprobar que efectivamente, calor no íbamos a pasar, al menos al principio. Un rato después nos reuníamos con Jose Vicente Soler Olmedilla, David Alarcon Vicent y Javi Martinez en el lugar donde la carrera empezaba, rodeados de multitud de corredores y corredoras, todos bien abrigaditos. Aquelló empezó y enseguida salíamos del pueblo para meternos en la montaña; era realmente bonito el mirar hacia atrás, en plena cuesta, y ver una hilera de lucecitas subiendo por la montaña. Fuimos Josevi, David y yo juntos durante un rato (Jose Manuel había salido disparado cómo un cohete desde el inicio de la carrera), y entre comentarios y risas íbamos pasando kilómetros. En un momento dado (yo tuve que parar a mear) perdí de vista a mis acompañantes y seguí en solitario. Me sentía realmente bien, con muchas fuerzas y sin ir para nada forzado. Pasé el km 20 a una media que me llevaría a meta en 8 horas justas, que si bien sabia que no podría ser (al final siempre noto el cansancio de los kms), sí que me hacia pensar en las 8h 30m que Rafa había pronosticado para mí.

Todo iba bien, me encontraba de cine, y de pronto, en el km 22, empezaron los calambres en las piernas. En un principio pensé que era algo pasajero, porque era demasiado pronto para tener calambres y porque he hecho muchas carreras (incluso la de 118 kms) y entrenes sin un amago de calambre, no tenían por qué estar ahí, y sin embargo ahí estaban. Poco a poco pude comprobar que de pasajero nada, y que en cuanto el terreno se ponía cuesta arriba, o andaba en plan Juanito Oiarzabal en el Everest (paso a paso en cámara lenta) o los músculos se montaban. En la subida de la cueva (37% de desnivel), el pié derecho se giró unos 45 grados hacía el interior debido a una rampa y tuve que subir así, cómo la Lina Morgan, un buen trozo y con mucho dolor. Aquello cada vez iba a más, afortunadamente, en las bajadas los calambres remitían y podía trotar, despacito, sin alargar la zancada, pero trotaba y recuperaba algo de terreno y tiempo. Así fuí bastante rato haciendo la goma con David: él desaparecía subiendo, yo lo cazaba en la bajada, y vuelta a empezar. Los kms iban cayendo, los calambres eran cada vez más frecuentes, pero tenía claro que esos casi 40 kms que me faltaban los iba a hacer sí o sí. Cómo he dicho, la carrera es preciosa, el ambiente increíble (parece mentira que hubiera tanta gente en mitad de la montaña animando), y la organización fantástica. En un avituallamiento (el de la fuente de la "albóndiga" cómo yo la llamo) uno de mis sueños correriles se hizo realidad: ¡¡¡ tenían cerveza !!!.....lógicamente me tomé una acompañada de un sandwich y algo de fruta y otra vez para arriba, rumbo al Pico Yerbas, el tramo más alto de la carrera (1000 y algo metros). A mitad de subida había una charanga con música disco a todo volumen, no veas qué ambientazo, algún corredor le pegó unos tragos a un cubata de los allí presentes, previamente se pusieron todos a bailar, corredores y organizadores..... mi subida al Yerbas fue lenta y agónica, y una vez arriba empecé a trotar cuesta abajo, pero ya notaba cómo los calambres no me respetaban ni cuesta abajo.....aun así, a aguantar el dolor y a seguir, que por algo tenemos fama de duros los corredores.

De nuevo cazo a David (el muy cabronazo quería darme un bastonazo para perderme definitivamente de vista) y en la siguiente subida lo pierdo ya, esta vez, para el resto de carrera. Subidón de nuevo, yo en plan Himalayista, paso a paso, y de nuevo cumbre y para abajo. Hubo un momento, allá por el 43 o 44, en el que los calambres ya eran constantes subiera, bajara o llaneara (aunque el llano brilla por su ausencia en esta carrera, rompepiernas cómo pocas). Y en ese momento me hundí mentalmente, cuando ví que los calambres ya no me daban respiro, cuando ví que mis expectativas de tiempo se iban a la mierda, cuando ví que cada paso era dolor y sufrimiento, ahí me hundí. En mi cabeza se alternaba la voz de Rafa: "estás para hacer 8 h 30m" y el pensamiento de que Jose Manuel ya habría acabado y tendría que esperarme durante mucho rato. Por mi cabeza pasaban pensamientos del tipo "¿y tú quieres hacer UTMB?........¿y si te pasa esto en el Mont Blanc?".....pensamientos del tipo "paso de Vulcania, paso de todo".....pensamientos del tipo "dejo de correr en montaña, cuando esto acabe le pego una patada a la mochila y mando a la mierda todo"......no sé, para mí correr en montaña se ha convertido en algo más que un deporte, es parte de mi vida, de lo que soy, de cómo soy, y sentirme tan mal es algo a lo que no estaba acostumbrado...

Los kms iban cayendo lentamente, hasta que en un momento dado, tras el avituallamiento del 49, entablo conversación con otro corredor. Le comento lo de mis calambres y me da una pastilla de sales o no se qué cojones, me la tomo sin mucha esperanza (en esos momentos estaba hundido en todos los sentidos) y tiro para adelante. Me cruzo con él en varias ocasiones, y en el km 52 (un kilómetro que se me hizo eterno, no acababa nunca, yo creo que en realidad tenía 4 o 5 mil metros) iniciamos juntos la última subida: unos 300 mts de desnivel con un 50% de pendiente......por extraño que parezca, no subí del todo mal, al llegar arriba me preguntó que si la pastilla me había hecho algún efecto y le dije que sí, que algo estaba notando, que no se me habían ido los calambres pero que al menos, no iban a más.

Y tras el avituallamiento del 54 llegó el milagro.....de pronto los calambres se fueron, no del todo, pero me dejaron correr. Y tras horas de agonía empecé a notar que todo seguía en su sitio: mis fuerzas, mis ganas, mi rabia. Y desde ahí hasta meta empecé a correr....cuesta abajo, cuesta arriba, en llano, corría de nuevo, qué sensación más maravillosa tras tanto dolor físico y mental. Y empecé a adelantar a mucha gente, y empecé a ver en el crono kilómetros a 5 y poco, me sentía de nuevo corredor, y sentía que mi forma estaba ahí, que tras tantas horas tenía fuerzas para seguir y arrear. A dos kms de meta viví una escena muy graciosa: delante de mí iba un chaval corriendo, de pronto se para, se gira, me mira con mucha seriedad y me dice: "estoy hasta la polla de correr"....yo le dije "yo también, pero quiero llegar".....y sí, llegué, corriendo y relativamente feliz. Lo más bonito fue que al llegar a meta tenía a mis amigos esperándome, y antes de cruzar el arco todos me daban la mano en plan Tour de Francia....fue muy emotivo para mí, el mejor final que podía tener.

Pasadas las horas empiezo a estar contento. Lo pasé mal, ya no por el tiempo que hice (que también, yo creo que sin calambres me hubiera acercado a esas 8h 30m), si no porque algo que me apasiona se convirtió en una tortura y no disfruté, salvo en esos 7 kms finales. Ahora lo pienso y compruebo que estaba bien de forma, de no ser así no hubiera podido correr hasta cuesta arriba en esos kms finales, y compruebo que tuve los santos cojones de aguantar casi 40 kms con calambres hasta meta. Eso ahora me da muchos ánimos.

No sé muy bien a qué fueron debidos esos calambres: quizás el no haber descansado ya que el viernes trabajé (y el miércoles, y el jueves, de hecho de aquí un rato me voy a trabajar de nuevo), quizás estoy bajo de algo, quizás el frío.......algo falló o algo fue diferente, porque esos calambres no debieron estar ahí, al menos tan pronto. Pero bueno, lo conseguí, no me rendí, llegué a meta tras 9h 32 minutos que solo yo sé lo que me costaron, y finalmente conseguí esos 2 puntos para el UTMB.

¿Lo mejor de todo?....pues cómo siempre la gente. Todos esos amigos que antes he enumerado y que corrieron o nos animaron desde muy lejos, José Luis López que estuvo en la salida, ese corredor anónimo que me salvó con su pastilla, la gente de la organización, esa gente que nos animaba pese al frío en mitad de la nada, esos dos abueletes que se subieron al monte con su coche, montaron una mesa de camping, y la llenaron de bebidas para nosotros....gracias, gracias a todos, sóis realmente grandes. Correr tiene muchas cosas maravillosas, pero lo más grande sin duda es la gente que vive y ama este deporte.

Gracias a todos por lo de ayer.

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