miércoles, 3 de agosto de 2016

Disfrutar de un Somontano con un amigo: mi crónica del Gran Trail Sobrarbe.

Publicado en Facebook el 29 de Junio de 2015


Disfrutar de un Somontano con un amigo: mi crónica del Gran Trail Sobrarbe.

Sí, la idea era disfrutar de un Somontano durante una cena con un gran amigo, ese era al menos mi único objetivo en toda esta aventura, esa era mi verdadera meta. Podría haberlo hecho en cualquier restaurante de Valencia, pero decidimos viajar 1000 kms entre ir y venir, correr 66 kms por la montaña, y meternos 3900 metros de desnivel positivo; estábamos seguros que así, ese vino nos sabría mejor.

Y allí estamos, a punto de que se dé la salida de la carrera, son las 5’50 de la mañana, estamos en el campo de fútbol de Ainsa rodeados de canijos y canijas de las tierras Aragonesas, y alguna que otra cara conocida, la gente del Duristoraris que no sé si vendrían en busca del ansiado caldo cómo nosotros, o si algún tío alto y barbudo los habría liado para estar aquí. Yo ya me doy cuenta de que algo no va bien….en cualquier salida de una carrera de montaña, y sobre todo si tiene cierta distancia, si hay algo que ocurre antes de que la fiesta empiece es que te ponen cómo una moto desde la organización y sales cómo si fueras a correr una milla. Sin embargo, me están entrando unas ganas terribles de tumbarme en el césped y ponerme a llorar. No, no suenan los ACDC, de hecho suena una musiquilla desconocida a un volumen muy bajo…..y el speaker….¡¡¡ay el speaker!!!....una de dos: o se acaba de levantar y no está muy por la labor (algo que serviría de atenuante), o bien (me inclino por esta opción) trabaja en un Tanatorio y es el encargado de despedir al cadáver mientras suena una marcha fúnebre, y en sus ratos libres, hace de speaker:…..”el caloooor de la montaña contra los corredooores” (eso dice pero cómo cuando escuchas algo a menos revoluciones)….”todos os vais a perdeeer, pero tranquiloooos” (os juro que lo dijo tal cual)…vamos, que casi me pongo a llorar y me vuelvo al hotel. Pero bueno, allí estaba el hombre tratando (sin mucho éxito) de animarnos, hay que reconocer que es algo digno de agradecer.

La cosa es que eso empieza a moverse y nosotros también….los primeros 25 kms son en el mapa más o menos llanos, luego veías algún repechete que te obligaba a andar, pero pasaron bastante rápidos; bordeamos Peña Montañesa, paralelos a la carretera que va a Bielsa pegaditos al Río Cinca (precioso todo aquello) y bueno, a la que nos descuidamos estamos en Lafortunada. Según nuestros cálculos debíamos de llegar en 3 horas allí, lo hicimos en 2h 52m. Comemos, bebemos y empieza de verdad la carrera….subidón de 1400+ dividido en dos tramos con un pequeño descanso a mitad, tela marinera con las cuestas.

En el primer tramo de cuestas vemos a un corredor que nos impacta mucho: no está secucho (tampoco gordote, está “fuerte”), lleva pantalón corto normal, cómo el que te pondrías para ir a pasear, camiseta corta “técnica” pero sin mariconadas, y una mochila cómo la que llevaría cualquier adolescente al colegio…encima una de las dos hombreras está rota y la lleva cogida con la mano cómo si fuera un saco. Es de Castellón y entablamos conversación con él, se le ve un tío majo, le preguntamos por la mochila y nos dice que se le ha roto una hombrera…pobret. Al poco nos pasa una corredora que va con bastones, la llevo detrás, pegada, le digo que si quiere pasar, dice que sí, me aparto y me da las gracias….sube cómo una bala, al poco la perdemos de vista. Llegamos a un pequeño tramo donde la cuesta se allana, hay un avituallamiento y sacamos nuestros sándwiches de jamón serrano y queso que la tarde de antes nos habíamos preparado, yo me zampo también un croasán con chocolate que llevo en la mochila, y tiramos para el segundo tramo del primer cuestón. Volvemos a ver al de Castellón, es un crack, se ha sacado de la mochila una lata de Fanta naranja y se la está bebiendo….nosotros flipamos.

Aunque esté feo decirlo, yo me encuentro perfecto, pletórico, con ganas de mucha guerra, pero cuando empezamos a subir Rafa me dice que está cansado…al principio creo que me está vacilando porque él corre mucho más que yo y el cansado siempre soy yo, pero veo que se va quedando rezagado y que tiene mala cara, le pregunto varias veces si se encuentra bien, si no tiene mareos o sensación de flojedad (la cuesta se inclina y el sol casca de lo lindo) y me dice que no, que solo es cansancio. Reducimos el ritmo y nos pasan los de Duristoraris a toda hostia, a lo lejos vemos a nuestro amigo de Castellón, ahora lleva una mochila pequeña de color rosa (luego nos dijo que en un control se la prestó su hija pequeña), y empieza a pasarnos mucha gente. Rafa dice que necesita descansar, que me vaya, pero yo me quedo para hacerle una foto y para reírme de él, porque en esos momentos veo que lo del Karma funciona y sus continuas humillaciones contra mí en los entrenes ahora se han vuelto en su contra. Se tumba en un pedrolo y le hago una foto, encima de nosotros vuelan en círculo unos pajarracos grandes, deben de ser buitres oliendo la carnaza, yo por si acaso me aparto de Rafa y les hago señas a los pájaros para que no se confundan si les da por bajar: "el de la piedra", les digo, "el secucho ese". De pronto veo que sube una corredora, delgadita, pelo largo y liso, morena….le digo a Rafa con diplomacia que ahí te quedas, que cambio de pareja, y cuando pasa por nuestro lado nos dice “hola, ¿todo bien?” pero con voz profunda y varonil….sí, era un tío, pero desde arriba y con ese pelo Pantene yo me había pensado lo contrario….el moribundo se ríe y me dice “vete con ella”, yo me cago en la leche y pienso "pues yo de noche y con dos copas a ese me lo hubiera zumbado" y cómo Rafa se levanta, opto por empezar a subir; Rafa se va quedando y al final y cómo la cuesta acaba pronto, opto por seguir y cuando llego arriba me siento a esperarlo. En muy pocos minutos me alcanza y llegamos al Portiello de Tella, al otro lado del collado un bajadón bestial, precioso, y en 6 km Bielsa, km 42. Rafa empieza a bajar a buen ritmo, yo me espero y hago algunas fotillos y me lanzo en su caza. Lo pillo, se para a quitarse una piedra tamaño XXL de la zapatilla, y yo sigo para abajo porque estoy motivado y estoy donde me gusta: bajada técnica a muerte…cuando empieza a allanarse me paro y en menos de 30 segundos llega Rafa, seguimos juntos hasta que a kilómetro y medio del pueblo, la bajada se pone “interesante” de nuevo y vuelvo a salir zumbado rumbo al control….me lo paso bomba bajando a toda hostia, voy dando incluso saltos, no me lo creo ni yo, y enseguida llego al control del 42 situado en la plaza de Bielsa, un lugar en el que he estado muchísimas veces y en el que me hace mucha ilusión estar en estos momentos, y en un par de minutos llega Rafa. Pillamos dos platos de macarrones , dos vasos de cocacola, buscamos una sombra porque el sol cae a plomo, y comemos; allí nos despedimos del de Castellón ya que él solo hacía el Maratón, todo un personaje el amigo, muy atento y gran corredor.

Salimos de Bielsa pensando en ese subidón de 1100+ a saco y sin tregua que nos espera hasta llegar a lo más alto de la carrera, el km 51, vamos trotando a buen ritmo, y de pronto empieza la madre de todas las cuestas….vamos a nuestro ritmo, despacio pero sin tregua, pillamos a un grupo de tres corredores y nos ponemos detrás. Rafa me dice que está cansado pero ahora tiene buena cara, los tres de delante van demasiado lentos, no se dejan adelantar, sé que nos queda muchísima subida y empiezo a agobiarme….y en un descuido, paso a los de delante y subo el ritmo….sé que Rafa va cansado pero estoy tranquilo porque no tiene mala cara, sé que cuando vas cansado y alguien te pregunta mil veces “¿cómo vas?” acabas hasta los cojones y más que ayudar, te jode, es por ello que opto por subir a mi ritmo, me veo muy fresco de piernas y quiero quitarme este tramo porque desde el 51, ya es casi todo bajada. Y bueno, modestia aparte, subo a muy buen ritmo y adelanto a mucha gente, de hecho desde Bielsa no me pasó nadie. Cuando creo que ya estoy a punto de acabar la subida, descubro con horror que allá a tomar por el mismísimo culo hay una banderita….pero se ve muy leeeeeeeeeeejos….me pega un pequeño bajón mental, el sol casca de lo lindo, no dejo de beber, y encima paso a dos corredores a los que los servicios médicos les están atendiendo por deshidratación….chino chano y sin dejar de pasar gente, llego a lo más alto, la Cruz de Guardia, a 2100 metros de altitud. A Rafa no lo veo, ni rastro…mi demonio particular me dice “sigueee, llega antes, déjalo tirado” pero mi angelito me dice “no sigas, espéralo, es tu amigo y es un señor mayor”….decido hacer caso al angelito. Me siento, wachapeo, me hacen fotos, y los minutos van pasando…me empiezo a quedar frío porque hace viento y estoy alto, cuando ya llevo casi media hora de espera veo una gorra azul y una camiseta blanca…desde arriba le grito “Rafaaaaaaaa”, mira para arriba, me ve, y grita “¿qué haces ahí?. Vete hostia, vete”, pero lo dice de mala leche, enfadado….en esos momentos pienso que me voy a tener que ir porque cuando suba me pega una patada en los huevos, pero no, llega al collado, nos damos un fuerte abrazo, me agradece que siga ahí, y a la que me descuido ha salido disparado cuesta abajo hacia el otro lado del collado….y cuando digo disparado es literal: cómo un misil. Le grito que frene, que aún queda mucho, pero ni puto caso….salgo disparado tras él, pienso que le ha dado el sol demasiado y por eso hace eso porque aún nos quedan 15 kms y unos 300 o 400 metros de desnivel en dos repechos, luego pienso que está de cachondeo y que en cuanto me descuide frenará pero no, cómo un misil. Pasado el susto inicial, descubro que mis piernas están muy fresquitas pese a los 51 kms y los 3500+, y descubro también que me siento juguetón….por lo que me pego a tres metros de su espalda y seguimos bajando a un ritmo suicida, a toda leche, saltando, corriendo, metiéndonos por el barro, adelantando a todo el que se cruza en nuestro camino….hay un tramo bestial donde los dos fluimos, se lo digo y me dice que sí, que lo nota, impresionante, no hay cansancio, no hay piernas cargadas, volamos cuesta abajo a una velocidad de vértigo en un sendero en medio de un campo de trigo….de hecho, desde el 51 hasta meta, en el 66, solo empleamos 1h 45m y eso que habían unos 400+. Llaneamos rápido, el reloj me marca 4’45 en algún tramo, y llegamos a un pequeño avituallamiento donde mi Garmin muere (y eso que le quedaban dos rayas de batería) y donde nos dicen que nos quedan 9 kms (en verdad serían unos 7-8), subimos un gran repecho, trotamos de nuevo, corremos cuando la cosa se pone boca abajo, y ya vemos Plan justo debajo de nosotros…bajamos a Gistain, nos dicen que quedan 3’5 kms, bajada radical, y en mitad nos encontramos a esa chica que nos adelantó al principio, la de los bastones…la felicitamos los dos, le damos la enhorabuena por el tremendo carrerón que se ha metido, y la dejamos atrás. Bajamos a San Juan de Plan, aquí ya es llano, hay cintas y las vamos siguiendo…quedaría km y pico, dos kms hasta meta, vamos corriendo todo el rato, mis piernas empiezan a pedir la hora pero tenemos claro que de frenar nada….seguimos adelantando corredores, casi todos van andando, alguno trota muy suave, alguno nos mira con cara de “vaya par de hijos de puta, a estas alturas y corriendo”, y antes de cruzar un puente vemos a un crío de 3 o 4 años que extiende su mano…al ver que nos acercamos, se pone a pegar saltitos de alegría y los dos le chocamos la mano….ufff, brutal, algo tan simple cómo chocar una mano y es capaz de alegrar a un niño, hablamos de la importancia de los pequeños detalles en la vida, porque sí, corremos y podemos hablar, de pronto las cintas nos llevan a una arboleda llena de gente que no deja de aplaudirnos y animarnos (pero no por compromiso, se notaba que era de corazón) y dentro de un campo de fútbol vemos el arco de meta….yo me emociono muchísimo, Rafa me dice que nada de esprintar, que hay que disfrutar, yo lo abrazo, él me abraza, y así entramos juntos en meta….y estoy con un nudo en la garganta, hasta le doy un beso, él me da otro, toda la gente aplaude, el speaker (este no era el del Tanatorio y si lo era, ya se había despertado) nombra primero a Rafa y luego a mí…..buff qué momento, emotivo cómo pocos, estoy en una nube, inolvidable. Nos dicen que hemos entrado en 12h 6m, pero a mí cómo si me hubieran dicho que en 14...el crono me la suda.

Y así, tras comer algo y un divertido viaje en bus jugando al “no cabemos en el túnel”, nos plantamos en Ainsa de nuevo. Nos duchamos, y ahora sí, vamos a por el Somontano. Antes cayó una jarra de medio litro de cerveza para cada uno, después la botella entera mientras cenábamos….yo que llevaba cierto tiempo sin tomar tanto alcohol, estoy cebollón perdido, pero mola, estoy muy muy feliz. Cogemos el coche, y antes de llegar al hotel vemos a los compañeros de Paterna…iban para la Plaza Mayor a tomar algo….y nos unimos a la fiesta…terracita en la Plaza Mayor bajo un cielo estrellado, más alcohol, y tertulia y risas hasta las tantas. Volvemos al hotel y descubrimos que nuestra tarjeta no abre la puerta de la habitación, a mí cómo estoy cebollón me da igual, todo me da risa, pego una meada en el río y le digo “Rafa, a dormir al coche”, pero él es más señoritingo y hace gestiones hasta que un tío con un pijama muy cutre nos abre la puerta de la habitación a eso de las 02’30 de la mañana….¡¡¡menudo día más intenso!!!

Y colorín colorado, este cuento casi se ha acabado….desde el km 51 hasta meta, y luego en la cena, hablamos mucho sobre lo de esperar o no esperar. Sí, cómo me dijo Rafa, ayer tuve un gran día deportivamente hablando, un día que igual no se repite y que debería haber aprovechado, me encontré francamente bien, algo que no es habitual en mí. Y por mucha vuelta que le hayamos dado al tema, no hay crono que supere la maravillosa sensación de entrar con mi amigo abrazados en meta, ninguno. Mi carrera no era hacer una hora menos, mi carrera fue la de ayer, la de acabar juntos, la de ser un equipo. Jamás había corrido un ultra completo con nadie, y nunca había entrado en meta acompañado de alguien con quien te sientes tan bien, con el que sientes tanta afinidad, con alguien a quien aprecias tanto, siempre entro sólo. Esa emoción que me llevé en esos 300 metros finales no se paga con nada, es el mejor regalo que te puedan hacer. Porque cómo siempre he dicho, son esos momentos, esas emociones y sentimientos, las que nos llevaremos de aquí; creo que cuando vaya a palmar, todos estos momentos llegarán a mi cabeza y algo dentro de mí dirá “sí, la vida tiene cosas feas y puede llegar a ser una mierda, pero solo por estos ratos, ya ha merecido la pena el viaje”. Creo que un ultra en compañía es algo que te une de una manera muy extraña y placentera.

Y ahora sí, este megarollo se acaba, y cómo en las películas, ahora toca dar las gracias: a ti que me mandaste wachaps, a ti que estuviste pendiente del Face, pendiente de ese seguimiento en vivo que no suele funcionar muy bien, también a ti, que aunque solo por un momento, me tuviste en tu mente y te preguntaste por donde andaría, gracias, un millón de gracias. Gracias también a todos los que ayer desde la organización, a los voluntarios, a los vecinos y habitantes de la zona, nos hicieron sentirnos queridos, cómo en casa. Y a ti especialmente Rafa, gracias por haberme permitido disfrutar de esto con alguien cómo tú, siempre te estaré agradecido. Por cierto, lo olvidaba: el circuito de una belleza increíble, no descarto volver.

Y cómo suelo decir, cruzar la meta no es el final de una carrera, sino el principio de la siguiente.

Gracias gente!!!

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