Publicado en Facebook el 6 de Agosto de 2015
Señoras y señores, niñas y niños, pequeños y grandes, con todos ustedes (tatatatachaaaaannnnnnnnnn): Una cena en Cienfuegos.
Sí, pese a que servidor es bastante paleto y pueblerino (si te fijas y te acercas lo suficiente a mí, aún podrás ver en mi cabeza las marcas de cuando me enroscaba la boina), alguna vez me ha dado por ver mundo y salir por ahí, y una de esas veces fue cuando junto a mi mujer y dos amigos, nos subimos a un avión rumbo a Cuba con la interesante misión de viajar de forma un tanto especial....nada de complejo y todo incluido, nada de turismo sexual (vomitivo ver a lo que se dedicaban muchos Europeos allí), dos semanas viajando en coche y alojándonos en hoteles y lugares donde los cubanos veranean, porque sí, ellos también salen de vacaciones, aunque no puedan salir de la isla; y qué mejor forma de conocer Cuba que veraneando junto a ellos, lejos de esas burbujas artificiales llamadas resorts, donde el único contacto que tendrás con un cubano, será cuando te sirva el mojito en la tumbona.
Y uno de los sitios que había que visitar era la preciosa ciudad de Cienfuegos; recuerdo que nos alojamos en un hotel llamado "Pasacaballo", el nombre era superrimbombante, y la verdad es que era un hotel "de lujo" (lo entrecomillo porque el baremo para medir el lujo es muy distinto al nuestro) que aquí no pasaría de ser algo muy cutre...eso sí, limpio estaba. Llegamos a mediodía y nos fuimos a la piscina...la pinta excelente, llena de turistas cubanos, nosotros destacábamos porque no pegábamos mucho, pero de eso se trataba, de integrarse...cómo digo la piscina tenía una pinta excelente, pero algo pasaba....el agua tenía un color así cómo turbio, algo no encajaba....y coño, claro que no encajaba, cómo que no llegamos a encontrar ni un solo sumidero o ningún chorro de esos que indicaran que la depuradora estaba haciendo su trabajo..por lo que nos salimos cagando leches.
Fuimos a comer allí mismo, terracita guay mientras los lagartos de colores (cómo molaban) pasaban a nuestro lado libres cómo el viento; al ser de fuera nos trataban cómo si fuéramos Onassis y sus cuñados, y cuando pedimos pollo para comer ya vamos, fliparon, y digo fliparon porque nos dimos cuenta de que a nuestro alrededor, todo el mundo tenía cómo menú principal gusanitos con ketchup que devoraban cómo si fuera un manjar.....comimos y nos fuimos al hotel a pegar una cabezada (creo, han pasado ya 11 años y tengo lagunas), y nos fijamos en que la ascensorista (sí, había una tía sentada en un taburete dentro del ascensor y tú le decías "al tercero" y ella apretaba el 3) estaba leyendo una revista cuyas hojas estaban amarillas....y es que la revista (era un "Pronto" o algo similar que algún turista le habría dado) tenía 10 o 12 años....recuerdo que le regalamos las dos o tres revistas del corazón que las girls habían comprado en Barajas y bueno, la chica más feliz que si le hubiera salido el euromillón (moraleja: no apreciamos lo que aquí tenemos).
Y digo yo...¿no os iba a hablar de una cena?....sí, joder cómo me enrollo.....
Vale, llega la tarde y pillamos nuestro coche y nos vamos a Cienfuegos city (el Pasacaballo estaría cómo a unos 10 o 15 kms de la ciudad), allí nos ponemos a visitar el casco antiguo (aunque bueno, en Cuba todo tiene ese olor a antiguo que te deprime y enamora a partes iguales) y poco a poco las horas van pasando; recuerdo que luego estuvimos caminando por la orilla de una especie de paseo marítimo o algo así donde hicimos muchas fotos, y en una de aquellas, y dado que mi amigo llebaba una réflex digital (era de las primeras de la época digital, yo llevaba una mierda de compacta que entonces era muy cara y moderna), tres chicas con una pinta un tanto estrafalaría se nos acercaron. Les había llamado la atención la cámara de mi amigo y le pidieron que si podía hacerles algunas fotos porque eran muy coquetas, cosa a la que accedimos con gusto. Eran muy simpáticas, una de ellas era más tímida que las otras dos, nos contaron que eran enfermeras (no os digo lo que cobraban porque en fin...) y que soñaban con currar lejos de Cuba, la cosa es que nos cayeron muy bien. Charrando charrando el sol nos iba diciendo que hasta luego y de pronto caímos en la cuenta...¡tenemos que cenar!.....habían varios restaurantes por allí, pero no nos acabábamos de decidir, hasta que nuestras nuevas amigas nos dijeron que si queriamos, tenían un familiar o un conocido o algo así que nos podría preparar una cena espectacular....y cómo todo el viaje era muy de improvisar, les dijimos que sí.
Quisiera aclarar en este punto, que el viaje a Cuba fue muy intenso emocionalmente hablando...era tal la cantidad de vivencias que cada día teníamos, que no me daba tiempo a asimilarlo, poniendo un símil, es cómo cuando con la cámara de fotos tiras una ráfaga y pese a que tú ya has soltado el disparador, las imágenes siguen grabándose en la tarjeta porque no es lo suficientemente rápida...así me sentía yo cada noche al irme a dormir, había vivido tantas emociones, había visto tantas cosas nuevas, había conocido a tanta gente, que no era capaz de asimilarlo...
Dicho esto seguimos con la cena....estas chicas nos llevan por la parte de atrás de unas casas, por una especie de pasillo, recuerdo que cruzamos una cocina y nos presentan a un tío....yo todo el rato pensando en "y ahora es cuando nos atracan y nos asesinan" pero no, el tío se presenta y nos dice que por 20 dólares por cabeza, en una hora nos preparan una cena espectacular con langosta y todo...le dijimos que sí y fuimos a pasear para hacer tiempo tras despedirnos de nuestras amigas, y a la hora aparecemos en el lugar señalado: una especie de cenador al final de un istmo, un lugar acojonante....para nuestra sorpresa, lo habían decorado con manteles, velas, habían puesto un montón de diversas frutas tropicales, jugos (zumos) naturales recién hechos....joder, flipante que en un hora hubieran montado eso. Y al lado, un radiocassete donde sonaba Julio Iglesias.....le dijimos a nuestro anfitrión (y es aquí donde os presento a Mandy, "el fajador de Cienfuegos") que el radiocassete lo podía apagar (yo le hubiera pedido que lo tirara directamente al mar, pero aunque paleto, soy educado), que gracias por el detalle, y Mandy nos dijo que siendo españoles pensaba que nos gustaría Julito....craso error el suyo.
Junto al fajador había otro personaje (no puedo definirlo de otra forma porque era un personaje), recuerdo que era más bajito que Mandy. Lo de "fajador" es un apodo que le pusimos porque todas sus conversaciones giraban en torno a lo mismo: en liarse a hostias con todo Dios. Toda la cena estuvo amenizada con las historias de Mandy y sus peleas, sus puñetazos, sus dientes rotos, sus extremidades fracturadas; bueno las suyas no porque al parecer Mandy ganaba todas las peleas en las que se metía, y el personaje de al lado solo hacía que darle la razón y asentir....las conversaciones eran del tipo "y aquella vez que estábamos de tragos y empezamos a fajarnos por la botella de ron..." y el pitufo ponía cara de "¿cómo no me voy a acordar?" y ale, ración de hostias en diferido. La cena estuvo muy bien, nos pusieron una especie de sopa o algo así, langosta, y mucho rollo tipo tropical....a veces yo lo pasaba mal porque las historias de Mandy me resultaban ridículas y me entraba la risa, y claro, con el alcohol más ridículo y gracioso me parecía todo, pero me daba miedo que me viera y que la siguiente hostia fuera para mí. Llegó la hora de pagar y más acojono por si los 20 dólares no eran suficientes...pero lo fueron....
Tras acabar la cena caimos en la cuenta de que había que volver al coche y que estaba a tomar por el mismísimo culo. Y una cosa era darte un buen paseo de día viendo edificios y tal, y otra irte a fer la má de noche y por ciertos lugares....pero tranquilos que Mandy lo soluciona: hizo sus gestiones y al poco tuvimos una flamante carroza digna de príncipes y reyes que nos devolvió a nuestro lugar de origen (en una foto está la preciosa calesa tirada por bellos corceles). Subimos al coche, mi amigo y yo delante y las mujeres detrás, y cuando parecía que la aventura había acabado, y cuando acabábamos de salir de la ciudad, nos paran tres o cuatro policías, nos rodean ametralladoras en mano, y nos piden la documentación.....siempre hemos pensado que al ir las mujeres detrás, pensaron que éramos dos salidos con dos jineteras (prostitutas) y cómo allí (en teoría) eso estaba prohibido....vale, ven los pasaportes, somos españoles nosotros y ellas, se relajan, nosotros también, y es entonces cuando nos piden la documentación del coche.....miro a mi amigo (él conducia), y mientras, dentro de mi cabeza escucho la canción esa del programa "1,2,3"....tutututútutututuutu...tutú... tutú....tutu.....ya
sabéis, la del relojito que indica que el tiempo está pasando y no
tienes ni puta idea de la respuesta.....y es que mi amigo había dejado
la documentación en el hotel.....de pronto yo tengo una visión: me veo
en una celda mugrienta donde dos polis sudorosos me están ahostiando,
empiezo a tener un sudor frío....ay madre que estos se nos
llevan......de pronto le decimos que los papeles están en el hotel, en
el Pasacaballo....y al oir está palabra reaccionan cómo si fuéramos
embajadores de la ONU que se alojan en el hotel más cool de Bruselas y
nos dejan seguir......uffff qué susto........a los 3 o 4 kilómetros otro
control y la misma historia, pero esta vez vamos al grano y decimos la
contraseña: "Pasacaballo" y de nuevo el "ooohhhh, clientes europeos del
Pasacaballo, a sus pies señores"......y ahora sí, por fin llegamos al
hotel.
Y sí, llegó la hora de dormir, y recuerdo que las habitaciones eran muy raras porque en un lateral que daba a la piscina, y por la parte de arriba, no había pared, por lo que si estabas agachado se estaba fresquito con el aire acondicionado, pero si te ponías de pié te pegaba un calorazo en la cara que alucinabas...y recuerdo que debía de haber una rana o sapo dentro de la habitación porque yo solo escuchaba un "croac, croac" pero claro, cómo arriba no había pared no tenía huevos a buscarlo no fuera a ser que se hubiera colado también un caimán o algo así y me zampara....por lo que me relajé en mi camita y me dejé llevar en los brazos de Morfeo.
¿Entendéis ahora por qué era imposible asimilar tantas cosas al final del día?....así de intensos eran los días en Cuba, una experiencia inolvidable.
Y colorín colorado, este tremendo rollazo se ha acabado....gracias por estar ahí.
Sí, pese a que servidor es bastante paleto y pueblerino (si te fijas y te acercas lo suficiente a mí, aún podrás ver en mi cabeza las marcas de cuando me enroscaba la boina), alguna vez me ha dado por ver mundo y salir por ahí, y una de esas veces fue cuando junto a mi mujer y dos amigos, nos subimos a un avión rumbo a Cuba con la interesante misión de viajar de forma un tanto especial....nada de complejo y todo incluido, nada de turismo sexual (vomitivo ver a lo que se dedicaban muchos Europeos allí), dos semanas viajando en coche y alojándonos en hoteles y lugares donde los cubanos veranean, porque sí, ellos también salen de vacaciones, aunque no puedan salir de la isla; y qué mejor forma de conocer Cuba que veraneando junto a ellos, lejos de esas burbujas artificiales llamadas resorts, donde el único contacto que tendrás con un cubano, será cuando te sirva el mojito en la tumbona.
Y uno de los sitios que había que visitar era la preciosa ciudad de Cienfuegos; recuerdo que nos alojamos en un hotel llamado "Pasacaballo", el nombre era superrimbombante, y la verdad es que era un hotel "de lujo" (lo entrecomillo porque el baremo para medir el lujo es muy distinto al nuestro) que aquí no pasaría de ser algo muy cutre...eso sí, limpio estaba. Llegamos a mediodía y nos fuimos a la piscina...la pinta excelente, llena de turistas cubanos, nosotros destacábamos porque no pegábamos mucho, pero de eso se trataba, de integrarse...cómo digo la piscina tenía una pinta excelente, pero algo pasaba....el agua tenía un color así cómo turbio, algo no encajaba....y coño, claro que no encajaba, cómo que no llegamos a encontrar ni un solo sumidero o ningún chorro de esos que indicaran que la depuradora estaba haciendo su trabajo..por lo que nos salimos cagando leches.
Fuimos a comer allí mismo, terracita guay mientras los lagartos de colores (cómo molaban) pasaban a nuestro lado libres cómo el viento; al ser de fuera nos trataban cómo si fuéramos Onassis y sus cuñados, y cuando pedimos pollo para comer ya vamos, fliparon, y digo fliparon porque nos dimos cuenta de que a nuestro alrededor, todo el mundo tenía cómo menú principal gusanitos con ketchup que devoraban cómo si fuera un manjar.....comimos y nos fuimos al hotel a pegar una cabezada (creo, han pasado ya 11 años y tengo lagunas), y nos fijamos en que la ascensorista (sí, había una tía sentada en un taburete dentro del ascensor y tú le decías "al tercero" y ella apretaba el 3) estaba leyendo una revista cuyas hojas estaban amarillas....y es que la revista (era un "Pronto" o algo similar que algún turista le habría dado) tenía 10 o 12 años....recuerdo que le regalamos las dos o tres revistas del corazón que las girls habían comprado en Barajas y bueno, la chica más feliz que si le hubiera salido el euromillón (moraleja: no apreciamos lo que aquí tenemos).
Y digo yo...¿no os iba a hablar de una cena?....sí, joder cómo me enrollo.....
Vale, llega la tarde y pillamos nuestro coche y nos vamos a Cienfuegos city (el Pasacaballo estaría cómo a unos 10 o 15 kms de la ciudad), allí nos ponemos a visitar el casco antiguo (aunque bueno, en Cuba todo tiene ese olor a antiguo que te deprime y enamora a partes iguales) y poco a poco las horas van pasando; recuerdo que luego estuvimos caminando por la orilla de una especie de paseo marítimo o algo así donde hicimos muchas fotos, y en una de aquellas, y dado que mi amigo llebaba una réflex digital (era de las primeras de la época digital, yo llevaba una mierda de compacta que entonces era muy cara y moderna), tres chicas con una pinta un tanto estrafalaría se nos acercaron. Les había llamado la atención la cámara de mi amigo y le pidieron que si podía hacerles algunas fotos porque eran muy coquetas, cosa a la que accedimos con gusto. Eran muy simpáticas, una de ellas era más tímida que las otras dos, nos contaron que eran enfermeras (no os digo lo que cobraban porque en fin...) y que soñaban con currar lejos de Cuba, la cosa es que nos cayeron muy bien. Charrando charrando el sol nos iba diciendo que hasta luego y de pronto caímos en la cuenta...¡tenemos que cenar!.....habían varios restaurantes por allí, pero no nos acabábamos de decidir, hasta que nuestras nuevas amigas nos dijeron que si queriamos, tenían un familiar o un conocido o algo así que nos podría preparar una cena espectacular....y cómo todo el viaje era muy de improvisar, les dijimos que sí.
Quisiera aclarar en este punto, que el viaje a Cuba fue muy intenso emocionalmente hablando...era tal la cantidad de vivencias que cada día teníamos, que no me daba tiempo a asimilarlo, poniendo un símil, es cómo cuando con la cámara de fotos tiras una ráfaga y pese a que tú ya has soltado el disparador, las imágenes siguen grabándose en la tarjeta porque no es lo suficientemente rápida...así me sentía yo cada noche al irme a dormir, había vivido tantas emociones, había visto tantas cosas nuevas, había conocido a tanta gente, que no era capaz de asimilarlo...
Dicho esto seguimos con la cena....estas chicas nos llevan por la parte de atrás de unas casas, por una especie de pasillo, recuerdo que cruzamos una cocina y nos presentan a un tío....yo todo el rato pensando en "y ahora es cuando nos atracan y nos asesinan" pero no, el tío se presenta y nos dice que por 20 dólares por cabeza, en una hora nos preparan una cena espectacular con langosta y todo...le dijimos que sí y fuimos a pasear para hacer tiempo tras despedirnos de nuestras amigas, y a la hora aparecemos en el lugar señalado: una especie de cenador al final de un istmo, un lugar acojonante....para nuestra sorpresa, lo habían decorado con manteles, velas, habían puesto un montón de diversas frutas tropicales, jugos (zumos) naturales recién hechos....joder, flipante que en un hora hubieran montado eso. Y al lado, un radiocassete donde sonaba Julio Iglesias.....le dijimos a nuestro anfitrión (y es aquí donde os presento a Mandy, "el fajador de Cienfuegos") que el radiocassete lo podía apagar (yo le hubiera pedido que lo tirara directamente al mar, pero aunque paleto, soy educado), que gracias por el detalle, y Mandy nos dijo que siendo españoles pensaba que nos gustaría Julito....craso error el suyo.
Junto al fajador había otro personaje (no puedo definirlo de otra forma porque era un personaje), recuerdo que era más bajito que Mandy. Lo de "fajador" es un apodo que le pusimos porque todas sus conversaciones giraban en torno a lo mismo: en liarse a hostias con todo Dios. Toda la cena estuvo amenizada con las historias de Mandy y sus peleas, sus puñetazos, sus dientes rotos, sus extremidades fracturadas; bueno las suyas no porque al parecer Mandy ganaba todas las peleas en las que se metía, y el personaje de al lado solo hacía que darle la razón y asentir....las conversaciones eran del tipo "y aquella vez que estábamos de tragos y empezamos a fajarnos por la botella de ron..." y el pitufo ponía cara de "¿cómo no me voy a acordar?" y ale, ración de hostias en diferido. La cena estuvo muy bien, nos pusieron una especie de sopa o algo así, langosta, y mucho rollo tipo tropical....a veces yo lo pasaba mal porque las historias de Mandy me resultaban ridículas y me entraba la risa, y claro, con el alcohol más ridículo y gracioso me parecía todo, pero me daba miedo que me viera y que la siguiente hostia fuera para mí. Llegó la hora de pagar y más acojono por si los 20 dólares no eran suficientes...pero lo fueron....
Tras acabar la cena caimos en la cuenta de que había que volver al coche y que estaba a tomar por el mismísimo culo. Y una cosa era darte un buen paseo de día viendo edificios y tal, y otra irte a fer la má de noche y por ciertos lugares....pero tranquilos que Mandy lo soluciona: hizo sus gestiones y al poco tuvimos una flamante carroza digna de príncipes y reyes que nos devolvió a nuestro lugar de origen (en una foto está la preciosa calesa tirada por bellos corceles). Subimos al coche, mi amigo y yo delante y las mujeres detrás, y cuando parecía que la aventura había acabado, y cuando acabábamos de salir de la ciudad, nos paran tres o cuatro policías, nos rodean ametralladoras en mano, y nos piden la documentación.....siempre hemos pensado que al ir las mujeres detrás, pensaron que éramos dos salidos con dos jineteras (prostitutas) y cómo allí (en teoría) eso estaba prohibido....vale, ven los pasaportes, somos españoles nosotros y ellas, se relajan, nosotros también, y es entonces cuando nos piden la documentación del coche.....miro a mi amigo (él conducia), y mientras, dentro de mi cabeza escucho la canción esa del programa "1,2,3"....tutututútutututuutu...tutú...
Y sí, llegó la hora de dormir, y recuerdo que las habitaciones eran muy raras porque en un lateral que daba a la piscina, y por la parte de arriba, no había pared, por lo que si estabas agachado se estaba fresquito con el aire acondicionado, pero si te ponías de pié te pegaba un calorazo en la cara que alucinabas...y recuerdo que debía de haber una rana o sapo dentro de la habitación porque yo solo escuchaba un "croac, croac" pero claro, cómo arriba no había pared no tenía huevos a buscarlo no fuera a ser que se hubiera colado también un caimán o algo así y me zampara....por lo que me relajé en mi camita y me dejé llevar en los brazos de Morfeo.
¿Entendéis ahora por qué era imposible asimilar tantas cosas al final del día?....así de intensos eran los días en Cuba, una experiencia inolvidable.
Y colorín colorado, este tremendo rollazo se ha acabado....gracias por estar ahí.
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